Por: Daniel Figueroa Jaramillo, integrante del Semillero de Periodismo UAO – El País

Las enfermedades cardiovasculares son las más mortíferas a nivel mundial, pues cobran la vida de 17,3 millones de personas y se presume que para 2030 la cifra ascienda a 23.6 millones, según datos de la Organización Panamericana de la Salud, OPS.

Si bien este es un problema que afecta a toda la población, las estadísticas indican que las mujeres son más propensas a padecer este tipo de patologías, pues a nivel mundial las enfermedades cardiovasculares causan el 46 % de las muertes del sexo femenino en edad avanzada, en comparación con el cáncer, al que se le atribuye un 14 % de los decesos, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, OMS.

Pero ¿a qué se debe esta tendencia? Para empezar es importante tener claro que las enfermedades cardiovasculares se definen como las afecciones del corazón o las arterias, partes del organismo vitales para la circulación de la sangre y el adecuado funcionamiento de todos los órganos. “Generalmente, se refiere a patologías que afectan las arterias, debido a depósitos de colesterol que aumentan el riesgo de obstrucciones por coágulos de sangre”, explica la médica Diana Cristina Carrillo, cardióloga de la Fundación Valle del Lili.

Según una investigación del 2009, efectuada por la Asociación Estadounidense del Corazón, una de cada dos mujeres puede morir por enfermedad cardiovascular o cerebrovascular, en comparación con una de cada 25 que fallece por cáncer de seno.

Y es que “la fisiopatología indica que la enfermedad cardiovascular es diferente en la mujer, con respecto al hombre, pues ellas tienen una protección inicial que es dada por las hormonas, es decir, por la presencia de estrógenos que disminuyen el riesgo de sufrir aterosclerosis y eventos coronarios”, afirma la médica Laura Ardila, especialista en medicina familiar, quien aclara que esta protección se pierde cuando la mujer pasa por la etapa de menopausia, por lo que el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares llega a ser equiparable al del hombre.

La predisposición de las mujeres a los males cardiovasculares tiene que ver, en parte, con factores hormonales asociados a la menopausia. | Foto: El País

Por otro lado, el diagnóstico temprano de estas afecciones puede resultar más complicado, particularmente en las mujeres, ya que en las arterias pequeñas “a veces no es visible si hay un compromiso de esa microarquitectura cardiovascular, cuando se realiza una coronariografía”, aclara la doctora Ardila. Incluso, “algunas mujeres presentan infartos del corazón, sin evidenciar obstrucciones de la circulación coronaria en el examen”, añade la especialista Carrillo.

Un factor adicional, determinante en esta tendencia, es que los síntomas clínicos de la enfermedad son diferentes entre mujeres y hombres. Si bien ambos pueden experimentar dolor u opresión en el pecho y dificultad para respirar, la mujer suele presentar otras manifestaciones durante el infarto, como náuseas, sensación de indigestión, fatiga en la boca del estómago y desasosiego. “En muchas ocasiones, esta sintomatología es atribuida a otras alteraciones, como el reflujo gastroesofágico o la ansiedad, lo cual puede entorpecer el diagnóstico y retrasar el tratamiento”, sentencia la cardióloga Diana Cristina Carrillo.

Lo descrito por Carrillo rememora el caso de Ruth Jaramillo, una trabajadora independiente que tuvo un infarto en 2004, en el municipio de Mistrató, Risaralda. “Un día antes me sentía muy cansada, como si hubiera hecho mucho ejercicio. A la mañana siguiente me desperté con un intenso dolor en las muñecas, como si me las estuvieran apretando, sentía náuseas y mucho frío”, cuenta la paciente, quien no presenta antecedentes de hipertensión ni tabaquismo.

Los programas de riesgo cardiovascular de las entidades de salud son muy útiles para prevenir estas patologías, así como desenlaces fatales. | Foto: Getty Images

“Casi al mediodía, el dolor en las muñecas fue aumentando, hasta que llegó al pecho de una forma tan fuerte, que me hizo recostarme en el piso”, comenta al recordar que sintió lo mismo dos horas más tarde, por lo que tuvo que ser llevada al hospital, donde sobre las 5:00 p.m. sufrió el infarto y perdió la conciencia.

