Hoy, la Comisión Primera del Senado votará el acto legislativo que permitiría la legalización de la marihuana en Colombia. Alejandro Ocampo defiende la iniciativa como salió de la Cámara y Christian Garcés espera que sea rechazada.
El País: Tras aprobarse en la Cámara, ¿el Senado legalizará el uso del cannabis?
Alejandro Ocampo (A.O.): Nosotros no vamos a legalizar el uso del cannabis, ya lo hizo la Corte Constitucional desde los años 90, con la dosis mínima. La Ley 30 del 86 y la Corte le permiten a cada colombiano tener un autocultivo de 20 plantas de marihuana, lo que le puede dar hasta 200 gramos, es decir, puede sembrar cuatro kilos de marihuana en su casa. Eso pasa hoy en Colombia, sin que hagamos nada.
Christian Garcés (C.G.): Guardo la esperanza de que los senadores reflexionen sobre el impacto negativo tan fuerte que va a tener esta decisión en los jóvenes y las familias colombianas. Hay una agenda progresista e irresponsable del Gobierno Petro que está impulsando con fuerza el cambio en la Constitución y espero que los congresistas que no han estudiado a fondo las implicaciones de esta iniciativa lo hagan, y otros, que nos quieren llevar a un abismo, piensen realmente el daño que se haría a la sociedad.
¿Qué es lo que no se puede hacer hoy?
(A.O.): Comercializar la marihuana legalmente, y eso los únicos que lo hacen son los grupos ilegales y las bandas de microtráfico.
¿Qué busca entonces el proyecto de ley?
(A.O.): Que la marihuana se pueda vender legalmente, que personas decentes, honestas, emprendedoras, que alguna vez fueron detenidas por consumir droga, y quieren un paso a la legalidad, puedan tener un espacio para comercializarla. Los que se oponen a la regulación, entre esos algunos congresistas, no estudian y no entienden la ley. Dicen: ‘eso va a aumentar el consumo’ y lo que va a aumentar es la reglamentación. Es decir, se va a poder prohibir dónde se consume. También hay gente que dice ‘hoy se puede comprar, ¿qué vamos a hacer?’, que se venda en sitios legales, que la gente tenga una marihuana de buena calidad y eso va a permitir que podamos tener un modo de siembra legal y que, a futuro, podamos exportarla. Va a permitir que podamos tener un empleo formal en el campo, que la gente pague impuestos y genere plata. No es aumentar el consumo, es aumentar la promoción y la prevención, para que los niños no caigan en el uso de marihuana.
¿Pero cree que numéricamente es probable que se convierta en ley?
(C.G.): El problema radica en que hay congresistas que se sienten derrotados en la lucha contra el narcotráfico y que prefieren el camino fácil de legalizar, y hay un grupo grande que ha asumido posiciones donde el individualismo lo ponen por encima del bien común, pero es posible que en el último momento haya una mayor conciencia y se hunda esta iniciativa.
¿Cree que el Senado sí lo aprobará?
(A.O.): El Acto Legislativo es el que permite que se use, y la ley va a reglamentar el uso, la venta, el transporte. Sí va a pasar, es un tema necesario para Colombia. No se le puede seguir dando la espalda a este problema que tenemos en el país ni perder oportunidades económicas.
Dicen que, de ser legalizado el cannabis, se evitaría que la gente lo consuma...
(C.G.): Los estudios realizados en países como Estados Unidos demuestran que aumenta el consumo de la marihuana al reglamentarse y lo grave es que aumenta en menores de edad, porque se facilita que se acceda a la droga. El País publicó un estudio sobre las fiestas clandestinas y mostró que menores de edad y personas mayores consumen drogas, alcohol. Eso pasó en los países donde la legalizaron.
La reflexión más importante es ¿por qué solo cinco países en el mundo y 18 de los 50 estados de Estados Unidos la han legalizado? Y aún así, en Colombia creemos que es conveniente. Es claro que el mundo ve la legalización como una amenaza a la salud pública y a la seguridad.
