El olor de los bebés es algo que fascina y atrae a la mayoría de las personas, especialmente a los padres. Esa fragancia inconfundible, sin ningún aditivo como polvos o colonias, es un aroma único que se queda grabado en el cerebro y despierta una sensación de embriaguez difícil de describir. ¿Por qué huelen tan bien los bebés? La ciencia tiene algunas respuestas interesantes para explicar este fenómeno.
Diversos estudios han indagado en las razones detrás de este olor tan especial y han encontrado que puede estar relacionado con los restos de líquido amniótico y la vérnix caseosa, la sustancia blanca que cubre la piel del bebé al nacer. Esta combinación da como resultado ese aroma único que persiste durante aproximadamente seis semanas después del nacimiento.
El olor de los bebés no solo es agradable, sino que también desencadena una respuesta fisiológica en la madre. Al activar las endorfinas en el cerebro, genera una sensación de bienestar y felicidad en la madre. Las endorfinas, conocidas como la hormona de la felicidad, son opiáceos naturales segregados por el cerebro, y experiencias placenteras como el contacto con el bebé pueden estimular su producción. Es como si ese olor actuara como una droga natural para las madres, creando una especie de adicción a la fragancia del bebé.
Un estudio realizado en 2013 reveló que el olor del bebé afecta ciertas regiones del cerebro de todas las mujeres, especialmente en aquellas que han sido madres recientemente. Las reacciones cerebrales al percibir el olor de un bebé son similares a las que se activan cuando una persona consume drogas o come cuando tiene mucha hambre. Estas respuestas motivacionales y emocionales son fundamentales para establecer una relación química con el bebé y asegurar su protección y alimentación.
Esas mismas endorfinas que se liberan al oler al bebé pueden tener un efecto potencialmente beneficioso en el tratamiento de la depresión. Investigadores del Departamento de Neurociencia Clínica del Instituto Karolinska en Estocolmo han explorado la posibilidad de utilizar el olor de los bebés para tratar la depresión. Un experimento con sombreros usados previamente por bebés recién nacidos mostró resultados prometedores, ya que el olor parecía afectar el cerebro de las mujeres de manera similar a los medicamentos utilizados en el tratamiento de enfermedades mentales.
La función del olor a bebé
El olor de los bebés tiene una función evolutiva que ha sido crucial para la supervivencia de la especie. A través de su fragancia, los bebés atraen a sus padres, lo que asegura que reciban el cuidado, alimento y protección necesarios para sobrevivir y prosperar.
Si bien las investigaciones se han centrado principalmente en las madres, aún no está claro si los padres reaccionan de la misma manera al olor de sus bebés. Sin embargo, muchos suponen que también podrían experimentar resultados similares debido a la naturaleza biológica de esta respuesta.
¿Cada cuánto debería hacerse la siesta un bebé?
La Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) destaca que los bebés necesitan dormir durante el día para mantener un equilibrio adecuado entre sueño y vigilia, lo cual es fundamental para su crecimiento y bienestar general. Durante la siesta, se promueve la consolidación de la memoria, el procesamiento de la información y la plasticidad cerebral, aspectos esenciales para el aprendizaje y el desarrollo cognitivo.
La frecuencia y duración de las siestas varían según la edad del bebé, y es importante ajustarse a sus necesidades individuales. En los primeros meses de vida, los bebés pueden requerir de tres a cinco siestas al día, con duraciones que oscilan entre 30 minutos y 2 horas. A medida que crecen, la cantidad de siestas tiende a disminuir, pero su duración se extiende.
Establecer una rutina consistente y adecuada para la siesta es esencial para asegurar un descanso efectivo. Crear un ambiente propicio para el sueño, con una temperatura adecuada, una iluminación tenue y sonidos suaves, contribuye a un descanso tranquilo y reparador.
Asimismo, seguir algunas pautas adicionales puede favorecer una siesta adecuada en los bebés. Es esencial estar atento a las señales de sueño que manifiesten los bebés, como bostezos o frotarse los ojos, para identificar el momento propicio para la siesta. Respetar el ritmo natural del bebé es clave para un descanso efectivo.
Una rutina previa a la siesta puede ayudar a preparar al bebé para el sueño, creando un ambiente tranquilo y relajado mediante actividades como un baño relajante, un masaje suave o una historia tranquila.
Evitar estímulos excesivos, como luces y ruidos intensos, antes de la siesta puede facilitar la transición hacia el sueño. Mantener un entorno tranquilo y libre de distracciones ayuda al bebé a relajarse y conciliar el sueño más fácilmente.
La seguridad durante la siesta es fundamental. Asegurarse de que el bebé duerma en un lugar seguro, como un colchón firme y sin objetos sueltos, reduce el riesgo de asfixia y otros accidentes. Colocar al bebé boca arriba para dormir también previene el síndrome de muerte súbita del lactante.