La era digital se ha convertido en una época propicia para descubrir soluciones rápidas y remedios caseros que ayudan a prevenir enfermedades y aliviar algunos síntomas sin la necesidad de consultar a un profesional de la salud.
La atención a la salud se ha convertido en un tema de interés que evoca los conocidos “consejos de las abuelas”, donde se aprovechan alimentos, bebidas e ingredientes de cocina como el ajo, la canela, el apio, la albahaca, el jengibre, entre otros.
A pesar de la preferencia de las personas por estos trucos y remedios caseros, es fundamental destacar la importancia de consultar a un profesional de la salud. Este experto evaluará la condición médica y analizará los antecedentes médicos para tomar decisiones que contribuyan a una pronta mejora.
En ese sentido, James Hébert, director del Programa de Prevención y Control del Cáncer de la Universidad de Carolina del Sur, quien inventó en 2004 el Índice de Inflamación de la Dieta (DII), para medir las dietas y cómo desencadenan la inflamación en el organismo.
Hasta que se creó esta medida, “no existía realmente ninguna forma de cuantificar el efecto de la dieta en la inflamación”, según el experto.
Si es en cantidades moderadas, la inflamación puede ser incluso benéfica para el cuerpo. pues cuando alguien se enferma o lesiona, el sistema inmunitario trabaja para expulsar a un invasor extraño o empezar a curar la lesión.
Ante esto, un aspecto que puede resultar fundamental es la alimentación, pues alimentos blancos, incoloros y carentes de sabor, pueden contribuir a la inflamación crónica.
Pero por el contrario, algunos alimentos que son antiinflamatorios y se pueden incluir en la dieta son:
Pescado: Si se trata de uno especialmente graso, como lo es el salmón, la caballa y el arenque, cuenta con un alto porcentaje de omega-3. “Si no comiera mucho pescado, probablemente me plantearía tomar aceite de pescado”, explicó el experto.
Frutos secos: Estos alimentos también son ricos en ácidos grasos omega-3, junto con antioxidantes y magnesio, que también pueden ayudar a reducir la inflamación.
Especias: Estas además de ser antiinflamatorias, son altamente digestivas y permiten quemar grasas, y evitar gases y combatir la hinchazón.
Así las cosas, entre más fuerte huela la especia, mejores propiedades antiinflamatorias tendrá, según cuenta Hébert.
Verduras: Estas comidas se destacan por tener menos azúcar que las frutas, e incluso aquellas que son de hoja verde tienen vitamina K, lo que ayuda a bajar la probabilidad de desarrollar algunas enfermedades crónicas.
Frutas pigmentadas: Pese a que el “dulzor de la fruta es en cierto modo proinflamatorio”, según el especialista, es necesario consumirla para la salud y puede ayudar a reducir la inflamación.
Aceite de oliva virgen extra: Este hace parte de la dieta mediterránea, por lo que asegura que el aceite de oliva más joven suele ser más rico en fitoquímicos, que tienen propiedades antioxidantes y pueden ayudar a prevenir enfermedades crónicas.
Y aunque tiene un sabor “un poco áspero” y “te pilla en la parte posterior de la garganta [...] es señal de que es muy rico en fitoquímicos”.