La diabetes es una enfermedad crónica que afecta la forma en que el cuerpo utiliza la glucosa (azúcar) en sangre para obtener energía. Esta alteración en el metabolismo de la glucosa puede deberse a una falta de producción de insulina (hormona responsable de regular los niveles de glucosa en sangre) por parte del páncreas o a la incapacidad del cuerpo para utilizar eficazmente la insulina que produce.
Esta afectación se puede presentar de dos maneras. La tipo 1 es causada por una reacción autoinmune en la que el sistema inmunológico ataca y destruye las células productoras de insulina en el páncreas. La causa exacta no se comprende completamente, pero se cree que hay factores genéticos y ambientales involucrados.
Por otra parte, la tipo 2 generalmente se da cuando el cuerpo no responde adecuadamente a la insulina o no produce suficiente. Factores como la obesidad, la falta de actividad física y la predisposición genética pueden contribuir a su desarrollo.
Los síntomas de la diabetes pueden variar según el tipo y la gravedad de la enfermedad, pero algunos de los más comunes incluyen aumento de la sed y la micción; sensación constante de hambre; pérdida de peso involuntaria; fatiga y debilidad; visión borrosa; heridas que sanan lentamente e infecciones frecuentes.
Según cálculos de la Organización Panamericana de la Salud, se estima que la diabetes afecta a 422 millones de personas en todo mundo, 62 millones de ellas en Las Américas. Por eso, al ser una situación con alta prevalencia, resulta importante conocer los efectos de este padecimiento y cómo actuar en situaciones extremas o de emergencia.
Una emergencia diabética puede ocurrir en situaciones en las que los niveles de glucosa en sangre se vuelven demasiado altos (hiperglucemia) o demasiado bajos (hipoglucemia).
La hiperglucemia grave puede llevar a una afección llamada cetoacidosis diabética, que es una acumulación peligrosa de cetonas en la sangre y puede ser potencialmente mortal si no se trata. La hipoglucemia severa, por otro lado, puede provocar confusión, convulsiones y pérdida del conocimiento.
Si una persona con diabetes experimenta alguno de los siguientes síntomas, podría estar experimentando una emergencia y debe buscar atención médica de inmediato:
- Confusión extrema.
- Dificultad para respirar.
- Náuseas y vómitos persistentes.
- Olor a acetona en el aliento (en casos de cetoacidosis).
- Dificultad para despertar.
- Convulsiones.
En caso de no poder acceder a una atención médica oportuna, es crucial que personas que puedan estar cerca a la emergencia sigan algunas recomendaciones de expertos para garantizar la vida del afectado por el episodio de salud.
En casos de hipoglucemia, si la persona está consciente y capaz de tragar, hay que suministrar algo que contenga azúcar rápidamente como jugo de fruta, refresco regular o tabletas de glucosa. Tras este procedimiento se debe esperar unos minutos y, si no mejora la situación, repetir el proceso.
Hay que evitar dar demasiado azúcar, ya que podría llevar a un nivel de glucosa en la sangre demasiado alto. Una vez que la persona se recupere se puede ofrecer una comida equilibrada para mantener los niveles de glucosa estables.
Por su parte, en los episodios extremos de hiperglucemia, la persona muestra síntomas graves como dificultad para respirar, confusión extrema, vómitos persistentes o dificultad para despertar. Por eso es necesario buscar atención médica de inmediato. La cetoacidosis diabética puede ser una emergencia médica grave que requiere tratamiento hospitalario.
Si la persona está consciente pero muestra síntomas moderados, es importante buscar atención médica lo antes posible para evitar que la situación empeore.
En cualquier emergencia diabética, es fundamental priorizar la seguridad de la persona afectada y buscar atención médica si los síntomas son graves o no mejoran.
Si no se está seguro de cómo manejar una situación de estas, lo ideal es llamar a los servicios de emergencia y seguir sus instrucciones mientras se espera ayuda profesional. Siempre es aconsejable que las personas con diabetes tengan un plan de acción en caso de emergencia discutido con su equipo médico.