Desde que se enteró de su enfermedad en febrero de 2014, lideró una campaña nacional para prohibir este material en el país.
Ana Cecilia Niño falleció este domingo por cuenta de un cáncer por exposición a las fibras de asbesto, un mineral de amplio uso en la industria, especialmente de la construcción.
Desde que se enteró de su enfermedad en febrero de 2014, la mujer se convirtió en un símbolo de la lucha contra el asbesto y lideró una campaña nacional, respaldada por peticiones en internet, para que se prohibiera el uso de este material.
No obstante, no pudo ver su intención convertida en realidad ya que en junio del año pasado, la Comisión Séptima del Senado hundió un proyecto de ley que buscaba prohibir la producción, comercialización, exportación, importación y distribución de cualquier variedad de asbesto en Colombia.
Ana Cecilia Niño, comunicadora social, madre de una niña, vivió hasta los 17 años en el barrio Pablo Neruda cerca a Sibaté en Cundinamarca en donde se ubicaba la fábrica de Eternit.
Las calles del barrio se llenaban de un polvo por esos desechos con los que se levantaban las calles, jugábamos a las escondidas entre los tubos rotos que dejaba la fábrica. El médico me explicó que esos desechos contenían un elemento llamado asbesto, me dijo que él tenía muchos pacientes de esa zona, algunos vivos, otros no, que también padecieron mesoteliomas, manifestó en su momento.
Cuando se enteraron de la enfermedad, Ana Cecilia y su familia se sumaron como coadyuvantes a una acción popular que se presentó en 2005 en contra del Ministerio de la Protección Social para prohibir el asbesto. Además, interpuso una demanda contra el Estado colombiano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
La noticia de su muerte la dio a conocer su esposo Daniel José Pineda a través de redes sociales en donde compartió el siguiente mensaje:
Hoy partió de este mundo el ser que yo más amo, Ana C. Niño, mi esposa, mi maestra y mi guerrera favorita. Comparto esta entrada con quienes la conocieron y con quienes aun sin conocerla apoyaron su lucha contra el asbesto y admiraban al igual que yo, su coraje, su valentía y su alegría. Este es un mensaje para invitarlos a orar por ella, por su espíritu, por su hija y por uno de sus deseos más grandes: Si es posible luchar por construir sin tóxicos que nos contaminen, si es posible sonreír aun en las más fuertes tempestades, si es posible ser feliz aun con una enfermedad como el cáncer mesotelioma. Si es posible llegar enfrentar sin miedo alguno a personas sin escrúpulos en el poder, si es posible amar sin límites en el matrimonio, si es posible darlo todo por los demás, si es posible creer en un planeta mejor, más humano, más sano y más sostenible.