Por Isabel Peláez R.
No se necesita ir muy lejos de la ciudad, para descubrir a pocos minutos paraísos naturales, surcados por ríos y cascadas, habitados por cientos de especies de fauna y flora, que son cuidados y protegidos por comunidades de corregimientos de Cali, como Villacarmelo, que han aprendido a cultivar sin impactar negativamente el bosque, y que abren las puertas de sus casas en la montaña para invitar al turista a vivir experiencias únicas. Una invitación a entender que “Cali también es loma”.
Reserva Natural Bosque Colibrí
Carlos Andrés Ossa, comunicador social, junto a su esposa Paola Andrea Dradá, psicóloga, viven hace 15 años en la reserva, y hace siete abrieron las puertas de su paraíso, para compartir su proceso. Son miembros del comité gestor de la Red de Turismo de Naturaleza, y su casa es un aula abierta para estudiantes de universidades de facultades de biología y carreras afines y con sus investigaciones, esta pareja complementa su labor.
Bosque Colibrí es una reserva natural, en el corregimiento de Villacarmelo, dentro del área de amortiguamiento, para conservación, del Parque Nacional Natural Los Farallones de Cali, en la cuenca del río Meléndez. Son 14 hectáreas: 12 en bosque en conservación y 2 productivas; en una producen café de conservación, 100 % orgánico, sin pesticidas, ni plagicidas, a semi sombra con el nombre de Café del Bosque.
Su reserva está certificada como Negocio Verde por el Ministerio del Medio Ambiente, uno de los 380 del Valle, coordinados por la CVC y la Ventanilla de Negocios Verdes. Cultivan cítricos, frutas y hortalizas, con un modelo de producción sostenible. Cuenta Carlos Andrés que los visitan más de 100 especies de aves al año, varias migratorias vienen desde Canadá, cuando allá están en invierno, como la reinita naranja o Reinita Gorginaranja, y hay varias endémicas, como la Pava Caucana o Penelope perspicax, ave amenazada, “aquí en esta casa cuidamos y conservamos”, dicen.
A su extenso ‘patio’, con cascadas y bosques incluidos, llegan el Habia Cristata o ‘Habia copetona’, el Gallito de Roca —insignia de los Farallones—, tangaras como la dorada o gyrola. Todas las noches transitan por el lugar monos nocturnos y Martejas, el Olinguito (Bassaricyon neblina), uno de los últimos carnívoros identificados por la ciencia; armadillos y guatines.
La conservación es la tarea de esta pareja, que en su reserva sembró 50 árboles de zapote, ofrece avistamiento de aves, pasadías, recorridos guiados y experiencias como la del café, adentrándose en su cultivo, recolectando el grano, para luego disfrutar de un viaje sensorial por aromas y sabores, y comprender el misticismo de una taza de café. Con un traje especial se visita el apiario, de nueve colmenas, destapan una o dos, y se interactúa con abejas africanizadas, muy importantes para el ecosistema.
En la ecotienda se cata miel y se aprende de los distintos tipos de esta. La esposa de Carlos es guía de talleres de autocuidado emocional, recorridos al bosque, para armonizar emociones como estrés, carga laboral y conflictos interpersonales. Hay habitación para cuatro personas, camping bajo techo o lleve carpa. Info: 3014000620. @bosquecolibri
La Huerta de Herlan
Hace más de 20 años, Liliana Castro y su esposo Herlan Chávez, se quedaron sin empleo, debido al cierre de una multinacional farmacéutica en la que trabajaban en Cali. Ella terminó ingeniería industrial y su esposo dejó de laborar en empresas donde no le pagaban muy bien, e hizo un curso de hidroponía en Bogotá. Con sus indemnizaciones compraron este espacio en Villa Carmelo e iniciaron allí su cultivo de berros —uno de los mayores multivitamínicos y anticancerígenos—, libre de agrotóxicos y control biológico de plagas y bañado con agua del nacimiento del río Meléndez.
Desde hace siete años empezaron a preparar licor, vinagres y mermeladas de frutas y hortalizas. Son 2.5 hectáreas de un espacio muy productivo en el que todo lo aprovechan, con la cáscara del limón hacen el limoncello, con la de la naranja preparan licores y mermeladas, de las frambuesas extraen un exquisito elixir, al igual que de la menta y la hierbabuena. Quien los visita aprende a crear y sostener una huerta pequeña en casa. La experiencia incluye un sendero interpretativo, en el que los visitantes pueden darse un baño en el río.
Ellos pertenecen al Red de Turismo de Naturaleza de Cali y cuentan con su propia red interna; sus productos los venden en el Mercado de la Montaña, haciendo parte de una economía circular. La gente puede pasar a la huerta en la mañana, degustar los exquisitos productos y desplazarse a otro de los 9 emprendimientos más que hay en Villacarmelo, a vivir una armonización de los cuatro elementos, a pintar o hacer cerámica en el bosque. Ellos están felices porque a través de la Red de Turismo de Naturaleza, su casa finca hará parte de un portafolio de emprendimientos de naturaleza de este y otros corregimientos.
Esta familia quiere que la gente sepa que “en la ruralidad encuentra un paisaje distinto al de los edificios y el cemento, a través de la Corporación Piensa que apoya a la Red, para darnos visibilización en redes sociales y de un gran directorio que realizarán, para que la gente nos conozca”. Los esposos ofrecen tanto pasadía como hospedaje el fin de semana. La experiencia incluye sendero, prueba de productos y capacitación en hidroponía, por $120 mil. Capacidad de 10 a 12 personas. Visitas, de jueves a domingo, de 8:00 a. m. a 4:00 p. m. Informes: 3184843701. Instagram: @huertadeherlan
Parque temático La Doble Espiral
La Doble Espiral, símbolo ancestral, representa el ciclo de la vida, el recibir y devolver en conciencia o equilibrio. No hay equilibrio en la naturaleza si solo extraemos sus recursos, sin devolverle nada. Con esta concepción creó este lugar Carlos Castaño, hace 10 años, para brindar educación ambiental a colegios, universidades y comunidades, e impactar positivamente el territorio de Villacarmelo.
El acceso se hace en una tarabita, que cruza el bosque y el río por los aires. Son tres hectáreas —una habitada, el resto es bosque protegido en recuperación—.
Cuenta Ivonne Moreno, administradora y líder de logística, esposa de Carlos, que “en una década, la naturaleza ha reencontrado su camino y se ha regenerado, recuperando flora y fauna nativa, como el mono andino, el barranquero (Momotus momota)”. Describe que en su casa en la montaña “lo invisible se hace visible a los ojos y se comprende que para sanar se requiere sanar nuestra relación con el río y la montaña.
Quien lo visita se concientiza de la responsabilidad que tenemos de participar en la restauración de los daños causados por nuestra acción humana inconsciente; que debemos ser factor de equilibrio, no de desbalance como hasta hoy”.
Allí se puede hacer avistamiento de aves, canopy, Minidesafío de la Chakana (viaje al interior del ser con el juego), senderos interpretativos y Lecturaleza; visitar el Cagatorium (baño seco) la Buenoka o Kiosko; practicar rituales de sanación y reconexión, huerto terapia, refinamiento sensorial, geografía creativa y escritura fantástica, caminatas de purificación y poder. Hay pasadía, de 9:00 a.m. a 5:00 p.m., por $95.000, y alojamiento, para dos, de $200.00 a $400.000 en cabaña. Camping: $25.000. Incluye alimentos. Tel: 3176168182. @ladobleespiral