Recientemente terminaron las fases 1 y 2 de la investigación liderada por el médico colombiano Carlos Riveros, que busca desarrollar el primer y único medicamento para combatir el covid-19 administrado por medio de nebulizaciones. Los resultados son alentadores.
El medicamento, que tiene funciones antiinflamatoria y antiviral, se podrá usar a través de nebulizaciones, para evitar el proceso metabólico que requieren los compuestos intravenosos o de vía oral, y lograr que llegue directamente al sistema respiratorio, para así reducir la replicación y fuerza del virus del covid-19.
Hasta ahora, en laboratorio, el fármaco ha demostrado que podría reducir la replicación viral, según el doctor Riveros. El objetivo, de acuerdo con el médico, es tener un medicamento que se pueda usar en casa, reduzca la fuerza del virus, sea eficaz y evite que los pacientes deban ser hospitalizados.
Radicado hace más de 25 años en EE.UU., este especialista en Medicina Interna, se ha destacado por su labor en hospitales de Pensilvania y Miami. Estuvo adjunto al Programa de Medicina Interna del Monte Sinaí y actualmente hace parte de la junta médica del centro de atención United Medical Specialties, en Miami.
Para él, la época de pandemia por el virus del covid fue retadora, por el desconocimiento de la enfermedad, ya que no sabían qué ruta seguir para tratar o prevenir el contagio. Admite que para ese momento había dos caminos: quedarse en casa o ir a atender pacientes.
‘‘Vimos morir muchos colegas, personas que trabajaban con nosotros. Había temor por la familia y los amigos. Los médicos comenzamos a ver la realidad, ya que manejábamos tantos pacientes complicados y no encontrábamos tratamiento para mejorar o salvar las vidas’’, precisa.
‘A partir de lo que estoy haciendo se va a construir algo más, ya no es Carlos Riveros quien estará ahí. Va a haber otras personas que construirán encima de lo que se ha hecho y será de provecho para el país’’. Carlos Riveros, especialista en Medicina Interna.
A partir de esa situación, cuenta que trató de pensar en una solución. Su idea fue estudiar las investigaciones que se habían desarrollado en 2003 a 2008, en torno a una epidemia de coronavirus que había afectado varios países como EE. UU. y México. Su labor, aun cuando es médico clínico, fue recopilar durante más de tres meses toda la información que pudiera ser útil para crear una solución.
Así, investigó y realizó las modificaciones posibles para desarrollar el medicamento y mejorar su concentración. Finalmente, encontró la forma de usarlo, lo fue modificando progresivamente, para ser suministrado por medio de nebulizaciones.
Recuerda que en ese momento las camas del hospital estaban copadas con pacientes de covid-19, comenzó a ver colegas muertos a causa de la enfermedad, y también su trabajo se duplicó. Por eso, decidió ser el primero en usar el descubrimiento, para protegerse ante la alta exposición a la enfermedad, por su trabajo. Posteriormente, decidió usarlo en su familia. Asegura que sus hijos debían viajar constantemente, por ende, quiso que estuvieran protegidos, aunque en ese momento no había sido sometido a estudio, solo se trataba de un mecanismo de prevención.
Este médico nacido en Barranquilla, pero criado en Cartagena, asegura que la primera vez que lo usó en alguien ajeno a su familia fue con un amigo que lo buscó con urgencia, ya que tenía los síntomas del covid-19 y no quería ir al hospital.
El amigo, quien tenía una neumonía bilateral moderada, con el tratamiento se recuperó. ‘‘Puede ser casualidad o no, pero le fue bien. De ahí en adelante muchos amigos comenzaron a acercarse a mí para protegerse cuando tenían síntomas, eso se fue extendiendo a toda la gente cercana. Gracias a Dios, sea casualidad o no, todo el que lo usó en el momento oportuno, es decir, al inicio de la enfermedad, pudo protegerse y nunca fue al hospital’’, asegura el experto.
Al ver las buenas reacciones se comunicó con el doctor Geoffrey Ling, neurólogo de cuidados críticos, profesor del hospital de John Hopkins y asesor de la Casa Blanca en los gobiernos de los presidentes Obama y Biden. ‘‘A él le encantó la idea, le pareció espectacular’’, dijo Riveros.
Por eso, quiso formalizar el proceso de investigación. En los EE.UU., para ese momento, habían muchos estudios sometidos a consideración. Lograr que el suyo fuera evaluado, tardaría más de seis meses, así que decidió hacerlo en Colombia, a pesar de que instituciones como la Universidad Espíritu Santo, de Ecuador, le ofreciera hacerlo en el país vecino, por la alta cantidad de casos para ese momento.
