“Así como fui vicepresidente de la República, pude terminar siendo un delincuente”, de este modo lo asegura Angelino Garzón para destacar lo humilde de su origen y las vicisitudes que tuvo que vivir hasta llegar a ser el segundo hombre más importante del Estado colombiano.

Angelino es hijo de una madre trabajadora y luchadora que sacó adelante a sus cuatro hijos con lo que vendía en su puesto de la Plaza de Mercado de La Alameda. “No conocí papá”, afirma Angelino al destacar el rol que su madre cumplió en su vida.

Fue caddy del Club Campestre, líder estudiantil, fundador de la CUT, miembro de la Asamblea Nacional Constituyente, ministro de Trabajo, gobernador del Valle, vicepresidente de Colombia y embajador en Costa Rica.

A sus 76 años advierte que no está retirado de la política y a pesar de los achaques de salud que ha padecido en los últimos años, su mente está más lúcida que nunca y advierte que no se ha retirado de la política y que espera participar de alguna forma en las elecciones de 2026.

¿Cómo fue su niñez?

Yo nací en un lugar muy pobre, mi mamá era una vendedora de plaza de mercado, hacía de mamá y papá porque yo no conocí a mi papá. Ella tenía cuatro hijos, éramos dos hombres y dos mujeres, y hasta hoy sigo preguntándome cómo logré llegar hasta donde he llegado, porque mi niñez fue llena de necesidad.

Yo recuerdo que cuando tenía cinco o seis años iba a la plaza del mercado de Buga y llevaba mercados, a mí me gustaba llevarle el mercado a la gente y la gente me quería y me daba unos pesitos por eso, y yo guardaba la platica, algo le daba a mi mamá, y me gustaba mantener platica en el bolsillo para mis necesidades, para ir al cine, para ir al estadio Azcárate Martínez, ahí jugué varias veces, incluso cuando estaba en la secundaria el Juventud de Buga me invitó a tapar en un partido. Yo en Buga preguntaba mucho, a cuanta persona veía le preguntaba porque creo que uno aprende preguntando y observando, y para mí fue muy importante tener como referencia a mi mamá, mi mamá era un ejemplo de trabajo, de solidaridad. Cuando mi mamá se vino para Cali nunca recibimos un subsidio del Estado, nunca, nosotros no conocíamos qué era tener un subsidio, por eso creo que para las personas son más importantes los derechos que los subsidios, porque los subsidios al final de cuentas son pasajeros y se prestan para muchas politiquerías, dicen: ‘Yo quiero darle el subsidio para tal cosa, pero vota por mí’,

¿Cómo hace una persona, que empezó como usted, para llegar a donde usted ha llegado?

Siendo agradecido con todas las personas que a uno le ayudan, porque hay un dicho popular español que dice que es de malnacido ser desagradecido. Uno tiene que ser agradecido, agradecido con la vida y con todas las personas que a uno le han ayudado, y aplicando el sentido común. Por ejemplo, cuando yo era dirigente sindical fui fundador de la central unitaria de trabajadores, tenía una pequeña diferencia con mis compañeros sindicalistas, que su aspiración era morir siendo dirigentes sindicales, yo le decía, ‘no, hombre, el sindicalismo es una opción que uno escoge para defender los derechos de los trabajadores’, pero uno no puede tener una profesión de sindicalista, uno tiene que estudiar, adquirir un título, a usted no le van a dar trabajo por haber sido sindicalista, a usted le dan trabajo si es ingeniero, si tiene un título profesional o si es técnico, sino no. Lo fundamental es no quedarse en el remolino del sindicalismo, sino estudiar, capacitarse y salir adelante, eso sí, siendo agradecido siempre.

¿Cómo fue su salto de Buga a Bogotá y hacia el protagonismo nacional?

