Primero piense en un cholado. Luego considere lo siguiente: ¿Alguna vez se ha detenido a pensar qué sucede con el vaso vacío, la cucharita y el pitillo? Diariamente Cali genera 1.700 toneladas de residuos sólidos y, en todo Colombia, la tasa de aprovechamiento de residuos como papel, cartón, vidrio, metal o plástico, es apenas del 17%. Pero esta realidad por fortuna poco a poco ha ido cambiando.

En la capital del Valle, uno de los puntos de inflexión de ese cambio ocurre a través de Recicloplas, empresa gestada a partir de tres asociaciones de recicladores del antiguo botadero de Navarro, como un proyecto de acompañamiento a organizaciones de base comunitaria de la Fundación Carvajal y Carvajal Empaques. Su historia empezó en el 2008 cuando el Municipio tomó la decisión de clausurar el vertedero; en vista de la inminente crisis social, la Fundación Carvajal y Carvajal Empaques unieron esfuerzos con el Sena para capacitar a 540 recicladores que se convirtieron, de cierta forma, en el ‘capital semilla’ de la empresa: hoy, además de ser los dueños, generan actividades laborales para otras dos mil personajes dedicadas al reciclaje. De modo que ahora imagine lo que significa ese ‘ejército’ al servicio de la recuperación de materia prima en las calles.

Materia prima, sí: Recicloplas se dedica a los plásticos de un solo uso, es decir, los empleados en la manufactura de elementos como pitillos, cubiertos, platos, vasos desechables, bolsas, rollos extensibles, o recipientes para alimentos, por ejemplo. Todo eso que regularmente hace parte de nuestros días y que cotidianamente convertimos en aparente basura, allí se transforma en la cuota inicial de otras vidas en forma de materia prima para sillas, mesas, armarios, casas para mascotas, columpios o sillas para parques al aire libre.

Así de hecho, Carvajal Empaques y Fundación Carvajal, han dotado varios parques, tal como sucedió con el ubicado en el barrio Llano Verde, al oriente de Cali, y con el parque de la vereda Robles, en Buenos Aires, Cauca. Y próximamente dotarán dos parques más, uno en Cali y otro en Buenaventura.

En cualquier lugar del mundo, los esfuerzos por la sostenibilidad conjugan un lenguaje universal: el llamado a la solidaridad y la conservación. Por eso desde Carvajal Empaques fue puesta en marcha la campaña ‘Cambia el rumbo del plástico’, mediante la cual centros comerciales, restaurantes, instituciones educativas y empresas privadas, están enrutadas en la misma vía de conciencia ecológica, apoyando el acopio del plástico de un solo uso. Es de esta forma que el reciclaje tiene un sentido verdaderamente social, involucrando no solo a los hombres y mujeres encargados de la actividad en sí misma, sino también generando reflexiones traducidas a la acción visible. Es de esta forma que el reciclaje aumenta la vida útil de los rellenos sanitarios, y mitiga impactos ambientales en el suelo, en fuentes hídricas, gases efecto invernadero, generación de lixiviados y, por supuesto, del calentamiento global.

A todos estos beneficios ambientales se suma la fuente de empleo que constituye el reciclaje en una ciudad como Cali, con sus 1.700 toneladas diarias de residuos. Gloria Belalcázar una mujer de 38 años, recicladora de oficio que ahora tiene su propia empresa de acopio (‘Reciclas’) le vende a Recicloplas alrededor de 150 kilos de plásticos mensuales. “Cuando hay eventos grandes somos contratados por la Alcaldía, por ejemplo, para recoger todo”, cuenta Gloria, quien lidera un equipo de quince recicladores, en su mayoría mujeres: “Gracias al apoyo de Carvajal Empaques, y de la Fundación Carvajal hemos podido dignificar nuestro trabajo, nos han dado un lugar en la sociedad, porque nuestro aporte a la sociedad es inmenso y hasta ahora nos damos cuenta”.

Carlos Andrés Ruíz es otro ejemplo de la vida hallada después de la vida: luego de 16 años recorriendo las calles de Cali buscando residuos, fue uno de los recicladores que se capacitó en el proceso liderado por Carvajal Empaques y Fundación Carvajal, y hoy es el administrador de Recicloplas. Porque ese proceso no solo consistió en la organización de los recicladores, sino en la formación integral que necesitan para poder hacerle frente a la empresa.

Es de esta forma que a través de los años, la Organización Carvajal ha comprendido la sostenibilidad, ayudando a tender los puentes necesarios para que el tejido social se extienda en la región con lazos más fuertes y sanos. Todos los empaques plásticos utilizados en Carvajal Empaques pueden tener nueva vida al ser sometidos al proceso de recuperación para generar materia posconsumo que se transforma en sillas, juguetes, carcasas de teléfonos y hasta material de construcción.
Entre 2016 y 2018 han sido recuperadas 114 toneladas de material posconsumo que le dieron forma a nuevos productos plásticos. De esta manera, Carvajal Empaques y sus clientes hacen parte del cierre del ciclo de los residuos desechados en la ciudad. Trabajar por el medio ambiente es compromiso de todos. Y todos somos parte de la solución. Sumarse es más sencillo de lo que parece. Imagine: puede empezar haciendo conciencia con lo que sucede con el vaso, el pitillo y la cucharita, cuando se acaba el cholado.

Carvajal Empaques

Es una empresa multilatina especializada en el diseño, la producción y la distribución de soluciones innovadoras y personalizadas de empaques sostenibles para los mercados industrial, foodservice, y hogar. En julio de este año, el Invima avaló la producción de lámina PET posconsumo. en la planta de Tocancipá. Por eso están trabajando en el diseño de un catálogo nuevo con productos reciclados como parte del compromiso sostenible de la compañía.