Un total de 515 ataques a la libertad de prensa se registraron en Colombia durante el 2019, los cuales hicieron de ese año uno de los más difíciles para el ejercicio del periodismo en el país.
De la totalidad de los ataques, 137 correspondieron a amenazas, cuatro a secuestros y dos a homicidios.
Así lo dio a conocer la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), en un breve adelanto de su informe anual titulado ‘Callar y fingir: la censura de siempre’, que será presentado hoy en el marco del Día del Periodista que se conmemoró este domingo 9 de febrero.
El informe pretende vislumbrar los hechos amenazantes con los que tienen que vivir a diario los periodistas en Colombia.
Según Jonathan Bock, director ejecutivo de la Flip, las intimidaciones a reporteros se han incrementado en el país desde la firma de los acuerdos de paz en el 2016.
“Durante los últimos tres años fueron amenazados 583 periodistas en Colombia. En el trienio anterior, es decir, desde 2014 al 2016, esa cifra fue de 257”, citó Block del documento de la Flip y añadió que estas cifras ponen en alerta no solo a los comunicadores sino a las autoridades.
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Entre 1977 y 2019, la Flip ha registrado 159 asesinatos a periodistas en Colombia. De estos, 125 homicidios están en la impunidad (el 78.6% de los casos).
En departamentos como Arauca, Nariño y Putumayo, la mayoría de los comunicadores se han enfrentado a amenazas constantes, esto sin contar que han tenido que salir del territorio por el riesgo que corre su vida.
“Las disputas entre nuevos grupos armados han marcado zonas vedadas para la prensa: Caloto, Corinto y Miranda, en el Cauca; Llorente y la zona fronteriza con Ecuador, en el Pacífico; y varios puntos que empiezan en Arauquita y terminan en Puerto Asís, en Putumayo. Una serie de coordenadas que dibujan los puntos ciegos del país”, dice el documento de la Flip.
El caso más reciente reportado por la organización es el de Mauricio Lezama, quien llevaba varios meses grabando un documental en Arauquita, cuando dos hombres le dispararon en siete ocasiones ocasionándole la muerte el 9 de mayo del año pasado. Un mes después, también fue asesinado Libardo Montenegro, en Samaniego, Nariño, porque, al parecer, estaba organizando una manifestación para rechazar el regreso de la violencia a su municipio.
Nuevas formas de censura
El acoso judicial se ha convertido en uno de los lineamientos más firmes para censurar a los comunicadores. Prueba de ello, son las acciones legales que se interpusieron en contra del periodista y escritor Juan Pablo Barrientos, con el libro ‘Dejad que los Niños Vengan a Mí’. El texto relataba las irregularidades que hay al interior de la iglesia católica.
Entidades adjuntas a la iglesia, entre otras organizaciones religiosas, solicitaron a un juez que el libro de Barrientos fuera censurado. En primera instancia lo lograron pero, en segunda, recordaron la sentencia de la Corte Constitucional que alega el derecho a la libertad de prensa.
Este no es el único caso que se conoció en los estrados judiciales. En el alto tribunal reposa una tutela que interpusieron un grupo de periodistas, aduciendo que se les había vulnerado el derecho al trabajo y la libertad de prensa, cuando les prohibieron ingresar a una audiencia judicial que comprometía a un funcionario público con corrupción. Esa decisión está por deliberarse durante el primer semestre del año y está en manos del magistrado Carlos Bernal.
En materia de orden público, lo que también preocupa a Jonathan Bock, director ejecutivo de la Flip, son las constantes agresiones a las que se han enfrentado los periodistas que han cubierto las marchas convocadas por la ciudadanía, desde el pasado 21 de noviembre.
Lo que documenta la Flip es que 66 reporteros fueron agredidos durante el paro nacional. Además, lo que reposa en el documento es que las agresiones, por lo general, venían por parte de la Fuerza Pública, y estas a su vez, acompañadas de malos tratos físicos y daño del material grabado en sus aparatos electrónicos.
A la Flip también le preocupa que las agresiones aumentaron en dichas marchas con relación a las presentadas en el paro agrario, un escenario similar, ocurrido en 2013, en el que se registraron 40 agresiones a periodistas.
Preocupan despidos
Otro fenómeno no físico que aqueja a los periodistas son los masivos despidos que se vienen registrando en los medios de comunicación nacionales. La Flip tiene referencia de que en los últimos cuatro años han despedido a 1120 periodistas.
Para Bock, esta iniciativa promueve una clara violación al derecho a la libertad de expresión, dado que se cierran espacios que transmiten información de calidad. Durante 2019, el Tiempo Televisión cerró y junto a ello, más de 200 miembros del equipo periodístico quedaron desempleados.
La planta de la editorial El Tiempo también ha tenido despidos masivos, así como ha ocurrido con RCN TV.
Al respecto, lo que asegura Bock es que estás situaciones son perjudiciales tanto para el medio como para la ciudadanía, ya que se cierran los canales de información por donde se suele tener acceso a lo que ocurre en la cotidianidad.
De otro lado, para el director ejecutivo de la Flip está claro que hay una narrativa tendiente al despido de reporteros que hacen críticas en contra del Estado. “Hay presiones distintas que no son violentas”.
Por ejemplo, el columnista Daniel Coronell, quien ha sido acérrimo opositor de los Gobiernos y ha dejado en la luz pública más de una denuncia, también, en algún momento de su carrera, en 2019 se vio obligado a dejar de publicar sus columnas en la Revista Semana. Sin embargo, al cabo de unos días regresó.
Werner Zitzmann, director ejecutivo de la Asociación Colombiana de Medios de Información, en diálogo con RCN Radio, destacó que el cambio en el modelo de negocios terminó afectando los reporteros.
Consideró que la situación es “preocupante y más en una profesión como el periodismo, donde no son tantos los campos en los cuales se puede desempeñar un periodista y esa es una de las muchas angustias que tenemos en esta industria”.
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Según la Flip, en los últimos cuatro años fueron despedidas 1100 personas de medios de comunicación en Colombia.