Tras la masacre de 7 Policías entre ellos tres auxiliares en San Luis, zona rural de Neiva, el presidente de la República, Gustavo Petro, aseguró éste sábado que la Policía no podrá volver a enviar a jóvenes entre 18 y 20 años a esas zonas de conflicto armado.

Petro estuvo durante toda la mañana del sábado en el corregimiento de San Luis, en donde el viernes se produjo el atentado por un grupo, al parecer de las disidencias de las Farc, que atacó el camión en el que se desplazaban.

Al mandatario le acompañaron los ministros de Interior, Alfonso Prada y Justicia, Iván Velásquez, como también los altos mandos de la Policía y del Ejército que estuvieron además conversando con la comunidad.

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Petro sostuvo que “no puede haber más auxiliares de Policía en las zonas de conflicto, hay que cuidar esa primera juventud de 18 a 20 años”, precisó además que esos muchachos deben tener más capacitación para poder estar en zonas de alto riesgo.

Respecto a qué grupo fue el autor del atentado, Petro sostuvo que la investigación muestra una altísima probabilidad que fueron los disidentes de las Farc, porque según recordó esa zona fue de los origines de esa guerrilla, en donde estuvo incluso su jefe máximo Manuel Marulanda Vélez.

El presidente indicó además que la responsabilidad recaería sobre las disidencias Dagoberto Ramos o la Ismael Ruiz, “una organización más cercana al territorio.

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Lamentó además el mandatario que esa región está afectada por no tener conectividad, lo cual afectó además a la Policía. Explicó que el auxiliar que se salvó estuvo escondido pero no se pudo comunicar.

Indicó que en la zona hay una clara falta de inversión del Estado, al punto que la gente de la región asegura que la carretera, la única vía de comunicación, el último que estuvo trabajando en ella fue Manuel Marulanda.

Petro anunció además que se acordó que los municipios que hasta antes de la firma del acuerdo de paz se consideraban zonas de conflicto, se deberán seguir considerando en la misma categoría, esto porque hay nuevo actores del conflicto que esperan tomarse el control de los mismos.