Eso fue muy sencillo, mi mamá se vino a vivir a Cali, yo me quedé viviendo con mi hermana en Buga en condiciones muy difíciles económicamente; mi mamá se vino a Cali en busca de nuevos mercados, ella tenía un puesto en la galería que se explotó el 7 de agosto de 1956, entonces ella logró un puesto ahí en la galería Alameda. Ya se vino para Cali a vivir primero en el barrio Colón y yo me quedé estudiando, estaba haciendo el primero de bachillerato en el Colegio Académico de Buga. Yo me sentía muy solo, y así como fui vicepresidente de la República hubiera podido terminar siendo un delincuente, pero yo sabía que no era por el camino del vicio como uno podía salir adelante. Mis amigos en el barrio fumaban marihuana, algunos ya estaban metidos en la delincuencia, me invitaban a las cosas ilegales, yo les decía a los muchachos: ‘No, yo quiero estudiar y salir adelante’. Entonces vine a Cali y quedamos con mi mamá de que siguiera estudiando en Cali y así empecé a estudiar el tercer año de secundaria en el colegio Benjamín Herrera de Cali, eso me sirvió mucho para tener unas ideas liberales democráticas y tenía muchos profesores de izquierda. Ahí me volví dirigente estudiantil, comencé a oír hablar de Alfonso López, que era dirigente el MRL, del expresidente Guillermo León Valencia, de Gaitán, dirigente liberal; también de Carlos Holmes Trujillo, del caudillo liberal, y ahí hice tercero, cuarto y quinto. En el quinto me gustaba mucho el fútbol, yo era portero del equipo del Benjamín Herrera y me invitaban y entrenaba a veces con las divisiones inferiores del América o yo vivía en ese momento en Meléndez, en la parte alta, y Horizontes era en la parte baja, ahí quedaban las canchas donde entrenaba el América, era como la sede del América.

Angelino Garzón, exvicepresidente de la República. | Foto: Archivo

¿Entonces usted se graduó del Benjamín Herrera?

No, yo en quinto, por mi actividad estudiantil, me negaron la matrícula. Yo hablaba mucho con el rector y le decía: ‘Yo lo que estoy reclamando aquí son derechos para los estudiantes, y también para los estudiantes del Valle del Cauca’, y aproveché para volver a Buga. Fui al Académico de Buga, hablé con el rector y me dijo: ‘Con mucho gusto usted puede venir acá a estudiar, pero tiene que presentar exámenes de admisión’, y así termine sexto en el colegio Académico de Buga. Hoy digo que yo no era el mejor estudiante, pero tampoco era el más malo, era un estudiante promedio, y tenia y tengo una característica y es que me gusta escuchar, escuchar a los profesores, y tratar de confiar mucho en la memoria; a veces la memoria es puerca, como decía el papá de Betty, la fea, yo siempre he confiado mucho en la memoria, poco tomo notas, pero confío en la memoria.

Dicen que usted fue caddie de golf en el Club Campestre, cuénteme sobre eso.

Mi mamá compró un lote en la parte alta de Meléndez, estoy hablando de 1960, y se construyó una casita ahí, entonces vivíamos ahí en Meléndez alto. La mayoría de los jóvenes del barrio Meléndez eran caddies en el Club Campestre, como jugábamos fútbol juntos, un muchacho me dijo: ‘Por qué no va al Club Campestre a cargar tacos’. Yo le dije que no conocía nada de caddies, y me dijo: ‘Usted no necesita saber, usted carga los sacos y va aprendiendo, eso sí, va aprendiendo y uno termina siendo como un socio del jugador, y lo único que tiene hacer es aplicar el sentido común, no se vaya a poner a decirle mentiras al jugador porque lo engaña y lo hace embolatar’, porque el caddie es un ayudante del jugador de golf.

¿Usted dejó de ser de izquierda?

Soy ante todo un demócrata, y un demócrata tiene que partir de tener un norte ético. Para mí lo más importante no es un rótulo político o un rótulo ideológico, sino nortes éticos de cero tolerancia con la corrupción, con el despilfarro, con la violencia, y nortes éticos de cumplir con el valor de la palabra, uno tiene que cumplir con la palabra, no puede andar prometiendo lo que no puede cumplir, uno tiene que ser gobernante o dirigente político y decir sí a lo que puede cumplir y no a lo que no puede cumplir, eso es un demócrata, y respetar la diversidad política y social de la gente. Yo no tengo por qué preguntarle a una persona de qué color político es o a qué sector social pertenece para que seamos amigos, ni mucho menos, eso me parece a mí inaudito, y cuando se es gobernante hay que procurar evitar los radicalismos en contra de determinados sectores de la población.

¿Usted cree que Gustavo Petro es un demócrata?

Creo que Gustavo Petro tiene un deber, él prometió muchas cosas en la campaña, le tocó ahora como presidente cumplirlas. Él dice muchas cosas que pueden ser interesantes, pero se le olvida una cosa, que es el presidente de Colombia, desde el 7 de agosto de 2022, ytiene el deber de que si la gente está desempleada, él tiene el deber de trabajar por el empleo de la gente, y por lo tanto tiene que saber cuáles son sus aliados más importantes para conseguir empleo, pues los aliados más importantes para cualquier gobernante para conseguir empleo son los empresarios del sector privado, y los aliados más importantes para un gobernante para mejorar la finanzas públicas son los empresarios, porque son los que pagan impuestos altos, de modo que uno no puede construir una democracia agrediendo a sectores de la población, sino dialogando y facilitándoles su trabajo.