Pero se insiste en que la ley incentivaría el consumo, no lo detendría...
(A.O.): El proyecto lo que busca es regular y reglamentar, decir quiénes pueden o no pueden fumar marihuana. Si nuestra ley no pasa, no se puede prohibir, por ejemplo, fumar en los parques con los niños. Hay mucha gente injustamente perseguida por fumar marihuana, acá al marihuanero lo ven como un delincuente o un enfermo, y tiene derechos, pero también tienen derecho los niños, los abuelitos. Si no hacemos esa ley, no vamos a darle el derecho a nadie. Lo que pasa es que como falta reglamentación, se terminan beneficiando los de las ‘ollas’ y los grupos criminales.
Hay quienes dicen que la ley contribuiría a acabar con narcotráfico y violencia...
(C.G.): Es una gran mentira, porque en países como Uruguay y Canadá está demostrado que continuó el negocio ilegal, aun compartiendo el mercado consumidor con empresas legales. Por otro lado, ¿quién dice que en Colombia van a preferir comprar marihuana a un mayor costo, con impuestos, cuando va a ser fácil acceder a ella sin ninguna carga tributaria?
Los mafiosos más violentos pasarán de la marihuana a la cocaína o a otras sustancias para mantener un negocio de riesgo rentable y así se van a continuar peleando los territorios, y los grupos delincuenciales armados continuarán en nuestro país. Así como no hemos logrado vencer el contrabando, la evasión de impuestos, es un cuentazo hablar de que se va a legalizar la marihuana en el país.
¿Y esta ley sí contribuiría a acabar con el narcotráfico y la violencia?
(A.O.): Claro. ¿De qué se nutren las ‘ollas’ y los jíbaros que venden la droga en las canchas? De vender marihuana, que es un estupefaciente, que no tiene problema y es el de mayor consumo en el país. Alrededor de ocho millones de personas consumen marihuana en Colombia, y eso genera que los grupos de microtráfico tengan enganches con la gente. Esos grupos tienen marihuana, bazuco, pero si se les quita la sustancia más vendida, menos peligrosa y ya permitida en el mundo, se les quita una gran parte de los ingresos y del dominio. Cuando eso pasa, dejan de pelearse ciudades como Cali, Bogotá y Medellín dentro de los parches del microtráfico, porque ya no hay una mafia por la cual pelearse ni matarse, cualquier persona va a un coffee shop, un dispensario, una droguería y compra su marihuana de buena calidad, que la puede oler sin ningún problema, mirar las calidades que tiene y sabe que está bien sembrada, que pasó por un laboratorio y que es apta para el consumo humano; tiene un sitio donde puede ver las distintas variedades, y entonces esos grupos van a perder a ese mercado de poder.
¿Cuál sería entonces la alternativa para bajar los índices de consumo?
(C.G.): Está demostrado que si hay un Gobierno Nacional que enfrenta el narcotráfico, los resultados son exitosos. En la presidencia de Álvaro Uribe Vélez se llegó a tener cerca de 42.000 hectáreas de coca; hoy estamos por encima de las 200 mil, y prácticamente no se está erradicando. Debe ser una decisión del Estado enfrentar lo ilícito y, por otro lado, tenemos que proteger nuestras familias y la única manera es invirtiendo en la calidad de los colegios y en el acompañamiento del desarrollo de niños y jóvenes. Grandes potencias como Francia, Alemania, España no han legalizado la marihuana por los altos costos que acarrea esa decisión. Los irresponsables que promueven la legalización no nos han dicho cuántos billones necesitamos en el sistema de salud para atender a los nuevos adictos que tendremos, ni los billones para el sistema de educación colombiano, que hoy no tiene recursos para calidad, pero que tendría que montar unas campañas muy agresivas de prevención para nuestros jóvenes. Estudios existen, como en el estado de Colorado, en Estados Unidos, donde se dispararon los costos de un hospital por tener que aumentar el tratamiento de pacientes consumidores.