El argumento del embajador de Colombia en Estados Unidos, Juan Carlos Pinzón, de que “la ropa sucia se lava en casa”, en referencia al encuentro entre los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana con el mandatario estadounidense Donald Trump, parece estar revaluado.
Eso, al menos, es lo que creen varios expertos consultados por Colprensa para quienes hoy el mundo está tan globalizado, que la diplomacia no puede ser la excepción. Y no se refieren precisamente a la llamada ‘diplomacia paralela’ que ejerce la oposición política, sino en general a la relación oficial de Colombia con los demás Estados del mundo.
“El mundo es una aldea global. Lo que sucede aquí se sabe en todos los países en tiempo real, y viceversa. Eso de que ‘la ropa sucia se lava en casa’ hay que revisarlo, porque hoy la casa es una aldea global”, sostiene el exembajador y exministro Fernando Cepeda Ulloa.
El analista dice que con el ‘Plan Colombia’ —que inició Pastrana y lo continuó Uribe y lo extendió Santos— lo que se hizo fue internacionalizar el conflicto armado colombiano, el acuerdo de paz y ahora el posconflicto. “Entonces no tiene nada de raro que dos expresidentes se reúnan con otros líderes mundiales para darles su opinión personal sobre estos temas que son ampliamente conocidos por todos los gobiernos del mundo”.
En ese sentido, el excanciller Fernando Araújo Perdomo considera que “está bien hecho” que dos exmandatarios que han venido trabajando unidos -promovieron el ‘No’ al plebiscito- y que “encarnan la oposición real en Colombia”, se hubieran reunido con el Presidente de Estados Unidos.
“Los canales diplomáticos son variados, no se circunscriben solo a los encuentros oficiales entre presidentes sino a los canales paralelos para que los líderes mundiales tengan información de primera mano distinta a la versión oficial”, explica Araújo.
Recuerda que, durante el Gobierno de Uribe, en esa época Santos, quien era ministro de Defensa, “aparecía en foros internacionales contrariando las directrices del gobierno, actuando según sus propios intereses políticos. Entonces que no se rasguen las vestiduras pues esa diplomacia paralela, además de ser efectiva, se hace en todo el mundo”, advierte.
Los dos expertos coinciden en que este episodio no puede equipararse con lo hecho por la entonces senadora Piedad Córdoba cuando en un foro internacional en México les pidió a “los gobiernos progresistas de América Latina romper relaciones diplomáticas con Colombia”.
“Ni el presidente Uribe, ni el presidente Pastrana han planteado romper relaciones con Colombia. Otra cosa es presentar su visión del país ante el Congreso de Estados Unidos y ante su presidente, como lo han venido haciendo”, dice el excanciller.
“Tenemos que dejar ese parroquianismo decimonónico que nos está matando. Esa diplomacia paralela es normal. Cuando yo era embajador en Francia, a donde iba estaba la oposición política, las ONG, haciendo lobby en contra del Gobierno. Eso es normal”, señala Cepeda Ulloa.
¿Derrota diplomática?
Para el embajador Pinzón, el encuentro Pastrana y Uribe con Trump no fue “un revés diplomático”, pues se trató de un “encuentro informal”, y agregó este fue “un error político” de la oposición del Centro Democrático.
El analista Alirio Villamizar dice que, efectivamente, no se puede calificar ese encuentro como un “revés” de la embajada en Washington, sino más bien que “supieron aprovechar políticamente una reunión, por corta que hubiera sido, para darle a un encuentro de pasillo una connotación política de fondo”.
De hecho, agrega que “encontrarse a un presidente republicano y saludarlo por unos minutos, fue una bendición para Uribe y Pastrana. Ellos seguirán moviéndose así en el escenario internacional que cada vez tiende más a la derecha… están en su legítimo derecho de hacerlo”.
Por su parte, el excomisionado de Paz de Pastrana, Camilo Gómez, manifestó que la reunión tripartita, así no se conozcan sus alcances “es de enorme importancia” porque permite presentarle al presidente más poderoso del mundo “una visión distinta a la oficial. Es que no existe la diplomacia paralela, la diplomacia es una sola, y eso fue lo que hicieron los dosexpresidentes”, señala.
Claramente, para el ex Comisionado de Paz “esto fue una derrota contundente para el embajador en Washington, pero también para la cancillería. La diplomacia colombiana se quedó corta frente a la tragedia que viven nuestros hermanos venezolanos, pero sí hace todo un escándalo frente a una reunión de tres Presidentes. ¡Qué vergüenza!”.
Pero más vergüenza hubiera sido, en opinión del exministro Cepeda Ulloa, si Pastrana o Uribe le hubieran comunicado de esa reunión al embajador Juan Carlos Pinzón. “¿Qué hubiera podido hacer el embajador? ¡Nada!, y si hubiera llamado a la Casa Blanca a pedir que no fueran atendidos hubiera pasado la peor vergüenza diplomática de nuestra historia”, afirma.
La otra verdad
Frente al tema, dos visiones totalmente opuestas tienen los congresistas Iván Cepeda, del Polo Democrático, y el representante Edward Rodríguez, del Centro Democrático.
Ambos están de acuerdo en que, incluso, la diplomacia es hoy un tema globalizado, pero difieren en cuanto al método que se utiliza para hacer el lobby paralelo a la política de relaciones exteriores.
“Lo que han hecho Pastrana y Uribe no es otra cosa que ‘lagartería’ internacional mediante artimañas y tretas, diciendo grandes mentiras y verdades a medias para obstruir el proceso de paz, y eso lo muestran como un gran triunfo diplomático de la oposición”, indica el senador.
Por su parte, el representante Rodríguez sostiene que si bien el encuentro de los expresidentes colombianos con Donald Trump “fue una reunión social”, eso le permitió al Centro Democrático y al expresidente Pastrana “mostrar la otra verdad de Colombia: la desinstitucionalización de la democracia, la entrega del país a las Farc, la impunidad, etc”.
Pero mientras Cepeda dice que “Uribe y Pastrana cultivan el silencio sobre una reunión social”, Rodríguez considera que “el Centro Democrático tiene un activo Comité de Relaciones Internacionales, que quiere mostrar la otra verdad sobre Colombia en Estados Unidos y Europa y a nuestros vecinos latinoamericanos”.
En lo que coinciden todas las fuentes consultadas por Colprensa, es en la efectividad de esa diplomacia paralela que hace apenas unos años parecía estar reservada exclusivamente a los movimientos sociales y las ONG que por naturaleza se oponen a las políticas del gobierno de turno.
Y también advierten que, al margen del contexto de la reunión tripartita, el hecho será aprovechado políticamente por la oposición, más aún cuando ni siquiera hay una fecha tentativa para el tan anhelado encuentro Santos-Trump.