En el segundo piso de la Escuela Taller de Buenaventura, ritmos del Pacífico se mezclan con el rap en una misma melodía. Sucede de lunes a sábado, cuando niños y jóvenes entre los 14 y 20 años reciben clases gratuitas de música y arte. Pero también de producción audiovisual, tecnología y electrónica básica.

Sucede entonces que allí se aprende que el mundo es un lugar mucho más grande. Todo ocurre en un edificio pintado de blanco y ubicado sobre el bulevar, la gran plazoleta de senderos peatonales que se extiende entre la catedral y la antigua estación del ferrocarril, como parte de la bella renovación urbanística del Puerto. A un costado queda el océano Pacífico, manso e incierto. Del otro lado se contempla la ciudad.

El ‘Uramba Maker Lab’, que es como se llama el lugar, nació en el 2016 como una puerta abierta para las nuevas generaciones, una extensión del nuevo modelo educativo del colegio de la Fundación, el cual tiene hoy 110 muchachos beneficiados: “Acá los niños entienden que la educación es una de las armas más importantes y poderosas que pueden empuñar”, cuenta Yonathan Marín, coordinador del laboratorio. Con el conocimiento en sus manos, pues, lo que sucede en el ‘Lab’, es que los chicos comienzan a darse cuenta que ese mundo más ancho que descubren en el panorama, no necesariamente está más lejos.

Ahí está el caso de Maby Valencia, egresada del colegio de la Fundación, que a los 16 años fue becada por la Universidad Nacional para estudiar Ingeniería Electrónica en Bogotá, gracias a su desempeño en las pruebas de ingreso. O el caso de Jaider Andrés Angulo, uno de los tres estudiantes elegidos para representar a Buenaventura en el ‘Teen Summit 2018’, la cumbre de adolescentes líderes en proyectos tecnológicos que a finales de julio pasado se llevó a cabo en Boston, Estados Unidos.

Una de las filosofías del ‘Uramba Maker Lab’, dice su coordinador, es que todas las enseñanzas promovidas puedan ser aplicadas en beneficio de la comunidad. Por eso es común que desde allí los estudiantes desarrollen proyectos de concientización social, como los cortometrajes que han realizado para abordar temas como violencia intrafamiliar o uso de redes sociales.

Entre los alumnos del ‘Lab’, ya hay especialistas en la producción de vídeo mapping (técnica audiovisual para proyectar imágenes en superficies reales), con probadas muestras de talento en eventos culturales del Pacífico. Al laboratorio, sin embargo, los chicos no solo van para crecer académicamente, sino para crecer en su comprensión del universo: “Aquí uno aprende a ser buen amigo y a apoyar al otro”, dice por ejemplo Reynaldo Angulo, uno de los chicos del ‘Lab’. El nombre del espacio no es fortuito: ‘Uramba’ es un término de origen africano que significa unión.

Como este proyecto, la Fundación Sociedad Portuaria Buenaventura (SPB) cuenta con otros programas que fomentan la educación y el desarrollo comunitario. Desde los inicios de la Fundación hasta la fecha, se han graduado 1.213 estudiantes universitarios gracias al programa de becas para la educación superior que ofrece la SPB.

“Nuestra misión es demostrar que en Buenaventura podemos tener educación de la más alta calidad y ser un referente nacional” dice Andrés Ramírez, gerente de la Fundación.

Por eso el pasado 23 de agosto fue puesto en marcha el proyecto sostenible de innovación en infraestructura educativa, a través de la construcción de la nueva sede del colegio de la Fundación que atenderá 420 estudiantes, principalmente subsidiados, y a más de dos mil niños, niñas, jóvenes y adultos que se beneficiarán de los programas de artes, deportes y ciencia.

Desde el 2017, la Fundación también ha extendido su apoyo a la población víctima del conflicto armado en Buenaventura, fortaleciendo el programa de desarrollo comunitario ‘Pan-Coger’, mediante el cual ofrece asesoría, capacitación y fortalecimiento a las microempresas culturales nacientes en renglones como la música, la gastronomía y el turismo comunitario sostenible.

El gerente de la Fundación está convencido de que las próximas revoluciones creativas y culturales saldrán de Buenaventura. El ‘estallido’ se prepara en un pequeño laboratorio de paredes adornadas por grafittis multicolor. Queda en el segundo piso de un edificio blanco que se levanta en una esquina del bulevar del Puerto. A un costado, el Pacífico. Al otro, la ciudad que se transforma desde el conocimiento.

Sociedad Portuaria de Buenaventura

Nació hace 24 años para administrar el terminal marítimo de Buenaventura. Según la Comisión Económica para América Latina, Cepal, la Sociedad está posicionada entre los 20 mejores centros marítimos de Latinoamérica.

La Sociedad Portuaria de Buenaventura está posicionada como el puerto más grande del Pacífico gracias a las inversiones en ampliación e innovación de los últimos años.

Desde sus inicios, en 1994, la compañía creó simultáneamente la Fundación, que lleva su nombre y que es financiada por la empresa, para la realización de proyectos y propuestas sociales que beneficien a la comunidad en general.

“Nuestro objetivo como Fundación es formar grandes líderes. Esperamos que el próximo alcalde de Buenaventura salga de acá”. Andrés Ramírez, gerente de la Fundación SPB.