El peso corporal y la apariencia física son algunos de los factores que despiertan inquietud y preocupación en la población. De hecho, ir al gimnasio se ha convertido casi que en un estilo de vida para quienes desean mantenerse saludables.

El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud, tanto así que fue declarada por la Organización Mundial de la Salud como una enfermedad mundial.

En ese sentido, algunas personas deciden iniciar dietas estrictas, pero finalmente no consiguen los resultados esperados. ¿Por qué? Entre tantas razones que pueden existir, se destacan algunas:

Muchas personas inician dietas estrictas que, por mucho esfuerzo que le pongan, terminan no dando resultado | Foto: 123 RF

Falta de ejercicio

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “Al menos un 60 % de la población mundial no realiza la actividad física necesaria”. Aunque someterse a una dieta saludable puede ser beneficioso, el sedentarismo también pasa factura, pues evita quemar las calorías que podrían favorecer a la pérdida de peso.

Consumo de alcohol

A excepción del agua, las bebidas normalmente contienen cierto porcentaje de calorías que puede incidir en nuestro aumento de peso. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCA), “el alcohol aporta 7 kilocalorías más que los hidratos de carbono o las proteínas”. Es por ello que se recomienda moderar su consumo.

Saltarse las comidas

Al momento de iniciar un estilo de vida saludable, solemos pensar que entre menos comemos, mejores serán los resultados que obtendremos. Pero no es así. La pérdida de peso es sinónimo de un buen metabolismo, que, a su vez, depende del trabajo realizado por nuestro organismo. Por esa razón, algunos expertos consideran que las personas deben dividir su requerimiento nutricional en seis comidas al día.

Hacer ejercicio físico es una de las recomendaciones para tener un buen cuidado de la salud mental y física. | Foto: Copyright (c) 2020 Adelaides/Shutterstock. No use without permission.

Productos para adelgazar

Ingerir o aplicarse productos que se venden como reductores de grasa no es una buena opción. Científicamente no está comprobado que logren esos efectos. Además, concentrarse en ese tipo de alternativas y obviar las más importantes, como el ejercicio y la ingesta adecuada de alimentos, no es favorable.

El incremento en la ingesta de alimentos y la disminución en la actividad física son las dos principales razones que llevan al aumento en la prevalencia de la obesidad; sin embargo, algunos expertos consideran que hay otros factores involucrados, entre ellos, el sueño.

”El sueño ayuda a regular las hormonas, controlar los niveles de estrés y mejorar el metabolismo. Dormir poco puede afectar nuestra salud, podemos experimentar pérdida de memoria, problemas de concentración, fatiga mental. Cuando queremos cuidar nuestro peso, es necesario mantener una óptima calidad de vida, puesto que la obesidad es un factor de riesgo para más de 200 condiciones crónicas como la hipertensión, la apnea del sueño y la diabetes tipo 2.”, comenta Sandra Núñez, vocera de La Verdad de su Peso.

El sueño incide en nuestro aumento o pérdida de grasa | Foto: Getty Images

La pérdida parcial y crónica del sueño puede aumentar el riesgo de obesidad y de peso, debido a alteraciones metabólicas y endocrinológicas, que incluyen la disminución de la tolerancia a la glucosa, sensibilidad a la insulina, aumento en los niveles de grelina (una de las hormonas asociadas a la regulación de la alimentación), disminución de los niveles de leptina y aumento del hambre y apetito.

“No existe un número mágico de horas de sueño, pero sí rutinas que nos ayudan a tener un mejor descanso. La privación del sueño puede provocar antojos de alimentos poco saludables, así como un aumento de los niveles de estrés”, agrega Núñez. Esto puede hacer que sea más difícil seguir una plan de alimentación saludable y de ejercicios. Dormir lo suficiente puede ayudar a combatir estos problemas y facilitar la pérdida de peso.