Los equipos que trascienden y se convierten en una verdadera familia, son aquellos que están detrás de los proyectos exitosos. Un gran ejemplo de esto es JGB, una de las empresas más icónicas por sus productos y que se ha construido de la mano de sus trabajadores durante 93 años.
Nadie mejor para reconstruir la memoria de JGB que los mismos recuerdos de sus trabajadores, quienes podrían relatar de memoria todas las transformaciones que ha vivido la compañía. Desde aquel trabajador que comenzó a sus 23 años, hasta el que encontró el amor de su vida en los pasillos de la empresa. Son tan solo algunas historias de una empresa que está ‘hecha de su gente’.
Lina Patricia Palacios es una muestra de lo que esta empresa ha significado para quienes hacen parte de ella. Lina ya completa 18 años en la compañía, inició en Bogotá como Asistente Administrativa de Ventas para después llegar a Cali como Asistente de Dirección General y luego llegar a ser Jefe de Planeación Financiera. Nos cuenta que gracias a JGB su familia pudo establecerse en Cali, pues en ella encontró más que una empresa, una casa de puertas abiertas que le ha brindado todas las oportunidades para seguir creciendo.
Historias como la de ella abundan. Desde el área de producción hasta el
administrativo: todos los colaboradores, desde los más jóvenes hasta los más antiguos, son personajes claves para la construcción de ese sueño que lleva 93 años materializado en los hogares de los colombianos.
Una fórmula de toda la vida
La fórmula de la empresa, es la misma desde que el señor JGB: ‘Jorge Garcés Borrero’, su fundador, dio inicio al proyecto en 1875. La idea de crear artículos farmacéuticos, a un costo accesible sigue vigente con su producto estrella, Tarrito Rojo, y de eso dan fe todas las generaciones que han pasado por esta compañía.
Así lo cuenta Orlando Escobar, actual Jefe de Compras, quien lleva 22 años en la empresa que representa todo para él, pues JGB y su familia son los motores que lo han llevado hasta donde está hoy. Para JGB, Orlando es una verdadera muestra de pasión y empuje que los inspira a seguir por el camino que van, donde lo más importante es su gente.
La empresa que un día Jorge Garcés Borrero pensó como una farmacia
convencional, se ha convertido en uno de los lugares más anhelados para trabajar en la región. Pues uno de los grandes objetivos de la empresa es que los jóvenes que apenas egresan puedan abrir su panorama laboral en la compañía vallecaucana.
Lo mismo sucedió con Wilmar Arredondo, que cuando comenzó a trabajar allí, no sobrepasaba los 25 años. En sus 31 años en la empresa, dice que ya “echó raíces allí y ha levantado a su familia”. Ha tenido la oportunidad de estudiar su tecnología en electrónica, de aprender y hasta de enamorarse: no solo de su profesión, sino de la mujer que hoy en día es su esposa y madre de sus hijos. “Mi vida tiene a JGB justo
en la mitad: mi familia, mi hogar, mi campo laboral, se ha forjado aquí”, dice.
Así hay muchos más relatos de personas pujantes y valientes que cuentan que con la nueva administración de JGB, se han seguido tejiendo nuevos lazos humanos en la compañía. Esos valores, filosofía y sentido social, se han reconectado con los colaboradores y con los nuevos liderazgos que hoy en día están a la cabeza de la compañía.
Un siglo de historia para la región, con una empresa cuya fórmula secreta, es la calidad de su gente.