Redacción de El País y Colprensa
El aumento de los secuestros en un 70 %, el quiebre de los diálogos con el Estado Mayor Central (EMC), el momento crítico por el que atraviesa la mesa de negociaciones con el ELN, el debate de control político al que fue llamado el Alto Comisionado de Paz y la expansión de grupos ilegales.
Esos son algunos hechos que han generado varios interrogantes entre los colombianos que se preguntan si a la Paz Total del presidente Gustavo Petro se le empezó a acabar la gasolina.
“Vemos una ineficiencia en el modelo metodológico de negociación de la Paz Total. El Gobierno puede insistir en su propuesta, pero requiere una reingeniería, porque, aunque haya voluntad de los grupos armados de sentarse a la mesa de negociación, ya hay un cuestionamiento generalizado en cómo se están afrontando los diálogos”, señala Andrés Preciado, director de Conflicto y Violencia Organizada de la Fundación Ideas para la Paz.
Explica que en las últimas dos semanas el panorama de la paz en Colombia se ha complicado más por el levantamiento de la mesa de diálogo con el EMC (disidentes de las Farc), quienes lo justificaron por el incumplimiento por parte del Estado ante lo que está ocurriendo en El Plateado, zona rural de Argelia, Cauca, donde solicitaron que no haya presencia militar.
Además, el mismo Ejecutivo reconoció en un comunicado que, luego del secuestro de Luis Manuel Díaz, padre del futbolista ‘Lucho’ Díaz, las negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional, ELN, entraron “en una situación crítica”.
Por ello, solicitó que las partes llegaran a un acuerdo “para eliminar el secuestro, como lo hemos solicitado desde el comienzo de los diálogos”. De hecho, según cifras del Ministerio de Defensa, en los primeros nueve meses del año el secuestro aumentó 70 % en el país, donde se han reportado 241 casos de ese flagelo, de los cuales 167 estarían asociados a la extorsión.
Por otra parte, el viernes, el ELN, a través de su comandante ‘Antonio García’, dio a entrever que continuará con la práctica del secuestro y afirmó que “no aceptará imposiciones ni chantajes”, por lo que invitó al Gobierno a que “no se haga ilusiones”.
Preciado indica que “hay unas complicaciones de seguridad que no son menores, además del aumento del secuestro, porque siguen presentándose situaciones muy complejas, sobre todo por las disputas territoriales, que son las que generan mayor impacto humanitario, las cuales se han concentrado en el Pacífico colombiano, pero también en zonas como el Putumayo, el Huila, el Valle del Cauca, Arauca, el nordeste antioqueño y el Bajo Cauca, así como en parte de Magdalena”.
Como El Caguán de las Farc
Para Luis Trejos, profesor de Ciencia Política de la Universidad del Norte, “la Paz Total se parece mucho a El Caguán de las Farc”, refiriéndose al intento fallido del expresidente Andrés Pastrana para poner fin al conflicto implementando diálogos con esa guerrilla.
El docente expone cuatro razones para justificar la comparación: En primer lugar, sostiene que se trata de “organizaciones armadas que utilizan la negociación para expandirse territorialmente y fortalecerse militar y financieramente”.
Menciona que el Gobierno “no traza líneas rojas y realiza concesiones sin exigirle nada a la contraparte” y asegura que hay un “marcado voluntarismo y dependencia política de la Casa de Nariño a las mesas de negociación”.
Para él, no hay una estrategia de comunicación y, en el caso del EMC, critica que hayan suspendido la mesa de diálogos sin que el Estado los confronte, ya que expresaron su deseo de mantener el cese al fuego.
A su vez, entidades gubernamentales también han alertado sobre el rumbo de la Paz Total en Colombia. Recientemente, la procuradora general, Margarita Cabello, indicó en la cumbre de la Federación Nacional de Departamentos que el país está retrocediendo por el aumento de la violencia en el territorio nacional.
“Estamos retrocediendo tanto, que el terreno ganado por la Fuerza Pública se está perdiendo. Los grupos al margen de la ley se están aprovechando de estas negociaciones para fortalecerse logísticamente en armamento y para ampliar su presencia en el territorio con el reclutamiento, el secuestro, la extorsión y con los homicidios”, aseguró la funcionaria.
En ese mismo evento, el fiscal general de la Nación, Francisco Barbosa, propuso preguntarles a los colombianos, a través de un plebiscito, si están de acuerdo o no con un proceso de paz con el ELN y las demás estructuras delincuenciales del país.
Por su parte, desde el Instituto de Ciencia Política Hernán Echavarría Olózaga, su director ejecutivo, Carlos Augusto Chacón, señala que “distintos sectores han confiado en la búsqueda negociada de la paz al vincularse al mecanismo de participación ciudadana, esperando que el acuerdo que se alcance permita terminar con todas las hostilidades y violencias a las que el ELN tiene sometida a la población civil en los territorios”.
Igualmente, en su último informe semestral, la Misión de Apoyo al Proceso de Paz, Mapp-OEA, expresó su preocupación porque los grupos armados ilegales afianzaron su presencia y expandieron su control en varios territorios del país.
Además, se mantuvieron las afectaciones a civiles y “la limitación al ejercicio de la misionalidad de algunas instituciones locales en regiones de Caquetá, Guaviare, Meta y Norte de Santander”.
Comisionado de Paz, en un hilo
“La Paz Total está saliendo desastrosa, lo que hay es un retroceso y un fracaso total, además de la desilusión de la ciudadanía, que en las regiones está viviendo el recrudecimiento de la violencia. Esto no es una opinión ni un juicio de valor, es un hecho tozudo”.
Así lo asegura la representante a la Cámara Catherine Juvinao, quien aclara que sus críticas no van dirigidas a la búsqueda de la paz, sino a la forma en la que el Ejecutivo quiere lograrla, especialmente por el papel que ha desempeñado el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, que fue llamado el pasado martes a un debate de control político en esa corporación.
“El Gobierno siempre ha hablado de un cese al fuego militar, es decir, que se detienen los combates entre esas bandas y las Fuerzas Militares, pero no incluyen a los demás grupos armados ilegales ni a la población civil, y lo que han hecho estos ceses es multiplicar exponencialmente los enfrentamientos entre las mismas bandas y las poblaciones de colombianos”, explica.
Y agrega que “hay una expansión de al menos un 20 % en el territorio de estos grupos. Solamente el Estado Mayor Central, en un año, ha crecido un 40 %, una cifra bárbara que tiene que convocar a una reflexión de que efectivamente, después de doce meses, la Paz Total no está dando resultados y el Alto Comisionado ha sido un funcionario ineficiente y creemos que debe dar un paso al costado”.
Lo cierto es que el presidente Gustavo Petro insiste en continuar con su bandera de campaña de lograr la paz en Colombia y ha dicho que el EMC debe volver a sentarse para negociar y que en el próximo ciclo de diálogos con el ELN se reiterará la solicitud de que se deben liberar todos los secuestrados que mantienen en su poder.