Cada vez más personas en el mundo, sobre todo, las más jóvenes, se definen como veganas. Por tanto, siguen exclusivamente una dieta basada en vegetales, evitando el consumo de cualquier producto de origen animal, como una muestra de su compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente.
De hecho, los veganos se consideran preocupados por su salud y la del Planeta. Sin embargo, este estilo de vida no significa necesariamente tener buena salud.
Así lo confirman investigadores del Centro de Salud Pública de la Universidad de Viena (Austria), quienes analizaron las pautas alimentarias y el comportamiento en cuanto a actividad física de los veganos, llegando a la conclusión que hay una discrepancia entre la apariencia y la realidad en muchos casos.
El 47% de los veganos consume más verduras, frutas, proteínas, patatas, productos integrales, aceites y grasas vegetales, y cocinan con ingredientes frescos.
En efecto, aunque algunos de los que han incursionado en esta tendencia hacen más ejercicio que la media de la población, lo cierto es que también consumen alimentos procesados industrialmente, lo que no puede calificarse como beneficioso para la salud.
El estudio, publicado en la revista científica Nutrients y dirigido por Maria Wakolbinger y Sandra Haider, del Centro de Salud Pública de MedUni Viena, realizó una encuesta en línea con 516 personas veganas, con una edad media de 28 años, que llevaban al menos tres meses consumiendo esta dieta. “Las respuestas a la encuesta evidenciaron que ser vegano no es en sí mismo sinónimo de ser sano”, subrayó Wakolbinger.
Los científicos advirtieron que por indiscutibles que sean para la ciencia los beneficios de una dieta basada en plantas, hay que tener en cuenta el grado de transformación de los alimentos consumidos, sobre todo en esta categoría.
¿Dietético?
Vale la pena mencionar que el equipo de investigación llegó a la distinción entre un patrón dietético consciente de la salud y otro de conveniencia en el estilo de vida vegano.
Los veganos con una calidad de dieta basada en la conveniencia (53%) se caracterizaban por un mayor consumo de pescado procesado y de alternativas de reemplazo a la carne, aperitivos salados veganos, salsas, pasteles y otros dulces, alimentos precocinados, zumos de fruta y cereales refinados.
“Las investigaciones han demostrado claramente los efectos negativos de los alimentos procesados industrialmente sobre la salud”, anotó Wakolbinger.
Según los autores, en el caso de las personas que consumen principalmente alimentos precocinados, se ha demostrado científicamente un 29 % más de riesgo de mortalidad general, hasta un 51 % más de riesgo de sobrepeso y obesidad, un 29 % más de posibilidad de padecer patologías cardiovasculares y un 74 % más de llegar a sufrir diabetes tipo 2.
Por otro lado, “Los veganos preocupados por su salud son más activos en el ejercicio que los que pertenecen al patrón de comida precocinada”, explicó la primera autora, Sandra Haider.
Datos de interés
- A diferencia del vegetarianismo, el veganismo es una forma de alimentación basada en plantas, en la que no solo se prescinde de la carne, sino de todos los alimentos y subproductos de origen animal.
- En Austria, el 2% de las personas siguen actualmente una dieta vegana.
- “El patrón dietético de conveniencia que identificamos en estas comunidades bien podría denominarse ‘veganismo pudding’”, resaltaron las autoras de la investigación, quienes invitaron a la concientización en el consumo de sustitutos cárnicos y lácteos ultraprocesados, detectado en estos grupos, que en exceso podrían afectar la salud.
En la actualidad, las alternativas veganas a la carne y la leche generan un volumen de negocio anual de 1.700 millones de euros en Europa. Según Sandra Haider, los veganos preocupados por su salud son más activos en el ejercicio que los que pertenecen al patrón de comida precocinada.
*Con información de Colprensa.