Diez países latinoamericanos, junto a Estados Unidos, rechazaron este viernes que el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela (TSJ) convalidara la victoria electoral del presidente Nicolás Maduro, de la cual aseguraron que “solo exacerbarán la crisis actual” de orden público que se vive en el vecino país.
Sin embargo, resultó un tanto sorpresivo que el gobierno de Gustavo Petro no hiciera parte del comunicado de rechazo, en el que sí se manifestaron Argentina, Costa Rica, Chile, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.
El silencio del Ejecutivo ante la decisión del TSJ despertó amores y odios en el mundo político. De hecho, una de las que no dudo en reclamarle al gobierno Petro fue la exvicepresidenta Martha Lucía Ramírez, quien lo calificó como una “vergüenza”.
A través de su cuenta de X, antes Twitter, quien fuera la vicemandataria en el gobierno de Iván Duque trinó: “Qué vergüenza que el Gobierno de Colombia no haya sido el promotor y haber suscrito ese comunicado”.
Para ella, “jamás la ideología política debe servir de mampara para apoyar veladamente lo inaceptable que es una dictadura que pisotea al Estado de derecho y a sus ciudadanos”.
Otro de los políticos que también le hizo un fuerte reclamo al gobierno Petro por su postura frente a la situación venezolana fue el expresidente Álvaro Uribe, quien le hizo varios reparos al ministro de Relaciones Exteriores, Luis Gilberto Murillo.
“He enviado nota al señor Canciller: ‘Muy respetado Canciller: De la manera más respetuosa y ante el anuncio de una nueva convocatoria de la Comisión Asesora para tratar el tema de Venezuela, me permito enviar a usted estos comentarios, referentes a los puntos que mencionados en nuestra conversación telefónica. Le agrego un tema sobre Nicaragua que complementa mi memorando de ilegalidad y de inaplicabilidade de la sentencia de 2011 de la Corte Internacional de Justicia”.
“... La hermana Venezuela sufre una dictadora fascista-castrista, con más rabia, menos doctrina, completa corrupción y cero ética. Una dictadora que intenta engañar de nuevo con tramposas simulaciones electorales…”.