Hay una especia que no solo aporta sabor y aroma a los platos, sino que también ofrece una serie de beneficios sorprendentes para la salud, el ajo. De hecho, según estudio realizado por la Universidad de Valladolid en España, se afirma que los ajos son excelentes protectores de la salud cardíaca.

Y es que esta especia ha sido reconocida durante siglos por sus propiedades medicinales. Entre sus muchos beneficios, el ajo se destaca por su capacidad para equilibrar la presión arterial y reducir los niveles de colesterol, lo que lo convierte en un aliado poderoso para la salud cardiovascular.

El ajo, llamado Allium sativum, es una planta perteneciente a la familia de las cebollas y el puerro, el cual ha sido utilizado durante muchos años en la medicina tradicional. Hoy en día, la ciencia ha respaldado gran parte de lo que las antiguas creencias sostenían sobre los beneficios del ajo.

El consumo excesivo de ajo puede ser contraproducente para el cuerpo. | Foto: Dimitri Vervitsiotis

Uno de los beneficios más importantes de las propiedades del ajo es su capacidad para equilibrar la presión arterial. Y es que cabe recordar que la hipertensión, o presión arterial alta, es un factor de riesgo que ayuda a que surjan las enfermedades cardiovasculares. De hecho, esto ha sido demostrado por numerosos estudios en la actualidad que aseguran que el ajo puede ayudar a reducir la presión arterial.

Además, el ajo contiene compuestos como el alicina, que tienen efectos vasodilatadores y antiinflamatorios. La vasodilatación ayuda a ensanchar los vasos sanguíneos, permitiendo que la sangre fluya más libremente, lo que disminuye la presión arterial.

Lo ideal es tomar dos dientes de ajo junto con un vaso de agua. Si se quiere evitar el posible mal aliento que pueda quedar después, se recomienda tomar un zumo de limón o masticar una hoja de menta.

A estos dos ingredientes se les atribuyen propiedades medicinales que pueden ser muy útiles para la salud del organismo. | Foto: Getty Images

Otro beneficio importante del ajo es su capacidad para reducir los niveles de colesterol en la sangre. Y es que el colesterol alto es un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, ya que puede contribuir a la formación de placas en las arterias.

De hecho, el consumo regular de ajo se ha asociado con una disminución del colesterol total y del colesterol LDL, comúnmente conocido como colesterol “malo”. La alicina y otros compuestos presentes en el ajo pueden inhibir la síntesis del colesterol en el hígado y mejorar su eliminación del cuerpo.

Para aprovechar los beneficios del ajo en la presión arterial y los niveles de colesterol, hay varias formas de incorporarlo a la dieta. Ya sea consumiendo el ajo fresco, esta forma es una de las más potentes y beneficiosas. Puede agregar el ajo a las comidas, ensaladas o salsas para darles sabor y obtener sus propiedades saludables.

Por otro lado, también están los suplementos de ajo en forma de tabletas, cápsulas o extractos. Un opción muy buena, especialmente para las personas que no disfrutan del sabor del ajo crudo.

Y finalmente, el aceite de ajo es una forma conveniente de agregar sabor y beneficios a los platos. Sin embargo, es importante usarlo con moderación debido a su concentración.

La cáscara de ajo puede ser útil para el organismo. | Foto: Getty Images

¿Quiénes no pueden consumir ajo?

Una de las razones por las que algunas personas pueden experimentar malestar después de consumir ajo es debido a una intolerancia alimentaria.

Este padecimiento implica una respuesta adversa del sistema digestivo a los compuestos presentes en el ajo. Uno de los compuestos principales responsables de este malestar es la fructosa, un tipo de azúcar presente en él.

Otra posible razón por la cual el ajo puede sentar mal a algunas personas es la sensibilidad. Se refiere a una respuesta negativa del cuerpo a los compuestos bioactivos presentes en este ingrediente.

Estos compuestos, como los sulfuros, pueden irritar el revestimiento del estómago o los intestinos en algunas personas, lo que resulta en síntomas incómodos.

Quienes son sensibles al ajo pueden experimentar síntomas como acidez estomacal, ardor, náuseas o incluso dolor abdominal después de consumirlo.