El poder de Rusia como potencia mundial, la legitimidad de la Otan y el prestigio de Occidente son los tres asuntos políticos que se mueven detrás de la invasión a Ucrania, que hoy completa un año.
Así lo asegura el politólogo Mauricio Jaramillo, quien considera que la credibilidad de Moscú “como una potencia que pueda establecer orden a las buenas o las malas en su zona natural de influencia ya está muy debilitada”.
En efecto, según él y otros analistas, los propios habitantes del país que es gobernado por el presidente Vladimir Putin desde hace 22 años tienen esa sensación, al punto que miles de rusos han sido detenidos por manifestarse en contra de la guerra.
De su lado, el analista político Jhon Mario González anota que es evidente que en Europa Central, compuesta por países como Polonia, Hungría y la antigua Checoslovaquia, se ha venido registrando “una progresiva occidentalización” que el Presidente de Rusia ha querido retraer “por la vía de la fuerza, incluido el chantaje nuclear, para rescatar el honor y la satisfacción para su pueblo”.
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“En el fondo, es una disputa entre el modelo occidental, liderado por Estados Unidos, y las pretensiones imperialistas que siempre ha tenido Rusia”, puntualiza.
Sin embargo, el analista anota que lo que suceda en Ucrania tendrá implicaciones para la amenaza iraní a la seguridad europea “y también manda un mensaje a Corea del Norte, en lo que corresponde a la seguridad de Asia del este, es decir, la amenaza que hoy le plantea Pionyang al mundo, amenazando a Corea del Sur y a Japón”.
De igual forma, en opinión de González, si Estados Unidos gana la guerra se frenarían por lo menos por algunas décadas las pretensiones de reunificación y expansionistas que tiene China en relación con Taiwán.
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Tal vez esa sea de las razones por las que el presidente norteamericano, Joe Biden, ha enfatizado en las últimas semanas sus reclamos contra Putin, al punto que el pasado lunes hizo presencia en suelo ucraniano y dijo enfáticamente: “Ucrania no será una victoria de Rusia, nunca”.
Posibles salidas
Para los expertos, la situación que se ha desencadenado en Kiev y otras ciudades invadidas hace un año por las tropas enviadas desde Moscú tiene tres eventuales escenarios de solución.
El primero es una posible victoria militar. “Parece poco probable, pero se tiene que plantear”, dice el internacionalista Jaramillo, si Ucrania recupera la región del Dombás. “No va a ser fácil, pero, con el apoyo de los blindados, sistema antimisil y aviones de combate que deberán llegar prontamente, no se sabe si lo pueda recuperar o si Rusia termine de consolidarse en esa región y se cansen ambos por el desgaste político”, agrega.
En el caso de que gane Ucrania, Jhon Mario González sostiene que “significaría el triunfo de Estados Unidos, de Europa Occidental y de Europa Central, y le daría estabilidad al mundo durante mucho tiempo y facilitaría la preservación de la libertad”.
No obstante, tampoco descarta que Moscú gane al menos algunos territorios a Kiev “y los presente a su pueblo como un triunfo. Es decir, que Rusia no salga humillada, lo cual significaría un riesgo permanente para Europa y para la seguridad mundial, además de la anulación de libertades en esos territorios y el riesgo de que se imponga un gobierno títere en Ucrania”.
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Ahora bien, para los expertos el segundo escenario de resolución de la guerra es una negociación.
Sin embargo, consideran que es “poco probable” que suceda en el tiempo inmediato, “porque ambos consideran que negociar en este momento implica una derrota. Es decir, no hay estímulos para negociar”.
Y el tercer escenario es que se registre un estancamiento de la guerra y se prolongue durante varios años, como ocurrió con Afganistán.
“Creo que es hacia donde nos estamos adentrando, según el curso de las últimas noticias”, sostiene el politólogo Jaramillo.
Y continúa: “Incluido el retiro de Rusia del Start, en términos nucleares, implicará una carrera armamentista en la que ambos se están preparando para una guerra de largo aliento, tanto Ucrania y Occidente como Rusia. Entonces, creo que es el escenario más probable, desafortunadamente”.
El politólogo González llama a esta tercera opción una guerra muerta y cita como ejemplo el conflicto entre Corea del Norte y Corea del Sur, “que apenas ha tenido un armisticio, pero realmente, en términos formales, todavía continúa”.
“Son conflictos que se prolongan a través del tiempo sin un ganador claro y ese es un riesgo grande y latente que hay en este momento en Ucrania”, plantea el analista.