El chocolate, con su sabor inigualable que combina dulzura y amargura, ha sido una tentación irresistible a lo largo de la historia, conquistando tanto a jóvenes como a adultos. Originario de las antiguas culturas de México y América Central, donde se preparaba una bebida sagrada llamada “xocoatl” a base de las semillas del cacao, este manjar ha evolucionado a tabletas, postres, helados, tés, licores e incluso salsas gourmet y perfumes.
A pesar de su reputación por su contenido en grasas y azúcares, el chocolate posee múltiples propiedades beneficiosas para la salud. Además de ser un deleite para los sentidos, este también, si se come de manera adecuada, puede ser un elixir de juventud.
La característica más potente del chocolate es su capacidad antioxidante, especialmente en sus variedades semi-amargas y amargas. El Netherlands Journal of Medicine compartió una revisión de los efectos del chocolate en la salud, destacando que el cacao, su ingrediente principal, contiene fenoles, antioxidantes que tienen un impacto muy positivo en el cuerpo y que ayudan a contrarrestar el envejecimiento.
Además de su sabor exquisito, el chocolate es rico en otros nutrientes esenciales para el organismo, como las vitaminas A, B y E, ácido fólico, fibra, hierro, magnesio, cobre y manganeso. También desempeña un papel fundamental en la regulación de la circulación sanguínea, reduciendo el riesgo de formación de placas en las arterias y evitando la aparición de coágulos y trombos.
El tipo de chocolate que contiene vitaminas es el chocolate negro o amargo. Este tipo de chocolate, elaborado con un alto porcentaje de cacao (generalmente más del 70%), es el que contiene una mayor concentración de nutrientes beneficiosos para la salud, incluyendo vitaminas y minerales.
Es importante destacar que el chocolate negro es preferible debido a su mayor contenido de cacao y menor cantidad de azúcares y grasas en comparación con otras variedades de chocolate, como el chocolate con leche o el chocolate blanco.
La presencia de antioxidantes como las catequinas epicatequinas y procianidinas, también presentes en las frutas y el cacao, fomentan un flujo sanguíneo óptimo y ayudan a reducir la presión arterial. Estas sustancias forman parte de los flavonoides, compuestos naturales que otorgan el característico sabor amargo al chocolate, siendo más concentrados en la versión pura.
Por lo tanto, una barra de chocolate negro contiene aproximadamente 50 mg de este antioxidante, mientras que una barra de chocolate con leche contiene apenas más de 10 mg. Esto destaca la importancia de optar por el chocolate lo más puro posible.
La Fundación Española del Corazón resalta que el chocolate negro es mucho más saludable que el chocolate con leche o blanco. Además de conservar su esencia pura, contiene menos grasas saturadas y azúcares, dos factores cruciales para la prevención de enfermedades cardiovasculares.
La Valiosa Función de los Antioxidantes
Los antioxidantes desempeñan un papel esencial al neutralizar los radicales libres, moléculas que pueden dañar las células. Si bien el cuerpo produce ciertos antioxidantes, necesita adquirir otros a través de la dieta para contrarrestar el envejecimiento celular, así como prevenir enfermedades cardíacas, tumores y trastornos neurodegenerativos.
La producción de radicales libres aumenta con la edad y se puede intensificar por la exposición a agentes tóxicos como el humo del cigarrillo, la radiación solar y la contaminación ambiental, lo que resulta en estrés oxidativo.
El chocolate no solo es una delicia para el paladar, sino que también aporta valiosos antioxidantes que benefician la salud y la circulación sanguínea. Sus propiedades antioxidantes, acompañadas de nutrientes esenciales, hacen de este postre un aliado en la lucha contra el envejecimiento y la promoción de una salud cardiovascular óptima.