El próximo 9 de septiembre el santandereano Sergio Torres Bayona, de 33 años, será condecorado por la Federación Mundial de Neurocirugía en Beijing, China, como mejor neurocirujano joven gracias a su investigación ‘Novel biomarker long non coding RNA regulates tumorigenesis in glioma’, en la que se descubren nuevos genes protectores contra el cáncer, específicamente en el denominado Glioblastoma Multiforme (GBM). Este reconocimiento lo obtienen cinco personas y se celebra cada 4 años.

Este cáncer, ubicado en el cerebro, es uno de los más agresivos dentro de todos los tipos de cánceres. Según expertos puede ocurrir a cualquier edad, pero se hace más frecuente en los adultos entre los 45 y 65 años.

Estadísticas de la ‘American Cancer Society’, entre los distintos tipos de tumores que se generan en el encéfalo y la médula espinal, la tasa de supervivencia para el GBM a cinco años es descorazonadora. Tras 5 años del diagnóstico aquellas personas con edades entre los 20-44 años son los que tienen mayor probabilidad de sobrevivir con un 19 %, mientras que entre los 45-54 se reduce a un 8 %. Para el rango de edad entre los 55-64, tan solo un 5 % sobrevivirán a los cinco años.

Esta investigación que realizó Torres durante cuatro años (1 año en el laboratorio y 3 años en el proyecto) y que fue su tesis doctoral, se enfocó en el estudio de “nuevos genes llamados cadenas largas de ARN que no codifican proteínas, sino que regulan epigenéticamente el funcionamiento de otros genes involucrados en la formación y crecimiento de los tumores”, aseguró.

La epigenética consiste en el control del funcionamiento de los genes (por parte de otros genes y/o moléculas) sin que afecte su estructura, es decir, no se altera su secuencia de ADN.

A medida que avanzó, dice que “vimos que cuando estas cadenas largas de ARN están más alteradas y por consiguiente su función está disminuida, el tumor se va malignizando y por lo tanto, en el glioblastoma multiforme encontramos menos funcionamiento de estos genes, en comparación con aquellos tumores que no son malignos”.

“Posteriormente estudiamos la vía genética a través de la cual actúa este mecanismo, dice Bayona, e identificamos que está en relación con la vía de los genes p53, que son los protectores contra el cáncer, y con los genes SOX, los cuales son necesarios para la determinación del sexo masculino en el embrión, pero su alteración se ha relacionado con procesos oncogénicos, es decir, con formación de tumores”, explica el neurocirujano.

Lea además: El médico payanés que fue galardonado por una estrategia de salud en redes sociales

A partir de ese hallazgo, según Sergio, “debíamos confirmarlo en cultivos de células tumorales de glioblastoma, a las cuales les alteramos, les disminuimos o atenuamos, la función de las cadenas largas de ARN mediante un proceso llamado transfección, el cual consiste en la introducción de material genético que inhibe la función de las mismas, logrando así modificar la expresión de estas cadenas largas de ARN.

“Al suprimir su expresión, confirmamos así que en realidad estas células presentaron comportamientos tumorales muy malignos, como lo son el mayor número de mitosis, mayor proliferación y migración, menor senescencia (envejecimiento), que es vital para evitar la formación de las células cancerosas, mayor expresión de genes SOX y menor función del gen p53”, explica.

Es necesario saber que el Glioblastoma Multiforme es de los tipos de tumores de los que menos se conoce. De ahí la relevancia de la investigación realizada por Torres: “el significado que tiene para la medicina es que se puede medir la función de estas cadenas largas de ARN en los tumores que extraemos, y pronosticar si el tumor se va a comportar más maligno o menos, dependiendo del grado en que estén alterados estos genes”, aseguró el investigador.

Al ser de los tumores con más tasa de mortalidad y de los que menos se conoce, de ahí parte la intención del médico santandereano por realizar esta investigación: “Todo surge de la frustración con los malos resultados clínicos actuales. Esto es algo que no tiene cura, ningún tratamiento es efectivo”, aseguró.

Sobre el tratamiento del Glioblastoma Multiforme

El primer paso es la cirugía. “Hay que tratar de resecar la mayor cantidad de tumor de manera segura y sin causar daño al paciente, ni desmejorar su calidad de vida”. Posterior a la intervención y si la condición del paciente lo permite, se da quimioterapia y radioterapia.

