Que se haya logrado un acuerdo de cese el fuego en medio del conflicto armado que Israel y Hamás libran en la Franja de Gaza es, sin duda, una positiva noticia para el Medio Oriente e incluso para el resto del planeta, que, ante el agravamiento de las confrontaciones, hace pocos meses temió estar ante el inicio de la tercera guerra mundial.
Es de reconocer el importante papel que los gobiernos de Catar, Estados Unidos y Egipto desempeñaron para concretar la tregua que finamente se anunció el pasado miércoles, más allá de que una de las partes, o ambas, haya accedido a la misma ante la supuesta presión ejercida por el entrante inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, como indican algunas versiones.
Lo que se necesita ahora es que la comunidad internacional respalde a los países mediadores en el propósito de lograr que tanto el Gobierno de Benjamin Netanyahu como el grupo extremista palestino mantengan el compromiso asumido y la tregua se haga efectiva a partir de este domingo 19 de enero.
Es necesario estar alerta porque, con el paso de las horas, el entusiasmo que el anuncio del acuerdo generó tanto en Israel como en Gaza se ha visto opacado por la continuidad de ataques como el que en la madrugada de ayer dejó a al menos 73 personas muertas en territorio palestino, así como por los incumplimientos de Hamás “para obtener concesiones de último minuto” que denuncia Tel Aviv.
La historia muestra que cuando el fin de un conflicto armado está a punto de concretarse, en cada bando suelen surgir fuerzas oscuras que intentan sabotear lo pactado para que la confrontación no se detenga. Y eso es lo que no se puede permitir en este caso, cuyo inmediato logro debe ser el retorno la próxima semana de 31 rehenes israelíes a sus casas y el retiro de las tropas israelíes de las zonas más pobladas de Gaza.
Sin embargo, lo que los países negociadores han dicho es que ese solamente sería el primer de tres acuerdos, al cabo de los cuales por fin la tranquilidad retornaría al Medio Oriente, puesto que con ellos se lograría el cese definitivo de todas las hostilidades entre Hamás e Israel.
De ahí la importancia de que la comunidad internacional, junto a instancias como Naciones Unidas, presionen a las partes para que avancen hacia el objetivo, al que se llegaría después del retorno de todos los israelíes que permanecen en poder del grupo terrorista palestino y del retiro total de las tropas de Netanyahu de la Franja de Gaza.
Es lo que se merecen las víctimas que se han producido desde el ataque que Hamás perpetró en Israel en octubre de 2023 y que dejó 1210 muertos, que a su vez derivó en una represalia que suma a 46.788 víctimas mortales en la Franja, sin contar los desplazados, los heridos y los capturados por cada bando.
En memoria de todos esos fallecidos y de sus familias, el mundo espera expectante que, tras las negociaciones que todavía no terminan de concretarse, el próximo domingo Hamás e Israel le den una oportunidad de paz a sus territorios.