Salud
Claves para mantener una buena digestión; en entrevista, la doctora Popó cuenta cuáles son las señales de alerta
La doctora Juliana Suárez Correa acaba de publicar un libro que busca redimirle al intestino ese lugar que nunca se le dio.
No es agradable para ninguno de los sentidos, pero es vital para nuestra calidad de salud, el popó es vital para que el ser humano pueda prolongar sus días y contar con una existencia saludable.
Eso lo ha entendido bien la gastroenteróloga colombiana Juliana Suárez Correa, quien se ha convertido en una estrella de las redes sociales, quien demuestra que la clave de una buena salud digestiva está en el popó, que si evacuamos de forma correcta, podremos solucionar la mayoría de nuestras molestias intestinales.
La apodaron ‘Dra. Popó’ porque enseña a través de plastilina las formas de la materia fecal, y por medio de publicaciones divertidas, cercanas y educativas, crea un espacio virtual seguro, para que las personas puedan hablar sin tapujos de un tema que sigue siendo tabú.
En ‘El arte de hacer popó’ explica cómo cuidar el sistema digestivo y la microbiota intestinal, cómo podemos reconocer rápidamente los síntomas y problemas digestivos, qué podemos hacer para manejarlos, y cuándo debemos consultar al médico.
-El libro inicia hablando un poco de sus inicios en el campo de la medicina en Cali…
No soy la primera gastroenteróloga mujer del país, pero mi facultad históricamente había sido de hombres. En sus procesos de admisión había cierta resistencia a recibir una mujer porque es un programa muy pequeño. Estos entrenamientos no son como cuando entras a medicina con 90 estudiantes más, son entrenamientos uno a uno donde tú estás 24-7 con un profesor.
Hay mujeres que llegaron mucho antes que yo, pero la gastroenterología es una especialidad clínico-quirúrgica y hay campos de la medicina y la cirugía que todavía se siguen abriendo apenas para las mujeres. Han sido especialidades más de hombres. Yo estudié mis dos especialidades con hombres. No sé si es todavía algo de machismo, pero son especialidades que son muy demandantes de mucho trabajo físico. Entonces, hay cierta resistencia en ciertas especialidades todavía.
¿Cómo nació la idea de este libro?
El libro busca redimirle al intestino ese lugar que nunca se le dio. Se han escrito muchos libros con temas de metabolismo, cómo bajar de peso, pero un libro que nos conectará con nuestra salud digestiva en su esencia, derrumbando mitos, derrumbando tabúes y derrumbando barreras; diciéndonos, vamos a hablar de las cosas como son y por su nombre. Al menos yo no lo había encontrado.
-El intestino como otro cerebro del cuerpo…
Para mí es el primer cerebro. Mis emociones más fuertes están primero en el intestino, y las nuevas teorías apuntan a que las primeras neuronas están en el intestino y de ahí migran a formar el segundo cerebro y por eso puede que este cerebro tenga más neuronas, sea más especializado. Este otro cerebro siente primero nuestras cosas más viscerales, esas sensaciones de miedo profundo, ansiedad y rabia, donde todo se va grabando porque es muy especializado. Cuando tuvo miedo le dio un vacío en la boca del estómago, la próxima vez que sienta miedo lo va a volver a recrear y va archivando información. Es muy independiente.
-¿Qué tanto la ciencia ha avanzado en conocer ese llamado cerebro?
Siento que viene más fuerte en la última década, pero no se había investigado lo suficiente la flora intestinal, que ahora llamamos microbiota. Digamos que injustamente, pues a nadie le desvelaba.
Yo termino siendo gastroenteróloga por azares de la vida. A pesar de que los temas me gustaban, yo no dimensionaba la importancia que iba a tener, entonces empecé la investigación estudiando las bacterias que son el reino predominante y que son difíciles de cultivarlas. Ellas no crecen en placas de cultivo como pueden crecer otros microorganismos.
