El año 2024 concluyó mejor de lo esperado en materia económica para el Valle del Cauca que venía con un dinamismo menor al promedio nacional y terminó con cifras más alentadoras.
Esto se dio, en parte, por el mejoramiento en la confianza y lo que generó el desarrollo de eventos como la COP16, que se realizó en octubre pasado, dejando un optimismo entre los caleños.
Al final, según el Indicador Mensual de Actividad Económica, IMAE, que miden el Banco de la República y la Universidad Javeriana, la región logró un empujón y habría crecido 1,9%, un dato más alentador frente al 0,3% del año 2023.
Esto es importante, en la medida en que ese impulso se refleje en oportunidades para los vallecaucanos en materia laboral, que se consolide un mercado con precios controlados y que el consumo de los hogares se mantenga.
Sin embargo, la región no puedo conformarse con un crecimiento de menos del 2%, porque no es suficiente para suplir las necesidades de los vallecaucanos, donde la pobreza todavía está presente en más del 26% de la población y el desempleo en Cali afecta a más del 10% de los habitantes.
Se requiere más, y en este objetivo tienen una gran responsabilidad los gobiernos locales, mucho más hoy cuando el Gobierno Nacional enfrenta una serie de retos fiscales que implican recorte en los presupuestos.
De ahí, que tanto el municipio de Cali como la Gobernación del Valle tienen una gran responsabilidad para mantener la dinámica que trae la economía y sobre todo generar la confianza suficiente para que la inversión privada en la región no se frene.
Ambos gobiernos tienen las herramientas, han apostado por cuantiosos créditos con los que se inyectarán importantes recursos a la economía local, pero el reto es que esos dineros se inviertan, no solo de manera adecuada, sino rápidamente.
No es en vano que muchos analistas han insistido en que la reactivación económica del país está en manos de las regiones y dependerá de la ejecución efectiva de los presupuestos.
En el Valle hay importantes obras en desarrollo, muchas en materia de infraestructura vial que implica encadenamientos productivos y la vinculación de muchas industrias. A esto se deben unir los proyectos que la Gobernación invertirá en los municipios y lo que la Alcaldía proyecta realizar con los $3,5 billones del empréstito avalado para su plan de desarrollo.
Si esto se hace bien, será una gran oportunidad para que la economía del departamento vuelva a ser importante, se genere la confianza suficiente para que las empresas no frenen sus proyectos y para que los hogares tengan la certidumbre también de seguir adelante con sus planes, ya sea en materia de educación, para comprar una vivienda, emprender un viaje o cualquier iniciativa para mejorar su calidad de vida.