“Primero dijeron que las Farc no iban a entregar absolutamente nada y que con el tiempo de la negociación iban a salir fortalecidos, lo cierto es que firmaron un Acuerdo. Segundo, dijeron que, a pesar del Acuerdo, no iban a entregar las armas: lo cierto es que las están dejando con presencia de la comunidad internacional. Tercero, que iban a entregar solamente armas viejas y resulta que han entregado munición y armamento de alto calibre que ha certificado Naciones Unidas”.
Con estas palabras, el profesor de la Universidad Nacional, Víctor de Currea Lugo, rechaza que se siga poniendo en tela de juicio el proceso de dejación de armas cuando, dice, los hechos demuestran que ha habido cumplimiento por parte de la guerrilla.
Lo cierto es que el pasado miércoles se abrió la puerta a la suspicacia porque la Misión de la ONU informó que tenía el 40 % del armamento, cuando, según lo anunciado por las partes, para el miércoles 14 el 60 % ya debía estar en los contenedores.
Y solo al terminar el viernes las dudas se disiparon con un nuevo balance del organismo: “Al finalizar esta segunda fase del proceso de Dejación de Armas –que inició el 14 y terminó el 16 de junio-, la Misión tiene bajo su custodia el 60 % de las cerca de 7000 armas individuales registradas, monitoreadas y verificadas desde el pasado 1 de marzo del presente año”.
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Para el director del Observatorio de Drogas y Armas de la Universidad del Rosario, Óscar Palma, el hecho generó confusión, pero igual aún no hay un conteo específico público, pues solo se habla en porcentajes que tienen como base los guerrilleros que están en las zonas veredales, que son 7000.
“Es posible ver que existen armas que son de alta tecnología, que están nuevas, que no están hechas artesanalmente. Pero el problema son los números, no tenemos forma alguna de saber si están entregando el volumen de armas que se esperaba”, afirma.
Por lo pronto, la Misión de la ONU ha sido hermética y no se ha arriesgado a dar una cifra sin que la anteceda un “cerca” o “aproximadamente”. Esto, al parecer, porque no se descarta que se reciban muchas más armas, contando incluso con la posibilidad de que algunos milicianos tengan este tipo de artefactos en su poder.
¿Las entregarán todas?
Lo más probable es que las dudas presistan. De hecho, según el profesor de la Universidad Externado de Colombia y experto en procesos de paz, Frédéric Massé, es casi normal que en procesos de este tipo queden armas por fuera.
Ariel Ávila, coordinador de la Fundación Paz y Reconciliación, no cree que eso suceda en este caso o al menos espera que las Farc entiendan que no les conviene para su futuro político.
“En otros procesos ha pasado (…). Pero creo que las Farc no lo van a hacer, por una cosa muy sencilla, y es que si ellos quieren participar en política, tienen que alejarse de las armas ”, dice.
A su vez, Óscar Palma, director del Observatorio de Drogas ilícitas y Armas de la Universidad del Rosario, explica que hay mucha especulación solo alrededor de la cifra del armamento del grupo ilegal
“Se habla, por ejemplo, de las 10.000 que había vendido Vladimiro Montesinos en Perú; de otro armamento que habría llegado desde Venezuela, entonces hacer el conteo es supremamente difícil. El conteo de 7000 armas tiene lógica por el número de combatientes de las Farc, pero es muy difícil saber si cada insurgente tenía dos, tres o una sola”, afirma.
Según trascendió el sábado, El Gobierno y las Farc preparan un acto para la dejación final de armas, que se hará en una zona veredal, una vez el presidente Santos regrese de su viaje de Francia el 25 de junio.
Además, aunque según lo convenido el pasado 29 de mayo entre el Gobierno y las Farc la dejación de los artefactos individuales deberá terminar el próximo martes, el plazo para que se desmantelen las caletas vencerá en septiembre y en ellas también hay armas.