Ahora estamos estudiando el microbioma, que es más grande que el genoma del ser humano, somos más bicho que ser humano, entonces en ese sentido también era injusto no haber mirado hacia ese lugar donde están los secretos de la medicina.
Tú vas a una conferencia sobre diabetes, y aparece la microbiota. Vas a escuchar a un cardiólogo hablar sobre infarto, tiene que hablar de microbiota. Los psiquiatras están encontrando respuestas de ansiedad y depresión, Alzheimer y autismo en la microbiota. Entonces, por donde tú lo mires, el intestino es el rey del organismo.
-Dice que somos más bichos que humanos, ¿hay bichos o bacterias buenas?
Mirémoslo como un ecosistema como el Amazonas, toda una diversidad, con cinco reinos de animalitos, como las bacterias, los parásitos, los hongos naturales, las arqueas, que son como unas primas de los virus, que es material genético que realmente no son organismos vivos pero están jugando un papel en nosotros que venimos siendo el sexto reino.
Un hongo como cándida es súper atacado por la desinformación que hay, la gente se hace limpiezas para cándida, dietas para cándida, pero la gente no ha entendido que la cándida está dentro de la microbiota jugando un papel para protegernos de hongos más agresivos.
Las bacterias que son las que predominan, que son el 90%, están controlando las otras especies de animalitos y le están diciendo a las que incluso podrían llegar a ser un problema, tranquila, mantengan su distancia.
CUIDADO CON LA DESINFORMACIÓN
-¿Qué tan peligrosa puede ser la desinformación sobre estos temas que se presenta en las redes sociales?
Yo era una persona que permanecía 12 horas trabajando en una sala de endoscopia y no tenía redes sociales, ni siquiera personales, entonces llega un momento en mi vida cuando tuve a mi hija busqué información en redes para un tema sobre lactancia y me encontré una cantidad de videos donde personas, ni siquiera médicos, eran influencers de diferentes áreas, daban consejos para colon inflamado, con un montón de brebajes y terapias, lo que a mí se me revolvió todo, era un circo, pero en ese circo tengo que estar yo, así sea una vez a la semana yo tengo que explicar, porque todo lo que recomendaban en redes se trasladó al consultorio.
La enfermedad digestiva tiene varios problemas. Primero, es vergonzosa, no es fácil ir a una consulta a decir, me estoy llenando de gases, me pica el ano, me sangra el ano, me siento algo en el ano, porque la gente ni siquiera es capaz de decir la palabra ano, es como allá abajo, allá. Y ese paciente que se va y uno dice, esta persona tenía algo más que me iba a decir, pero no fue capaz de decirlo.
Los espero y las espero hoy en la Feria del Libro Cali! Filcali 2024 a las 630 pm en el auditorio de El País para compartir un conversatorio agradable y presentar “El Arte de hacer popó”. #feriadellibrocali2024 #filcali #filcali2024 pic.twitter.com/glDkohkCfa
— Dra Suárez Gastroenteróloga (@drasuarezgastro) November 16, 2024
Ni lo pueden verbalizar porque se ha considerado que es un tema prohibido, tabú, hablar de popó. Hay gente que todavía me dice, pero usted, ¿cómo le puso ese título? (Dra. Popó). Una señora en estos días me dijo de todo, que era asqueroso, que falta de elegancia, que era el colmo que esto fuera considerado un libro. Muy probablemente fue reprendida de niña o tuvo algún problema digestivo de niña, entonces a las personas les da mucha pena consultar y hablar de estos temas.
La mayoría de la humanidad tiene experiencias digestivas y se comparten muchos remedios caseros que funcionan por un efecto que se llama de canalización. Si yo digo el agua con limón va a curar la gastritis, hay gente que puede tener un tumor de estómago pero cree que tiene gastritis y durante tres meses hace el remedio, se siente mejor hasta que sangra y llega a la unidad de endoscopia con un tumor ya en carne viva.
Es un tema que falta mucha educación y se está jugando con la vida de las personas.
-¿Por qué tenemos que estar pendiente de nuestro popó?