“Me desperté tres días después en una Unidad de Cuidados Intensivos de Pereira, donde estuve 20 días, y otros más en hospitalización. Luego me remitieron a Cali, donde me colocaron un stent en la arteria circunfleja”, explica Jaramillo, quien gracias a esto, dice que se ha sentido mejor.

Sin embargo, el impacto que tuvo este infarto en su vida es notorio: “Uno ya no queda siendo el mismo, por ejemplo, voy a correr y no lo puedo hacer como antes, porque uno se siente cansado y ahogado”.

Factores de riesgo

A nivel mundial, las enfermedades cardiovasculares causan el 46 % de las muertes del sexo femenino en edad avanzada. El cáncer es responsable solo del 14 %. | Foto: El País

Hábitos como fumar cigarrillo, el consumo nocivo de alcohol, el sedentarismo, la ingesta de sal de manera exagerada y de alimentos ultra procesados y la obesidad, son los principales factores de riesgo para padecer una enfermedad cardiovascular en la población en general.

Por otra parte, el desarrollo de diabetes e hipertensión aumenta el riesgo, aún más, cuando no están bajo control o no se tratan adecuadamente.

“Si la persona tiene un diagnóstico de diabetes o hipertensión, lo ideal es que permanezca bajo supervisión, por medio de un programa de riesgo cardiovascular, de los que disponen las entidades de salud para hacerle rastreo a estas enfermedades. Es importante también tener un control adecuado de la diabetes y la presión arterial para evitar desenlaces de mortalidad”, señala la especialista Laura Ardila.

Distintos estudios revelan la existencia de otros factores de riesgo únicos para la mujer. Según la Asociación Estadounidense del Corazón, entre el 10 % y el 20 % de ellas tendrán un problema de salud en el embarazo, y la presión arterial alta, la preeclampsia y la diabetes gestacional durante la etapa de gestación aumentan en gran medida el riesgo que desarrollen una enfermedad cardiovascular más adelante en la vida.

A su vez, la médica Claudia Anchique expuso en un artículo de la Revista Colombiana de Cardiología de 2011, que condiciones como las disfunciones hormonales, como el ovario poliquístico, el síndrome placentario o la menopausia, que aumenta el colesterol total y el nivel de lipoproteínas de baja densidad (LDL) o colesterol “malo”, incrementan el riesgo de padecer alguna enfermedad cardiovascular en las mujeres.

Tipos de afecciones

Los depósitos de colesterol, al taponar las arterias, pueden provocar cuatro tipos de afecciones cardíacas:

Enfermedades coronarias: afectan las arterias del corazón, ocasionando dolor en el pecho, infartos e insuficiencia cardíaca.

Enfermedad de la circulación cerebral: en este caso las arterias del cuello, que transportan la sangre del corazón al cerebro, se ven alteradas, produciendo ataques cerebrovasculares.

Enfermedad arterial periférica: se presenta en las arterias de las piernas causando dolor al caminar. En casos extremos puede haber una pérdida completa de la circulación en alguna parte de las extremidades inferiores.

Enfermedad de la aorta: en la cual se pueden producir aneurismas, es decir, una protuberancia similar a un globo en las paredes de la arteria principal, que puede reventar y causar sangrado interno que puede llevar a la muerte.

Claves de prevención

  • La principal recomendación para prevenir el desarrollo de enfermedades cardiovasculares es reducir los factores de riesgo, priorizando hábitos sanos como “el consumo abundante de vegetales por lo menos dos veces al día, disminuir el consumo de sal, evitar el tabaquismo y el consumo exagerado de alcohol”, comenta la médica Ardila.
  • “Para quienes no tienen una restricción en la alimentación asociada a condiciones médicas, la dieta mediterránea es una buena opción, pues se basa en aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, semillas, aceite de oliva, carnes blancas, pescados o mariscos y en reducir el consumo semanal de carnes rojas, carnes procesadas y dulces”, asegura Carrillo.
  • Un ingrediente vital para evitar estas patologías es la actividad física moderada, al menos 150 minutos a la semana.
  • En el caso de las personas con enfermedades como hipertensión arterial, diabetes y colesterol elevado, “lo más importante es mantener un control adecuado de estas patologías y realizarse un chequeo periódico con el médico de atención primaria”, agrega la doctora Carrillo.
  • Además, se debe tratar la depresión y la ansiedad, pues se ha demostrado que pueden aumentar el riesgo de presentar un evento cardiovascular.