Así lo sostuvo el facilitador del proceso de paz Henry Acosta: “Falta que la ONU vaya por las armas pesadas de las 949 caletas, donde están la .50, las .60, los cohetes, lanzacohetes. Ya las coordenadas las tienen. Es decir, ya, técnicamente, las Farc hicieron dejación porque entregaron esos datos”.
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Pero para el profesor Massé no se puede descartar que algunos frentes hayan guardado algo de armamento. “El problema que puede venir por el no cumplimiento de la entrega de todas las armas, si se da, puede provenir de las caletas”, afirma.
Y pone como ejemplo que en El Salvador hubo una grave crisis del proceso de paz cuando, después de la movilización, se encontraron algunos buzones de armas.
Palma, por su parte, está a la expectativa de si lo que se halle en las caletas corresponderá a algo medianamente cercano a las armas que ha tenido esa guerrilla durante estos años, en tanto que Ávila asegura que las más de 900 caletas se dividen en dos tipos: “500 son de explosivos y las otras 449 de armamento y munición”.
En su opinión, los artefactos que ya están en poder de la ONU era lo que se esperaba: “Es decir, esto no es como en los ‘paras’, que entregaron vainas en madera; esto sí era un armamento verdadero, es un armamento costoso”.
De acuerdo con lo firmado en el Teatro Colón, todo ese arsenal se guardará en contenedores y será destruido para construir un monumento en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, otro en Cuba y uno más en Colombia.
Cómo, cuándo y dónde se destruirán estos artefactos es algo que aún se está coordinando, según ha dicho Jean Arnault, jefe de la Misión de la ONU en el país.
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Pero, como dice De Currea Lugo, al final el proceso de paz va mucho más allá de la dejación de armas: “No se mide en términos de cuántos fusiles se entregan o no se entregan, sino en términos de la implementación, a lo que habría que agregar el cumplimiento por parte del Gobierno de lo acordado”.
En su opinión, “no es solo exigir o plantear que las Farc tienen que cumplir, sino que hay que cumplirles, no porque sean buenos o malos, sino porque hay que cumplir, es un tema incluso de honorabilidad y respeto a la palabra dada”.
Lo que han entregado
John Marulanda, exmilitar y analista de conflicto, basado en el video y las fotos publicadas por la Misión de la ONU, explica qué tipo de armas están dejando las Farc.
“Primero, un lanzador de granada de 40 mm, sudafricana, conocida como MGL”, dice, explicando que son armas individuales que lanzan hasta cinco granadas y son de acompañamiento.
“Esos MGL los tiene mucho el Ejército. Si las Naciones Unidas hubieran sido serias, registrarían el número serial de ese MGL y podríamos saber si pertenecen al Ejército y fue robado en algún encuentro o si fue comprado a traficantes de armas internacionales”.
También se vio un lanzador RPG soviético, “que es un lanzacohetes ruso, básicamente utilizado con fines antitanques. Es de tiro directo, es decir, no tiene dirección. Es de porte personal, pero es arma de acompañamiento. De RPG no tiene el Ejército colombiano y casi todos los que tienen las Farc fueron contrabandeados, principalmente a través de Urabá, procedentes de Centroamérica, especialmente de El Salvador y Nicaragua”.
“Vimos dos fusiles Galil, que tiene un origen israelí, probablemente – no se ve bien- si es calibre 7.62 o si es 5.56”. Un arma que tiene el Ejército, pero que también se puede conseguir en el mercado ilegal.
La más sofisticada es la carabina Barrett, utilizada por francotiradores y puede usarse con varios calibres: “Puede ser .50, antiárea, que también tiene munición. .50 incendiaria, inclusive contra personal. La carabina Barrett es costosa y la tienen esencialmente fuerzas de élite o especiales de Estados Unidos, de Inglaterra”.
Agrega que también vio una pistola 9 mm, que son muy fáciles de conseguir. “Eso fue todo lo que alcancé a ver de lo que ellos entregaron. Se vieron ejemplares únicos y no se pudo ver la cantidad ni siquiera aproximada de lo que están entregando, de modo que el video técnicamente deja mucho qué desear”, opina Marulanda.