Resultados promisorios
En la fase 1 se determinó que el medicamento es seguro y no causa ningún efecto adverso. Fue testeado en animales. “La fase 1 y 2 se hizo en una combinación. Iniciamos en agosto del año pasado y la terminamos hace dos o tres semanas”, relata el médico.
La fase 2 se desarrolló con 60 pacientes positivos con covid-19 que estaban en la etapa inicial de la enfermedad, es decir, en los primeros tres días de síntomas. Ahí participaron personas con comorbilidades.
Este estudio fue randomizado y doble ciego, o sea, se ejecutó de manera aleatoria: unos recibían el placebo y otros el medicamento. La mitad del grupo fue nebulizada con solución salina (placebo) y la otra, con el compuesto COVID190001USR, que aún no cuenta con un nombre comercial. Todo esto para determinar en un estudio in vivo -donde el medicamento entra en contacto con el virus en las vías respiratorias- la funcionalidad del compuesto en mención para combatir la enfermedad.
Lo más novedoso en el estudio es que, según el doctor Riveros, se realiza una medición en cada momento de la enfermedad para entender el comportamiento del virus y medir su replicación.
Los alentadores resultados indicaron que ‘‘todos los pacientes que usaron el medicamento redujeron la replicación de una forma tan significativa, que casi llegamos a un algoritmo 0’’, asegura con entusiasmo.
De cara a una fase 3 con un número mayor de pacientes, más de 300, el especialista, que ha financiado él mismo la investigación, espera demostrar las cualidades del medicamento, que ha estado bajo un estudio riguroso por un año y determinar si el tratamiento es efectivo para disminuir la carga viral y la replicación del covid-19.
Además, con orgullo expresa: ‘‘Todos los que participamos en la investigación somos colombianos. Personas de un valor impresionante desde el punto de vista científico. Son personas brillantes’’. Para él, poder hablar del tema frente a los diversos públicos es satisfactorio.
“Es algo que me preguntan en las reuniones con personal americano encargado de la parte científica, ¿cómo hicieron para hacerlo en Colombia? ¿Allá sí hay elementos para hacer un RNA mensajero subgenómico? etc… Y para mí es un orgullo grandísimo decir: en Colombia estamos tan bien como acá. Nos faltan recursos y un poco de apoyo del Gobierno, lo he podido sentir, pero bueno’’, comenta un poco resignado.
Riveros agrega que ha recibido comentarios del experto Geoffrey Ling, quien le ha expresado que si Colombia tuviera un mayor apoyo, como sucede en otros países, lograría ser líder en ideas propuestas para subsanar la pandemia.
El especialista destaca que no pidió recursos a ningún gobierno o empresa para su investigación. “Las personas que me apoyaron fue porque sintieron que fueron beneficiadas e hicieron donaciones. La mayoría del dinero en la investigación lo puse yo’’, cuenta.
Sabe que desarrollar una investigación de tan grande impacto para el mundo y específicamente para Colombia, es una gran responsabilidad. Por eso asegura que lo primordial ha sido poder ayudar a algunas personas cercanas cuando fue necesario y así lograr salvar y proteger la vida de otros. ‘‘Por eso creo que la ciencia siempre va a estar para ayudar a la gente que hay que ayudar’’, expresa.
Su meta es poder tener el medicamento para antes del 2022. Por ahora se encuentra gestionando diligencias ante el Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos, Invima, para seguir con la otra fase de su estudio, con el fin de lograr “un medicamento que será un aporte para la humanidad. A partir de esto se va a construir algo más, ya no es Carlos Riveros quien estará ahí. Va a haber otras personas que construirán encima de lo que se ha hecho y será de provecho para el país y el mundo”.
A la espera
- El estudio va para la fase 3 de ensayo clínico, la cual sirve para confirmar los hallazgos en un número mayor de pacientes.
- El médico Riveros espera que antes de 2022 ya se pueda usar el medicamento. Aún adelanta diferentes diligencias con el Invima para iniciar una nueva fase.
- El novedoso método de estudio usado por este equipo de investigación, 100 % colombiano, se llevó a cabo por medio de la identificación del RNA mensajero subgenómico del virus de la muestra de los pacientes.
- El doctor Riveros espera que si el medicamento termina las fases de manera exitosa, pueda ser usado en casa, sea de fácil acceso para la población y se modifique su uso a otras presentaciones.