Hace tres meses terminó la COP16 en Cali y toda la exposición mediática y el ruido al que estuvo expuesta la ciudad parece empezar a diluirse. Las noticias del día a día vuelven a los titulares e, incluso, hay quienes hablan de un “nuevo estallido social”, tristemente promovido por algunos sectores. Como diría el hermoso Borges sobre su Buenos Aires natal: “No nos une el amor, sino el espanto”.

La COP les permitió a los caleños recuperar su orgullo, el sentido de pertenencia por la ciudad, la dignidad perdida y la certeza de que cuando trabajan juntos, logran poner a Cali en la escena mundial. Motivos para sentir orgullo por Cali hay muchos. Cali es hoy la capital mundial de la biodiversidad, basada en su condición geográfica privilegiada, con sus siete ríos, su vegetación exuberante, sus farallones, su cercanía al mar y sus más de 560 especies de aves. “Sombra benigna de los árboles, viento con pájaros que sobre las ramas ondea”, siguiendo con Borges.

El Teatro Municipal Enrique Buenaventura, anteriormente llamado Teatro Municipal de Cali, fue construido el 9 de abril de 1918. | Foto: El País

En medio de esos ríos, de ese olor a flores, de esos pájaros que llenan el viento con sus cantos, de ese calor permanente en el aire y de esa luz amarilla que siempre hay en Cali, se levantan joyas de arquitectura, que hacen que esta ciudad tenga la magia que ninguna otra ofrece. Bienes de Interés Cultural y patrimonial, motivo de orgullo no sólo para los caleños, sino para todos los colombianos, por los que vale la pena darse “un borondo” y llevar a los amigos cuando vienen de visita a Cali.

Cali es conocida como la Sultana del Valle (una sultana es una “noble árabe”), apodo que surgió en gran medida por los vestigios de la arquitectura mudéjar que, por fortuna, todavía existen en la ciudad con la Torre Mudéjar, el campanario que hace parte de la Capilla de la Inmaculada del complejo religioso de San Francisco, ubicado en la plazoleta del mismo nombre, como principal exponente de ello.

Hoy, la Torre es la joya arquitectónica más grande de la ciudad y una de las más importantes de Colombia, explica Juan Ricardo Rey, historiador de arte y miembro del Grupo de Investigaciones de Arte Colombiano, “por ser la única del arte hispanoárabe del mudejarismo en Latinoamérica que tiene que ver con una característica del Nuevo Reino de Granada que llevó a que el historiador español Enrique Marco Dorta hablara de “Colombia, la mudéjar”. Es la única estructura externa en el país que tiene este estilo. El resto, entre las que están el templo de San Juan Bautista de Pasto, la techumbre de San Francisco en Bogotá, la catedral de Tunja y la iglesia de la Concepción en Bogotá, tienen sólo las cubiertas”.

Edificio El Puente, más conocido como Edificio de Coltabaco, Fue declarado Bien de Interés Cultural. | Foto: El País

Además de la Torre, el edificio El Puente, más conocido como el edificio de Coltabaco, que inauguró su renovación en plena COP 16, obra de Guillermo Garrido Tovar, es patrimonio urbano y arquitectónico, y tiene mucho que ver con los hispanismos de principios del Siglo XX, en los que se recuperó como identidad cultural de España la herencia mudéjar. Este edificio tiene un lenguaje neo mudéjar que toma elementos, en particular, de la Alhambra de Granada. Las ventanas del edificio hacen juego con las barandas del Puente Ortiz, declarado Bien de Interés Cultural. De paso, decir que las barandas y los paraderos blancos que bordean el río sobre la Avenida Colombia son Cali en su más pura expresión. Rodean este edificio la iglesia La Ermita y el Parque de los Poetas, que reemplazó al desaparecido Hotel Alférez Real, demolido en 1970, de manera absolutamente increíble y brutal.

