El presidente Petro ordenó al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Icbf, no comprar más Bienestarina para alimentar a los niños del país. Sin embargo, esto en la práctica no será posible, ya que hay más de un billón de pesos comprometidos durante seis años para la producción y distribución de este alimento.

Ese producto, que contiene una mezcla de cereales, leche entera en polvo, vitaminas y otros ingredientes, y ha sido suministrado a más de dos millones de niños, niñas y personas en general, que presentan condiciones de vulnerabilidad en el país.

El Icbf en su informe de gestión con corte al año 2021, señala que en el Compes 4049 de 2021 que se han destinado 1.18 billones de pesos para la producción, distribución ininterrumpida y gratuita de Bienestarina hasta 2027. Lo que significa que desde este 2021 se asegurará durante seis años su entrega mensual a 2.2 millones de personas en 1.100 municipios de todo el país.

Actualmente, la Bienestarina se produce en Colombia en dos plantas, una en Sabanagrande en el departamento del Atlántico y otra en Cartago en el departamento del Valle del Cauca. La harina de trigo, uno de los ingredientes con la que es elaborada, es el único ingrediente importado.

Le puede interesar: Bienestarina, el nuevo punto de discusión entre Duque y Petro


Según cifras entregadas por la entidad, desde el 2008 a marzo de 2022 se han entregado más de 370.000 toneladas de Bienestarina a por lo menos cinco millones de usuarios por año.

Algunos nutricionistas, como Cristian Murcia, han resaltado las propiedades de la misma, explicando sus propiedades nutricionales, y no es importada –en respuesta a uno de los argumentos de Gustavo Petro sobre su proceso de producción–.

Es así que Murcia, a través de un hilo de Twitter, explicó cada uno de estos puntos de manera detallada, entre los que señaló que “el uso de Bienestarina aportaría aproximadamente entre el 30 y el 50% la energía que necesita al día un niño. Por las condiciones geográficas del país, su distribución se facilita y sigue siendo una alternativa en los hogares”.

También señaló la importancia de que este producto alimenticio vaya de la mano con el Programa de Alimentación Escolar, PAE. Dos programas de suma importancia para el desarrollo de los niños y niñas en Colombia.

“La mejor alternativa siempre será, en el caso de la Bienestarina, una transición que permita acabar con la corrupción que impera en su distribución y dos acelerar el proceso de una política que avance en la garantía plena del derecho a la alimentación, que implique un trabajo articulado de todos los sectores, en cabeza de tres instituciones fundamentales para ello (Salud, Agricultura e ICBF). Solo así se podrá superar el asistencialismo alimentario, sostenido en la industria de alimentos y en la importación de los mismos”, concluyó el experto.