“Luego, en las recaídas de nuevo realizamos cirugía y quimioterapia de segunda y tercera línea. La supervivencia media es de 15 meses”, afirma el médico.

Cabe aclarar que la investigación realizada por el neurocirujano santandereano no está estandarizada en la práctica clínica diaria. Su utilidad es para predecir el pronóstico de los pacientes de GBM. “Ya sabemos que el pronóstico es malo, pero dentro de esto, hay pacientes que viven más que otros, y vimos que en los que tienen mayor supervivencia, estos genes tienen un funcionamiento normal. Así que la idea sería potenciar el normal funcionamiento de los genes para que haya mejor pronóstico, pero para esto se necesitaría desarrollar un fármaco”.

Detrás del premio y la medicina

“Desde pequeño fui muy hábil con las manos. Hacía cometas en Ocaña, Norte de Santander, para mí y para vender. Lo que estaba dañado lo arreglaba y lo que funcionaba, lo dañaba para así poder enmendarlo. Quería ser cirujano”, recordó Sergio.

Pero ser neurocirujano nace de su pasión por el cerebro: “lo veo como un pequeño universo dentro de la cabeza de cada persona. Todo lo que somos está ahí dentro. Es enigmático como el universo. Se sabe poco de él y por lo tanto hay mucho por investigarle”.

Desde pequeño supo que querría estudiar en el exterior y siempre tuvo vocación para ayudar a los demás. “Me iba bien en el colegio y mi casa se llenaba días antes de los exámenes para explicarles a mis compañeros matemáticas, física, química, etc”.

Sergio estudió medicina en la Universidad Industrial de Santander (UIS) y Neurocirugía en el Hospital Universitario Donostia en España. Luego realizó un doctorado en Biología molecular y Biomedicina en la Universidad del País Vasco. También tiene estudios de Cirugía de base de cráneo y endoscopia endonasal, en Pittsburgh, Estados Unidos, y finalmente, Cirugía de Párkinson y Dolor en Liverpool.

Se reconoce como una persona gourmet. Durante su estancia en España visitó restaurantes de la guía Michelin hasta 3 estrellas. Y su mejor momento es cuando sale a correr y se encuentra solo: “no llevo encima el celular ni nada por el estilo para que nadie me pueda ubicar. Es mi tiempo para pensar y reflexionar. Es como un antidepresivo y ansiolítico. Lo hago al estilo Forrest Gump, desde que salgo de mi casa y vuelvo cuando me de hambre, sueño o me canse”.

Su vida actual en Colombia está entre Barranquilla y Bucaramanga. Sin embargo, ha encontrado obstáculos para poder ejercer su profesión como neurocirujano dentro del país, dado que sus títulos en el exterior aún no los validan.

“Los procesos los llevan profesionales que no tienen ninguna relación con las especialidades que están convalidando. Luego de superar la fase de validación de requisitos, viene la evaluación académica, de la que no se sabe nada, ni quien la hace, o si al menos la hace un médico especialista en tu área”, cuenta y cuestiona que su evaluación la hizo un médico especialista en administración, que, además, confundió su especialidad (neurocirugía) con la neurología.

Aunque para Torres Bayona el problema no radica solo en la validación, sino que podrían existir intereses detrás de esto: “Hay ineficiencia de los funcionarios del Ministerio y podría ser que también haya presión de ciertos gremios médicos que están obstaculizando la llegada de nuevos especialistas a Colombia. Es triste ver cómo tu propio gremio te cierra las puertas en un país con tal déficit de especialistas”, aseguró.

Finalmente, Sergio no se considera a sí mismo como el mejor neurocirujano del mundo: “Este reconocimiento que recibí está basado en investigación y méritos académicos. Yo no me planteo ser el mejor, sino hacer todo lo que pueda por mis pacientes. He logrado más metas de las que había creído y esto es resultado de mucho trabajo y estudio”, dijo. “Sean disciplinados que tarde que temprano la disciplina vencerá la inteligencia y si en realidad quieren algo, busquen los medios y no excusas”, concluyó.

Estudios

Medicina en la UIS; Neuroci- rugía en Hospital Universitario Donostia en España. Ph.D en Biología molecular, Biomedicina en la Universidad del País Vasco, Cirugía de base de cráneo y endoscopia endonasal en Pittsburgh, EE.UU; Cirugía de Párkin- son en Liverpool.

Lea además: El médico payanés que fue galardonado por una estrategia de salud en redes sociales