De Coltabaco, subiendo hasta la Plaza de Cayzedo, están el Teatro Jorge Isaacs, Monumento Nacional desde 1984; el Palacio Nacional, Monumento Nacional desde 1977; el edificio Otero y la Catedral de San Pedro. Y, a pocas cuadras, el Teatro Municipal, Monumento Nacional desde 1982; el sector antiguo del barrio La Merced, la Iglesia y Convento de La Merced, y la Capilla de La Inmaculada, todos declarados bienes Inmuebles de Interés Cultural del Ámbito Nacional. En total, Cali tiene 272 Bienes de Interés Cultural.

La Capilla de San Antonio es de tipo barroco, se encuentra ubicada en la Colina de San Antonio. | Foto: El País

En la Plaza de Cayzedo están el edificio Lloreda, el edificio del Banco de Bogotá, el edificio Plaza de Cayzedo, el edificio de Colseguros, el Hotel Astoria y muy cerca, sobre el Boulevar del Río, el edificio Garcés, todos con marcada influencia Art Decó.

El Teatro Municipal tiene como vecinos el edificio del famoso arquitecto Rogelio Salmona, donde funciona el Centro Cultural de Cali, el Banco de la República y en el mismo sector, los edificios del Banco de Occidente y de la Cámara de Comercio, con el sello de Manuel Lago, que toda su vida defendió el centro de Cali.

Pero además de los edificios patrimoniales del centro, está el barrio El Peñón, hogar del colegio La Sagrada Familia, declarado patrimonio de la ciudad, fundado en 1907 por las hermanas de la Providencia y reconocido como el primer colegio femenino en Cali, que ha formado a más de 12 mil mujeres.

La Sagrada Familia y las ruinas de la casa de Jorge Isaacs, donde el escritor terminó su novela ‘María’, fueron parte fundamental del 41 Salón Nacional de Artistas que se hizo en Cali entre noviembre y diciembre de 2008 y enero de 2009, en 14 salas y con la participación de casi 300 artistas, entre ellos la maestra Beatriz González, Antonio Caro, José Alejandro Restrepo, Pedro Alcántara, Éver Astudillo, Santiago Cárdenas, María Fernanda Cardoso, Miguel Ángel Rojas, Rosemberg Sandoval, León Ferrari, Marta Minujin. Uno de los mejores recuerdos de ese Salón es la proyección realizada sobre las ruinas de la casa de Jorge Isaacs de un fragmento de la primera película de cine rodada en Colombia: ‘María’, de Máximo Calvo y Alfredo del Diestro (1921).

Las ventanas y puertas en el barrio San Antonio destacan su belleza colonial. | Foto: El País

Y si de patrimonio se trata, imposible no pasar por San Antonio, barrio de interés patrimonial y de preservación urbanística. Su capilla y su colina fueron declaradas Monumento Nacional en 1993. La capilla, de estilo barroco inspirado en las capillas de las haciendas del Valle del Cauca, se inauguró en 1747 y tenía como objetivo que los vecinos del barrio tuvieran una casa de oración. La misa de apertura fue consagrada a San Antonio de Padua y de ahí su nombre. El piso quemado de la iglesia, sus paredes blancas sin decoraciones y sus gradas de piedra la convierten en una de las iglesias más sencillas, pero más espectaculares de todo el país.

San Antonio es el barrio bohemio de Cali, reconocido por ser hogar de escritores, pintores, cineastas, actores, arquitectos y artistas de todos los tiempos. Hoy está repleto de cafecitos, restaurantes, hoteles, joyerías, boutiques, panaderías y pequeños lugares en donde casi todo es hecho a mano por artesanos y artistas locales. Una de las cosas más hermosas del barrio es el monumento a la maceta y los ringletes colgados en los postes o en las ventanas de las casas. Llama la atención la vegetación que se sube por las paredes y se mete por las puertas y las ventanas y sus casonas con grandes patios rodeados de árboles. Como casi todos los lugares históricos, tiene varias leyendas. Una de las más famosas es que en la madrugada, los vecinos escuchan un estruendo de pisadas de caballos, pero al asomarse a las ventanas, no ven absolutamente nada, igual que en las calles del centro histórico de Popayán. También dicen que por sus calles se aparece el duende y que hay brujas que rondan por sus esquinas.

