En el mundo se han registrado 50 conflictos que se resolvieron pacíficamente. Hay 19 procesos de paz en curso. Aquí cuatro ejemplos con algunas fallas y aciertos.

El proceso de paz actual en Colombia, está acorde con las condiciones del país y tiene unas características que no se conocían en otros países, asegura Markus Reinher Melchior Schultze Kraft, experto en seguridad internacional. 

  Este, afirma él, “suele ser el caso con los procesos de paz y de construcción de paz alrededor del mundo. Difícilmente se comparan mucho entre sí”. Por lo tanto,  aclara que es importante que no se traten  de copiar elementos de otros procesos y aplicarlos tal cual en el contexto colombiano.

“No creo que haya existido en el mundo un proceso de paz con total impunidad”, opina, pero eso sí considera que  hay lecciones que se derivan de otras experiencias que se deben tener en cuenta. Una de estas es la  planeación de la construcción de paz requiere muchísima atención de parte del gobierno, Estado y de la sociedad.

 “Yo diría que Colombia aún está a tiempo para planear la construcción de paz, pero se deben incrementar significativamente los esfuerzos por parte de los diferentes sectores”, acota. 

Para el experto, el hecho  que no se haya buscado un cese al fuego bilateral antes de empezar con las negociaciones no ha tenido implicaciones muy negativas para la negociación con las Farc. Tampoco se vislumbra que la continuación del conflicto con el ELN después de que se haya firmado la paz con las Farc pueda afectar de manera importante la construcción de paz en el posacuerdo.

 Lo  más problemático, afirma,  “son los grupos de neo paramilitares y criminales, que deben ser estrictamente controlados por parte del gobierno para que no incidan negativamente en la construcción de paz. Pero hay que tener claro que estos grupos mientras forman parte esencial del panorama de la violencia organizada en Colombia no son parte del conflicto armado”.

La duración del posacuerdo en Colombia y el término del posconflicto  dependerá, concluye él, “de la fortaleza de la estrategia de construcción de paz. Si es sólida y se logra una coalición política-social amplia alrededor de la construcción de paz, incluyendo la implementación de los acuerdos, podría durar 5 u 8 años. Sí la estrategia es endeble, poco clara y hay mucha oposición interna, podría durar  muchos más años, hasta tal punto de nunca lograr la verdadera construcción de paz”.

Guatemala

En 1996 se firmó un pacto de paz verdadera y duradera  tras la  guerra de 36 años entre el gobierno y la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca. No se dio capacidad estatal para atender a todas  las víctimas, que se estiman en más de 250 mil, así lo dijo   Raquel Zelaya, una de las representantes de la sociedad civil en la firma del acuerdo.  Daniel Marín López, investigador de la Línea de Justicia Tradicional en DeJusticia,  considera que  “hubo  unas aspiraciones muy amplias en el pacto, no se dieron formas de concretarlas, y al final es  difícil que se lleven a cabo las acciones del posconflicto, porque no está clara la dirección a la que se va”. En eso coincide Markus Reinher Melchior Schultze Kraft, experto en seguridad internacional, “los de Guatemala fueron  los más amplios entre todos los acuerdos de paz o de transición política que se firmaron en Centroamérica entre 1990 y 1996. Esto contribuyó, entre otros factores, a la limitada viabilidad política de su implementación”. ”Las élites guatemaltecas, incluidos los militares, nunca estuvieron interesados  y no apoyaron por lo general la implementación de los acuerdos de paz en Guatemala. Sabotearon – activa y pasivamente -  la implementación de muchos elementos de lo acordado. La Urng no se constituyó como una fuerza política de algún peso después del fin del conflicto”. El Salvador

