En ese tipo de ataques a la prensa (los del Presidente), la gente debería tener un pensamiento crítico de si lo que está diciendo ese líder de opinión es verdad. ¿Qué sea una campaña de desinformación? No veo que así sea”.

Así se refiere el psicólogo y líder de investigación Jaime Unda sobre los recientes ataques de Gustavo Petro a los medios de comunicación nacionales en los que asegura que estos difunden mentiras en su contra.

El investigador, quien fue invitado a Cali por la Universidad Icesi para hablar sobre el Detox Information Project, la primera herramienta en Colombia sobre alfabetización para combatir la desinformación, habló con El País sobre los riesgos de esas prácticas en el contexto electoral.

Jaime Unda indica que las elecciones territoriales son un escenario donde frecuentan estas acciones. | Foto: David Estrada Larrañeta

¿De qué forma el público puede identificar las noticias falsas?

Ese es un gran reto. Existen diversas herramientas, los fact checkers son los más famosos, el problema es que los seres humanos tenemos sesgos cognitivos, esa palabra se ha vuelto muy famosa, las personas dicen “estás muy sesgado”, y son errores de juicio que hacemos los seres humanos. Si hay algo que nos dispara mucho las emociones, nos provoca reproducir más esa información.

Identificar las noticias falsas suele tener unas características: si la información se dirige mucho a nuestras emociones, si divide entre buenos y malos, uno debería desconfiar. Pasa muchísimo que las noticias que no son ciertas suelen ser más simples, por ejemplo, si estamos hablando de una problemática nacional muy compleja, suelen echarle la culpa a un grupo de personas de una ideología.

¿Desde dónde es más frecuente que vengan esas estrategias de distorsión de la información?

El ámbito en el que más ocurre es en la política, y más, cuando estamos en contextos electorales, porque las personas quieren favorecer a un candidato o a un grupo ideológico. Sin embargo, hay noticias falsas en todos los ámbitos. Si uno se fija, por ejemplo, en la política, lo que se ha visto es que la desinformación viene de lado y lado, tanto de las personas que se consideran de izquierda, como las de derecha. No se debe solo a un grupo.

¿Cuál es la responsabilidad del público en esos escenarios?

Toda. Hay un problema y es que hemos tenido esa idea de que las plataformas y el Estado deberían regular, pero eso no siempre va a pasar.

Investigaciones han mostrado que cuando a las personas le dicen que cierta noticia es falsa, a los dos meses no se acuerdan y piensan que es verdadera, entonces los fact checkers, que son muy importantes en el periodismo, en temas psicológicos no generan un cambio drástico.

Lo que necesitamos es que las personas tengan herramientas que las hagan dudar de la información falsa, y eso es lo que hacemos nosotros en el proyecto, es basado en las ciencias del comportamiento, y es ¿por qué las personas se comportan como se comportan?, ¿por qué piensan como piensan?, y analizamos cómo podemos intervenir para que tengan comportamientos que les generen mayor bienestar, entre esos, no creer noticias falsas.

¿Cómo ve el escenario colombiano ante esa problemática?

Muy similar a lo que está pasando en el resto del mundo, las noticias falsas tienen la característica de generar división entre las personas, y esa división utiliza un mecanismo psicológico que se llama mentalidad de manada. Los seres humanos nos comportamos en grupos, porque nos sentimos más protegidos. Para que eso funcione, la evolución nos ha dado la idea de ‘protejamos a los nuestros y los otros pueden ser enemigos’, entonces las noticias falsas van a eso, a qué estamos pidiendo, si me identifico de izquierda o de derecha como enemigo, o al contrario. Las noticias falsas en Colombia tienen mucho poder, y lo hemos visto en las últimas elecciones nacionales.

Lo mismo pasa en el mundo, está sucediendo en Estados Unidos, que entra a la carrera por la Presidencia, pasó con el Brexit (salida del Reino Unido de la Unión Europea), está pasando en todas partes y tiene las mismas características.

El presidente Gustavo Petro ha asegurado que los medios están en una campaña de desinformación en su contra. ¿Cree que eso es cierto?

Cuando las personas tienen poder y son líderes de opinión tienen un impacto muy fuerte sobre quienes los siguen, eso se llama efecto mensajero, el problema es que ellos creen que lo que está diciendo esa persona que admiran es muy confiable, no quiero decir que todo lo que dice el Presidente u otros líderes de opinión no sea confiable, pero en ese tipo de ataques a la prensa, la gente debería tener un pensamiento crítico de si lo que está diciendo ese líder de opinión es verdad. ¿Que sea una campaña de desinformación? No veo que así sea, no cumple con las características.

Presidente Gustavo Petro | Foto: Presidencia

¿Por qué difundir noticias falsas se vuelve una estrategia electoral?

Hay varias razones. Una de las más fuertes es que las noticias falsas buscan crear un manto de duda sobre el oponente. Durante las elecciones es común ver que los candidatos botan afirmación sin sustento sobre otros, haciéndolos quedar mal frente al público. La consecuencia es que aunque esa afirmación viene sin sustento, ya quedó sobre esa persona, y como los seres humanos funcionamos a través de asociaciones rápidas, cuando nos mencionen el nombre del candidato sobre quien se creó ese manto de duda, pensamos es en lo malo que se dijo. Eso reduce la posibilidad de que ese candidato tenga apoyo popular, que lo que diga sea tomado con desconfianza y se dude de su idoneidad.

La época electoral se presta para empezar a generar esa falta de veracidad sobre las personas, se presenta la duda de qué tan buenos son en términos morales, porque creemos que tienen que ser perfectos para que lideren.

La poca favorabilidad que ha mostrado en las encuestas el Alcalde de Cali ha generado que cercanos a él empiecen a apartarse. ¿Esas personas tendrían menos posibilidades de ganar popularidad?

Es un campo muy particular de la psicología social, no creo que tengan menores posibilidades, lo que pasa es que hay un sesgo cognitivo que se llama efecto halo. Cuando a las personas les muestran un perfume que nunca han olido y lo ponen al lado de una mujer o un hombre que admiran, entonces creerán que es bueno. Es algo automático que hace el ser humano, una situación similar pasa con las personas que uno cree que están untadas de algo malo. Si un candidato está ‘untado’ de la persona a la que no quieren, en este caso el Alcalde, voy a pensar peor del candidato, puede pasar, aunque ese no es un factor determinante.

Jorge Iván Ospina, alcalde de Cali | Foto: NELSON RIOS

¿Hay algún marco legal que sancione esas prácticas?

La injuria y calumnia es lo que más se utiliza cuando se está buscando restablecer el buen nombre de una persona, pero el efecto es que la persona tiene que salir a pedir perdón, a decir “cuando dije esto no tenía sustento”, más allá de eso no puede pasar mucho más. El problema es que cuando ya se hizo una afirmación negativa sobre alguien y uno reconoce que es dudoso, a los tres meses se va a olvidar y creeremos que es verdadero, si no se corrige el pensamiento.