¿Qué piensa de la reforma laboral que ha presentado el Gobierno?

Cualquier proyecto de reforma laboral debe ser el resultado de un diálogo entre empresarios trabajadores y gobierno, no se trata de quedar bien con el uno y mal con el otro, se trata de que dialoguemos. Creo que en Colombia hay cosas que son prioritarias, por ejemplo, una prioridad en Colombia es encontrar estímulos para los trabajadores que trabajan horas nocturnas o en la noche, o encontrar estímulos también para los empresarios para que generen empleo, para que generen trabajo, para que generen riqueza por el país. Creo que esa parte ha faltado mucho en la reforma laboral, más diálogo, escuchar más a los empresarios, a los trabajadores, porque hay un dicho que dice que “no por mucho correr se llega más temprano”, nada nos ganamos si yo quiero darle este derecho al trabajador y afecto la otra parte, que son los empresarios, nada nos ganamos, esto tiene que ser como un acuerdo, eso es posible. Lo otro es que creo también que en Colombia hay que encontrar un acuerdo que permita acabar con la vagabundería en la división sindical. Es que hoy, por una sentencia de la Corte Constitucional en el año como de 1999, en cualquier empresa colombiana puede existir cualquier número de sindicatos; hoy tenemos entidades de Colombia en las quw existen más de 50 sindicatos, y eso se volvió una vagabundería. El acuerdo es: volvamos a tener máximo tres sindicatos y encontremos mecanismos de protección al trabajador, que al trabajador no se le despida por sus actividades sindicales ni por sus opiniones políticas; si es un mal trabajador, pues listo, se va, si no es mal trabajador pues protejámoslo, ese es un acuerdo fundamental en Colombia, de tal manera que no termine siendo el sindicato un negocio para los trabajadores.

Angelino Garzón, exvicepresidente de Colombia.

Una de las mayores críticas que le hacen a esta reforma es que protege al empleado que tiene puesto, pero que no ayuda a generar empleo. ¿Usted coincide en esa crítica?

Lo que necesitan más en Colombia es un acuerdo por el empleo. ¿Y con quién se tiene que hacer ese acuerdo? Con los empresarios, con los medios de comunicación, con el Sena, con las cajas de compensación familiar, y hay que encontrar estímulos para los trabajadores. Es que a un trabajador se le puede estimular no necesariamente con ayudas económicas, facilitemos que ese trabajador y su familia, porque siempre que hablamos del trabajador tenemos de él y su familia y los demás que son su familia, en materia educativa, en materia de salud, en materia de recreación social, en materia del turismo social, por ejemplo, como facilitamos que un trabajador pueda ir una vez a un buen restaurante o a un sitio para su recreación social, es lo que llama turismo social. Las empresas son casas comunes donde tienen que convivir armoniosamente empresarios, trabajadores y directivos de las empresas, y tiene que haber una armonía entre empresario y los sindicatos; tiene que haber un diálogo y una cooperación por una sencilla razón: si se acaba la empresa, se acaban los trabajadores y se acaban los sindicatos, o sea, todo sindicato tiene que tener en su agenda de trabajo el presente y futuro de la empresa. Entonces, antes de hacer cualquier acción sindical, hay que pensar si es justa o es injusta, y pensar en el futuro de la empresa.

¿Hay sindicatos que dan la sensación de que quieren es acabar la empresa?

Sí, yo creo que de todo hay en la viña del Señor, como se dice, entonces hay algunos dirigentes sindicales muy radicales, pero también hay algunos empresarios muy radicales que la palabra sindicato es como si les mencionaran al diablo.

La vicepresidenta suele acompañar al presidente Petro durante las marchas que promueve el Gobierno. | Foto: Sebastian Barros/NurPhoto

¿Qué opina del papel que ha desempeñado Francia Márquez como vicepresidenta?

Los que ocupamos el cargo vicepresidente tenemos que tener en cuenta que hay un mandato en la Constitución Política Nacional del 91 que dice: en Colombia existirá un vicepresidente que cumple funciones que define el presidente de la República. Yo creo que ella al principio no era como muy consciente de eso, o sea, uno como vicepresidente hace lo que el presidente le manda a uno, o lo que uno acuerde con él, como yo lo hice al final con Juan Manuel Santos; por eso a veces cuando se elige un vicepresidente la gente se hace muchas ilusiones, y los que son candidatos a la Vicepresidencia deben tener demasiada prudencia para no crear falsas expectativas. De pronto ella por falta de experiencia se creó muchas falsas expectativas sobre el cargo de vicepresidente. Ella es una buena mujer, pero tiene que aprender más sobre los asuntos del Estado. Los asuntos del Estado son complejos, y uno en el Estado tiene que tener en cuenta algunas normas jurídicas y constitucionales, o sea, eso no es una tienda de mecato.