Después de un conflicto armado entre el gobierno y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, FMLN, que duró una década y dejó  75 mil personas muertas o desaparecidas, se dio un  proceso de paz que concluyó en varios pactos firmados compilados en los Acuerdos de Paz de Chapultepec de 1992. Para  Markus Reinher Melchior Schultze Kraft, “políticamente este proceso  ha sido de los más exitosos, con la ex guerrilla ganando las elecciones locales en la capital y después, la presidencia”. Sin embargo  las víctimas no tuvieron suficiente voz ni voto durante las negociaciones. La enseñanza, según Daniel Marín López, es que “no se puede dejar el posconflicto en manos de coyunturas políticas y  una paz que pretenda echar raíces hacia el futuro debe tener un arreglo claro de rendición de cuentas”. Dice Marín que aunque se acordó la creación de la Comisión de la Verdad y  una rendición de cuentas por la violación a los derechos humanos cometidos, una vez listo el informe,  el congreso express lanzó  una ley de amnistía incondicional,  generalizada  para todos  los actores del conflicto y hace menos de un mes  la  Corte Constitucional la tumbó con base en estánderes de derechos humanos actuales,  el país  está  a la deriva política y se repiten los brotes de violencia.

 

Suráfrica

 El proceso de negociaciones que concluyó con la abolición del régimen duró cinco años hasta 1996, cuando se aprobó la nueva constitución, es  un caso paradigmático de la justicia transicional.  Se dio  una amplia participación ciudadana con una Comisión  y   Secretariado nacionales de Paz  y  la vigilancia de  15 mil monitores de paz. “Cuando se dieron los procesos de paz en Sudáfrica y otras partes del mundo a principios de la década de 1990,  no se prestó mucha atención a los asuntos de justicia. Muy pocos responsables de atrocidades y violaciones de los DDHH fueron judicializados. La Corte Penal Internacional no existía. Se tenía otra, más limitada concepción de lo que es un proceso de paz”, dice Markus Reinher.  Para Marín López, “aún se ven juicios  contra  miembros  del Apartheid; eso demuestra que  si los mecanismos de verdad no vienen acompañados de la rendición de cuentas de los actores de la atrocidad, se pueden dar rebrotes de violencia, como en Pretoria". Irlanda del Norte

 Con el acuerdo de Viernes Santo o Acuerdo de Belfast  se pretendió  sellar una década de guerra separatista, emtre católicos y protestantes, de 500 años, que  dejó 3.585 muertos. El proceso de paz duró en gestarse 21 años y se concretó en 5 años. A cambio de la verdad completa y pública de los hechos, se consiguió la  amnistía para quienes cometieron graves violaciones a los derechos humanos. Las víctimas fueron reparadas económicamente. Pero, tras la desmovilización del IRA se hicieron muchas concesiones y se dieron fuertes tensiones.  Según Marín López, “el financiamiento  de la  Unión Europea  de  casi todo el andamiaje de justicia transicional, pudo generar brotes de violencia,  al no haber  una  capacidad institucional que se instalara en el posconflicto, que favoreciera el tiempo  requerido para la reparación y reconstrucción del tejido social.  Cabe rescatar, eso sí, las purgas al interior de las fuerzas policiales y armadas”. 

Otros casos Ruanda:  sus déficits democráticos van de la mano, no obstante, con un estado bastante desarrollado y capaz (en el contexto de África subsahariana). Sierra Leona: fueron claves la comunidad internacional bajo el paraguas de NNUU y el liderazgo  del Reino Unido. Se apagó el conflicto violento, pero se cometieron errores, como la  descentralización en el posconflicto que exacerbó tensiones locales y entre los jóvenes y los chieftains.  Nepal:  contó  con relativamente poca presencia y participación internacional.  Balcanes Occidentales Bosnia: proceso muy problemáticoCroacia: menos problemáticoKosovo: problemático. Angola:  muy exitoso, pero resultó en una paz “no liberal”. Mozambique: (“paz liberal” muy  exitosa) República Democrática del Congo: (masiva intervención internacional sin resultados).  En muchos   casos la intervención internacional por medio de grandes misiones multilaterales de peacekeeping y/o peacebuilding fue un factor clave pero problemático.