Porque es un mensaje del correo de las bacterias, es un mensaje de la microbiota intestinal. El sistema digestivo tiene muchas pistas y yo las abordo en el libro.
Hay una que es tangible, es casi como un signo, si lo quieres ver como para el cardiólogo es la frecuencia cardíaca o para el neumólogo los sonidos del pulmón, para los gastroenterólogos el popó da muchísima información de cómo está funcionando el sistema digestivo.
Por eso, nosotros estudiamos las formas del popó y es lo que vengo enseñando en redes sociales, aunque la gente se ríe, todo está soportado desde lo científico.
Cuando se le pregunta a la gente si tienen estreñimiento la mayoría dice que no, pero cuando se lo explico científicamente con plastilina, mucha gente me dicen, yo tengo estreñimiento pero no sabía. No lo habían visto de esa manera, no lo habían visto en tercera dimensión.
Como la narrativa cultural ha sido que el popo es sucio, el popo es asqueroso, no lo vuelas, no lo mires, entonces si te sale sangre no le dices a nadie.
-¿Hacer popó genera placer?
A mí me sorprendió cuando lo dije por primera vez. Lo recibieron muy bien y las mujeres creo que les quitó un peso encima porque las mujeres tienden a tener más estreñimiento. Creo que como sociedad tenemos un estreñimiento social. Nos enseñaron a guardar el popó, ‘nadie se puede dar cuenta que usted hizo popó’. No puede oler, no puede sonar. Si está fuera de su casa, guárdelo hasta llegar a su casa porque algo tan sucio no puede salir.
Siento que a las mujeres se les quitó un peso encima y los hombres estuvieron más abiertos a decir sí, es un placer como el de comer, dormir y tener sexo.
-¿Cómo manejar ese tipo de temas con los niños?
Fíjate que algo que ha sucedido, que me parece increíble, es que hay niños leyendo el libro. Hay niños que me siguen, espero que estén acompañados de los padres, que tienen una curiosidad por el popó que les truncamos negativamente los adultos.
Es bueno que la relación sea muy natural. Que la primera vez que se descubre que el niño de pronto toca el popó, juega con él, pues hay que decirle que no se debe tocar, que sí se puede observar y que hay que lavarse las manos.
No crearles relaciones negativas en los baños que están fuera de casa.
Yo soy gastroenteróloga de adultos, pero no se imaginan la cantidad de adultos que recuerdan experiencias negativas con el popó siendo niños y desde ahí muy probablemente empieza el estreñimiento, porque es una enfermedad que tiene que ver mucho con hábitos y con cosas que ocurrieron en esas primeras etapas.
-Le dedica un capítulo al ano y lo exalta como el príncipe caprichoso…
Los cirujanos le tenemos mucho aprecio al ano. A mí la coloproctología me pareció fascinante. Yo hubiera podido especializarme en ella, pero se cruzó más fuerte la gastroenterología.
Mis profesores trataban con un profundo respeto este órgano. La gente no se imagina que la cirugía del ano es de las cirugías más artísticas que pueden haber.
El libro trata de darle un lugar protagonista, finalmente para es clave poder hacer popó. Determina todo al final, es el que se tiene que relajar, por que si no se relaja entonces no hay evacuación.
-Científicamente, ¿Qué tanto falta por conocer de esa parte del cuerpo?
Yo siento que tenemos mucho para dar, pero a los médicos de alguna manera o se nos ha coartado o nos coartamos. Esta idea de que tiene que quedar allá en un consultorio, bien guardado, y entre más bajo sea su perfil, mejor.
Para mí ha sido difícil, pero yo he ido encontrando las estrategias de que se han abocado a las redes a entender que es que el conocimiento tiene que salir de los consultorios, no se puede quedar allí, porque además el acceso a la salud para muchas personas es difícil.
Sigue siendo difícil, entonces hay gente que ve un video en redes sociales que le va a llegar el libro y le puede perfectamente cambiar su vida.