Ad portas de cumplirse un año de la llegada del coronavirus al país, son varias las medidas que inicialmente se implementaron y han perdido reconocimiento y resultarían inocuas para minimizar los riesgos de contagio de la enfermedad respiratoria.
Quizá los protocolos más populares que se han adoptado en espacios públicos son la utilización de tapetes con líquido desinfectante, la toma de temperatura de quienes asisten a establecimientos y aspersiones con alcohol o antisépticos.
Pero, ¿qué tan seguro es rociarse con alcohol o desinfectante al llegar a casa? ¿Es efectivo utilizar tapetes desinfectantes y limpiar los zapatos al llegar a casa o un restaurante?
De acuerdo con infectólogos y epidemiólogos estos protocolos que se han tornado reiterados en casas y establecimientos carecerían de validez científica, por lo que su continuidad debería ser revisada, dado que generan una falsa sensación de seguridad.
En ese sentido, son varias las voces que se han alzado para llamar a las autoridades de salud a actualizar los protocolos de bioseguridad, en aras de generar mayor efectividad en la reducción del riesgo de contagio.
Una de ellas es la epidemióloga Zulma Cucunubá, quien asegura que “no hay chance de que el coronavirus se vaya a transmitir o se reduzca el riesgo si limpiamos, o no, los zapatos o las llantas o las superficies externas de los carros. Estas son prácticas que, definitivamente, deben quedar abolidas de la pedagogía ciudadana”.
A esto se suma el llamado de investigadores de la Universidad Nacional al Ministerio de Salud para que actualice la resolución 666 de 2020, que fue expedida en marzo del año pasado y en la que se dio línea sobre el protocolo de bioseguridad.
En una carta abierta enviada al ministro de Salud, Fernando Ruiz, los investigadores resaltaron que “los protocolos de bioseguridad vigentes no incluyen algunas de las medidas asociadas a dicho mecanismo y que resultan ser en la actualidad las medidas más efectivas en la reducción del riesgo de transmisión del virus. Entre estas se encuentran el mejoramiento de buena ventilación de espacios interiores con alta renovación de aire, el monitoreo de los niveles de CO2 como indicador de la calidad de dicha ventilación”.
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Lo que sí sirve para minimizar el riesgo
Ante la desmitificación de varios de los elementos que se utilizan a diario para minimizar el riesgo de contagio de Covid-19, especialistas señalan que las medidas más importantes seguirán centrándose en el autocuidado.
La epidemióloga Zulma Cucunubá hizo hincapié en que las labores que deben posicionarse como prioridades para mitigar el riesgo de transmisión giran en torno a tres preceptos fundamentales: ventilación de espacios cerrados, uso correcto del tapabocas y distancia física.
En cuanto a la mejora de la ventilación, especialistas recomiendan el uso de dispositivos de filtración de alta eficiencia para remoción de partículas potencialmente cargadas con copias virales, en el caso en que la ventilación sea insuficiente.
El infectólogo Eduardo López también resaltó que un hábito que no debe menguar es el lavado de manos, que se constituye en una medida efectiva para prevenir el contagio.
El infectólogo Eduardo López indica que, en caso de persistir con la toma de temperatura, el procedimiento debe realizarse con termómetros calibrados.
Tapetes desinfectantes, de esenciales a mito urbano
Los tapetes bañados con líquidos desinfectantes a la entrada de viviendas y establecimientos son otro elementos que especialistas cuestionan en términos de efectividad a la hora de evitar contraer el virus.
Al respecto, el director científico del Centro de Estudios de Infectología Pediátrica, Eduardo López, indica que los tapetes no son implementos confiables.
“El virus se transmite al ingresar por mucosas orales, nasales u oculares, por lo que es menos probable que ingrese a través de los zapatos al organismo”, asegura López.
En un estudio en el que se tomaron muestras de las suelas de zapatos del personal médico de la UCI de un hospital en China, se encontró que la mitad de las muestras dieron positivo para los ácidos nucléicos del virus. No obstante, no quedó claro si esas piezas causan infección.
Tamizajes, otra medida que se torna innecesaria
A la entrada de cualquier unidad residencial, restaurante, banco o supermercado uno de los elementos que desde el año pasado no puede faltar es el termómetro infrarrojo, con el cual se monitorea si puede haber presencia de personas con cuadros febriles que impliquen un eventual riesgo de contagio.
Sin embargo, de acuerdo con una publicación del Nodo de Salud Ambiental y Ocupacional de Colombia, Nodo SAO, “la evidencia de transmisión del virus a partir de personas asintomáticas, así como la falta de pedagogía efectiva en el uso de termómetros digitales, hacen que la medida de toma de temperatura sea poco útil”.
Desde el Nodo SAO se cuestiona la inversión que han realizado instituciones y empresas en la implementación de estos equipos y cámaras de detección de temperatura y que tienen una “efectividad cuestionable”.
Aspersión, poco efectiva
Uno de los rituales que se tornó costumbre en los hogares durante buena parte de la pandemia ha sido el de rociar químicos o alcohol sobre la ropa o las personas mediante atomizadores, una vez arriban de la calle.
Esta práctica fue desestimada por el Ministerio de Salud el año pasado como un factor que sirva para desinfectar personas o las prendas de vestir que portan.
Para el Nodo de Salud Ambiental y Ocupacional de Colombia, Nodo SAO, las medidas asociadas a la desinfección de las superficies “no son realmente efectivas para reducir la transmisión, causan una falsa sensación de seguridad y generan costos innecesarios”.
Asimismo, especialistas señalan que teniendo en cuenta que la transmisión se da, principalmente, mediante contacto, gotículas respiratorias y aerosoles, la aspersión de líquidos desinfectantes en carros, llantas, edificios, casas o calles resulta inútil para contrarrestar el virus y su eventual contagio.