¿Cree que Francia ha unido el país o ha estado en el plan de polarizar?

Hay un deber constitucional y democrático de todo gobernante a nivel local, regional o nacional, tenga el color político que tenga, y es que tiene que ser un factor de unidad, de diálogo y entendimiento con todos los sectores políticos y sociales. Uno no puede ladear para un lado. Yo tengo un origen muy humilde, pero mi origen muy humilde no me da derecho para ladearme solamente para un solo lado. Si yo quiero beneficiar a los trabajadores, tengo que entender que como gobernante lo puedo hacer si me entiendo mejor con los empresarios; si me pongo a atacar a los empresarios, va a ser muy difícil que pueda beneficiar a los trabajadores. Desde el Gobierno nacional, incluyendo al presidente y la vicepresidenta, deberían tener un camino de diálogo y entendimiento con diversos sectores políticos y sociales. Uno cuando es gobernante tiene que olvidarse de quién votó por uno y quién no; uno tiene que tratar a todo el mundo por igual. Ya las elecciones pasaron. Cuando se es gobernante, se es para toda la población, no para un sector de la población.

¿Cómo ve a Cali?

Jorge Iván Ospina, alcalde de Cali, defendió a Francia Márquez. | Foto: Alcaldía de Cali - A.P.I.

El alcalde de Cali tiene un deber, el deber de si le toca decirles NO a algunos familiares o a algunos personajes dígales no. Es que la lucha contra la corrupción presupone eso, la lucha contra el despilfarro presupone eso, con los primeros que uno tiene que luchar como gobernante en la lucha contra la corrupción y el despilfarro es contra su propia familia, y también contra sus propios copartidarios o amigos. Yo tengo una familia muy humilde y cuando fui gobernador del Valle me decían: ‘Angelino, necesitamos que nos dé trabajo’, y yo les decía que no podía darles trabajo porque no lo permite la ley, y yo mejor les ayudaba de mi salario, eso no es fácil. Uno cuando es gobernante tiene que decir SÍ a lo que puede cumplir de acuerdo con la ley, y no a lo que no puede cumplir de acuerdo con la ley. Eso es lo que le pediría al alcalde de Cali, y lo digo públicamente porque Jorge Iván Ospina es un buen hombre; por ejemplo, él debería tener una labor más de diálogo, más de apertura con el diario El País. Cuando yo fui gobernador se me hicieron críticas como gobernador, pero yo por eso no iba a entrar a desautorizar o a descalificar a las personas.

¿Usted está decepcionado de Ospina?

No, yo tengo cariño por Jorge Iván Ospina, pero creo que por encima de la familia o por encima de ciertos amigos, están los intereses de la población de Cali, está Cali, y creo que Jorge Iván Ospina está todavía a tiempo de decir: ‘Hago una limpieza aquí en la casa y llamo a un diálogo por Cali, a un gran acuerdo por Cali’, y obviamente respetar a los candidatos o candidatas a la Alcaldía, y al que gane pues ayudarle.

¿Le gustan algunos de los candidatos que hay para la Alcaldía?

En lo personal tengo buena relación con casi todos, y creo que lo mejor es esperar un poco, esperar a que se inscriban, porque uno va a saber cuáles son definitivamente los candidatos a la Alcaldía de Cali el 29 de julio, ahora hay como 20.

¿Quién cree usted que es un zarrapastroso aquí en Colombia en el día de hoy?

Es que esa palabra está en la literatura española de hace 500 años, ahí se hablaba de zarrapastrosos y desheredados. En España es muy común decir que hay que evitar pertenecer al grupo de los desheredados o de zarrapastros. Zarrapastroso es una persona que está completamente dejada, o sea, en condiciones de miseria extrema, eso también en la literatura española se llaman desheredados, y porque yo dije que uno no debía vivir como un zarrapastroso me la montaron, y yo tampoco me iba a poner a pelear por eso. Eso está en la literatura española y en la cultura española.

¿Se retiró de la política?

No, yo no me he retirado de la política ni mucho menos; al contrario, hoy tengo más libertad para decir cosas y para expresar opiniones que antes no podía hacer. Yo aspiro llegar en 2026, primero, siendo columnista del diario El País; segundo, en 2026 cumpliré 80 años de edad y aspiro llegar bien físicamente y de salud, me siento bien físicamente.