Las cumbres sobre el medio ambiente suelen ser estériles a la hora de concretar las acciones que necesitan el Planeta y quienes lo habitan para garantizar su futuro. La esperanza es que esta COP16 sobre Biodiversidad realizada en Cali marque la diferencia, en ella se concreten acuerdos vinculantes que sí se cumplan y se avance en los objetivos trazados en el Marco Mundial Kumming-Montreal.

Los próximos cinco días serán cruciales. Ahora es cuando llegan a la sede de la decimosexta Conferencia de las Partes de Naciones Unidas sobre Biodiversidad, los jefes de Estado o sus delegados para firmar aquello revisado, discutido y negociado en la semana previa, que marcará lo que suceda con el patrimonio natural de la Tierra, con sus especies y con la misma Humanidad.

Lo primero es reconocer que la COP15, adelantada en Montreal, Canadá, significó un avance importante en el difícil camino para salvaguardar la diversidad biológica mundial. En esa Cumbre se logró que 196 países firmarán un acuerdo macro con las 23 metas que cada nación debe cumplir antes del 2050 para garantizar cuatro objetivos: salvaguardar la salud de los ecosistemas y las especies; hacer un uso sostenible de la biodiversidad; que los beneficios de la naturaleza tengan una distribución equitativa y se consiga la financiación anual necesaria para lograr esos propósitos.

En Cali se esperaba que la gran mayoría de naciones comprometidas presentaran sus planes estatales, pero al inicio de la COP16, apenas una treintena, entre ellos Colombia, lo habían hecho. Hay expectativa para conocer si otro centenar, como lo prometieron, los den a conocer antes del próximo viernes, cuando concluya la cumbre mundial.

Según ha dicho la ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad, quien presidirá la COP por los próximos dos años, hay avances en las negociaciones. El fin de semana se debieron aprobar “al menos dos reportes oficiales para la COP16, cinco documentos oficiales para el Protocolo de Cartagena (sobre los riesgos de la biotecnología) y cinco para el Protocolo de Nagoya (que proporciona un marco jurídico para la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados de los recursos genéticos”.

La financiación para lograr, por ejemplo, que el plan 30x30, el cual consiste en garantizar la conservación de al menos el 30% del planeta para el año 2030, es crucial. Se requieren como mínimo US$700 mil millones anuales para adelantar las acciones que permitan salvar la biodiversidad, pero la meta no se conseguirá sin el aporte de los países desarrollados, de la banca multilateral, los bancos regionales y el sector financiero privado.

La creación de un mecanismo multilateral sobre la distribución justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de la información digital sobre secuencias de recursos genéticos, así como el reconocimiento de los territorios tradicionales, y el respeto de los derechos de las comunidades ancestrales, locales y campesinas, también deberán ser resueltos en los próximos días.

El viernes, cuando concluya la COP16, se sabrá si Cali, además de ser la mejor y más cálida anfitriona de una cumbre ambiental, fue también el lugar donde quienes representan a los Estados y a la humanidad, lograron garantizar el futuro del Planeta y de las especies que lo habitan.