Si bien Cali es una belleza en cuanto a arquitectura colonial, uno de sus sellos es la arquitectura moderna que llegó al país en las décadas de los 40 y 50 y que llegó a Cali de la mano de firmas como Borrero, Zamorano y Giovanelli y Lago y Sáenz, éstos últimos formados en la escuela norteamericana con la fortuna de conocer a los grandes maestros de este movimiento. De hecho, en 1958, en el número 80 de la revista francesa L´Architecture d´aujourd´hui, se incluyeron tres casas construidas por Lago y Sáenz en Cali, lo que constituyó un hito para la arquitectura nacional.

La Sociedad Colombiana de Arquitectos del Valle del Cauca, creada en 1947 por Alfonso Caycedo Herrera, Edmond Cobo, Alfonso Arboleda, Guillermo Cote Lamus, Alfonso Garrido Tovar, Jaime Castro Córdoba, Gonzalo Alarcón, Heladio Muñoz, Herman Calero Tejada y Álvaro Calero Cepeda, contribuyó en gran medida a que Cali se destacara como una ciudad arquitectónica, pionera en Colombia.

Las joyas arquitectónicas construidas a partir de los 40 se integraron de forma casi natural con las construcciones históricas ya existentes e hicieron de Cali una ciudad única, cuna del cine, el teatro, la música, la literatura y el arte, y epicentro de la creatividad en Colombia, cuya máxima representación es el Museo La Tertulia de Lago & Sáenz, levantado entre 1967 y 1973. El primer edificio, construido en 1967, sigue siendo el más representativo y hace eco a la arquitectura clásica. Acorde con el libro ‘Lago & Saénz, la materia y el vacío’, editado por la Universidad del Valle, “el gran protagonista de la composición general fue entonces el gran barranco, haciendo de la geografía la gran protagonista de la intervención arquitectónica, al ubicarse en el foco espacial de la concavidad del pequeño teatro”. Ese vacío se complementa perfectamente con el sendero de las esculturas que abarca seis obras de los artistas Feliza Bursztyn, Mónica Restrepo, John Castles, Édgar Negret, Yukata Toyota y Lydia Azout, pertenecientes a la colección del Museo y, obviamente, con la Cinemateca, que, junto al Teatro Calima en la Avenida Sexta (también patrimonio arquitectónico), fueron sede de varios cineclubes que inevitablemente evocan a la Cali de Andrés Caicedo.

Una lógica similar se aplicó en diseños arquitectónicos de edificios tan emblemáticos como el del Club Campestre, al sur de la ciudad, construido en la antigua casa Hacienda de San Joaquín, en el cual participó Sáenz. El diseño del Club fue una gran oportunidad para los jóvenes arquitectos formados con los ideales de la arquitectura moderna y aún hoy es considerado un hito en la historia de la arquitectura moderna, no sólo de Cali, sino de toda Colombia, al salirse de los parámetros de la arquitectura institucional y de los edificios industriales, cuyo ejemplo por excelencia es la fábrica de Cartón de Colombia en Yumbo, diseñada en 1945 por el arquitecto alemán Walter Gropius, fundador de la escuela de La Bauhaus, una de las escuelas arquitectónicas más influyentes a nivel mundial.

“No nos une el amor, sino el espanto”, dice Borges en su poema a Buenos Aires, pero en Cali no nos une el espanto, sino el encanto por una ciudad repleta de joyas arquitectónicas que la han hecho una ciudad emblemática en Colombia. “Será por eso que la quiero tanto”.