El Ejército de Liberación Nacional ‘enterrará’ la que sería su última oportunidad para negociar la paz con el Gobierno de Gustavo Petro?, ¿qué hay detrás de tantos intentos fallidos de diálogo con esa guerrilla?, ¿tiene la capacidad militar para enfrentar al Estado?
Reforzando las críticas de quienes nunca han creído en su voluntad real de dejar las armas, el ELN parece empeñado en ‘burlarse’ de los intentos de los presidentes por llegar a una salida dialogada, han advertido en las últimas horas varios estudiosos del conflicto armado en Colombia.
Según ellos, desde el Gobierno de Alfonso López Michelsen (1974), ese grupo armado, que se creó con el propósito de tomarse el poder, ha aplicado un mismo ‘modus operandi’ en lo que a la paz se refiere, porque, aunque expresa su intención de negociar una salida a su participación en el conflicto armado, luego ‘dinamitan’ la voluntad del Estado con alguna acción militar.
“Los gobiernos han tenido intención de firmar la paz, pero el ELN claramente no es un grupo con el que sea fácil llegar a esos puntos, en particular porque, a pesar de tener un proceso de negociación, que en algunos casos ha avanzado, nunca hablaron de desmovilización. Entonces, el factor fundamental aquí es que al ELN no le interesa desmovilizarse y hacer la paz”, analiza Andrés Preciado, director de Conflicto y Violencia Organizada, de la Fundación Ideas para la Paz.
Esta vez no parece ser diferente y el atentado del pasado martes a la base militar en Puerto Jordán, Arauca, donde 3 soldados murieron y 24 resultaron heridos, lo confirmaría.
Para Juan Esteban Ugarriza, profesor de la Facultad de Jurisprudencia de la Universidad del Rosario, esta guerrilla “no está dispuesta a suspender sus acciones, que implican no solo un cese al fuego o los ataques a infraestructura civil y puestos de policía o militares, sino dejar de secuestrar, extorsionar o reclutar, un precio que no está dispuesta a pagar, y ahí está el problema de la concepción de qué es lo que se debe conseguir en las negociaciones”.
Y añade que “el ELN no está interesado en firmar una paz que requiera ni el desarme ni la desmovilización, que es lo que han buscado todos los gobiernos anteriores, y esta Administración en particular no le exige ni desarme ni desmovilización, pero sí el cese de hostilidades, que ellos no están dispuestos a aceptar”.
Aunque se esperaba que la Casa de Nariño anunciara el fin de la mesa de diálogos con esa organización armada, porque fue el mismo presidente Gustavo Petro quien dijo que el atentado en Arauca “prácticamente cierra el proceso de paz con sangre”, al día siguiente, la delegación del Gobierno para ese proceso anunció que las conversaciones quedaban suspendidas, pero no finiquitadas.
Al respecto, Calos Velandia, excomandante del ELN y actual promotor de paz, señala que “la suspensión es una forma de salvar los muebles de un naufragio. El Gobierno deja la puerta entreabierta y al ELN la responsabilidad de abrirla y pasar por ella. Deberá demostrar su voluntad, descongelando el diálogo, declarando la suspensión definitiva de la práctica del secuestro, liberando a los secuestrados en su poder y declarando un cese unilateral y permanente de las acciones armadas contra la Fuerza Pública y la suspensión de actos hostiles contra la sociedad”.
Agrega que “el estado de viabilidad severamente lesionada, del que habla la declaración del Ejecutivo, establece que ha sido causado por el ELN, lo que significa un daño que puede ser reparado, pero no con paños de agua tibia. El regreso de ese grupo a la mesa tendrá un costo qué pagar”.
Sin embargo, Ugarriza indica que “todos los gobiernos emplean una última oportunidad y siempre habrá una próxima última oportunidad y eso lo saben las guerrillas, y lo sabe el ELN. Entonces, no tienen problema de que ahora haya un ultimátum, porque posiblemente en la próxima Administración haya otro intento”.
¿Tienen capacidad militar?
Si bien al Ejército de Liberación Nacional se le han atribuido acciones militares de gran impacto a lo largo de su historia, siendo ahora la guerrilla más antigua de Colombia y habiendo logrado expandirse a Venezuela, las fuentes coinciden en que su época ya pasó y que está debilitado.
Según el senador y experto en conflictos armados Ariel Ávila, esta organización “hoy no es una gran amenaza, porque representa entre el 6 % o 9 % de las acciones criminales de los grupos armados grandes, aunque en algunos departamentos tiene capacidad de afectar”.
En ese sentido, Velandia comenta que esa guerrilla “ha perdido su músculo militar, porque no combate, desarrolla una guerra diluida, sin frentes de batalla y sin estructuras armadas permanentes; desarrolla modalidades de guerra de guerrillas con pequeñas unidades; no tiene capacidad para una confrontación bélica sostenida de gran alcance y tampoco tiene mandos capaces para ello”.
A su vez, Ugarriza analiza que, por lo menos desde el 2001 en adelante, el ELN cambió su concepción de guerra, en la que busca resistir y permanecer armado, más no tomarse el poder, como lo quiso en sus inicios.
“Ellos solo quieren prolongarse en el tiempo y utilizar ese acumulado militar y político para impulsar los cambios que consideran apropiados en los territorios, y posiblemente también ejercer control sobre esas zonas. Entonces, tienen la capacidad de resistir indefinidamente, porque ya no necesitan derrotar a nadie, sino resistir”, explica.
Sin embargo, Preciado considera que esa guerrilla “tiene una capacidad militar importante, que no se ha deteriorado significativamente en el último tiempo, y hasta se podría pensar que hay alguna consolidación, pese a que ha perdido algunas guerras, como la que tenía con el Clan del Golfo en el departamento del Chocó”.
Por ello, agrega que el ELN sí tiene la posibilidad de hacerle daño al Estado, pero que también tiene la posibilidad de derrotarlo militarmente. “Siempre ha tenido esa ventaja y superioridad, el problema es que la configuración del conflicto hace que sea muy difícil la eliminación total o la reducción del grupo a través de lo militar, y el ELN ha sabido acomodarse a esa desventaja”.
Finalmente, algunas fuentes coinciden en que probablemente sí haya más oportunidades de parte del Gobierno Petro para el ELN, pero que eso no significa que se vaya a salir de la crisis, máxime cuando esa guerrilla justificó el ataque de esta semana a incumplimientos de la Casa de Nariño.