En las noches, las calles de Jamundí se convierten en un desierto y muy pocos se atreven a pasar por allí. Y no es para menos, en el último mes han estallado tres granadas en sus calles. Pese a la violencia, hay una discusión que revive en los días llenos de vendedores, voceadores y motociclistas: ¿qué va a pasar con la iglesia Nuestra Señora del Rosario?
El monumento, que ya perdió una parte, bloquea una vía central del municipio y está a punto de caerse producto de buenas intenciones mal ejecutadas.
La iglesia Nuestra Señora del Rosario fue construida en 1725 como una pequeña capilla y en 1809 se amplía hasta el tamaño que conservó hasta el siglo 20. Desde ese día la fachada se ha caído varias veces y los muros han tenido que ser removidos y resanados, obviamente sin contar con los estudios técnicos que requiere una estructura que principalmente estaba hecha de adobe y madera.
Desde el día de su construcción no se ha hecho el mantenimiento a sus bases y, debido a esto, lo que un día fue una imponente fachada hoy mide menos de cuatro metros. La historia de la agónica caída de la capilla se aceleró en 2015 cuando el párroco encargado, al ver que el techo se estaba cayendo a pedazos, decidió colocar un techo de losas livianas de concreto y malla soldada, lo cual afectó los muros de la infraestructura, tanto así que en 2021, luego de un aguacero y a la vista de todos, la sacristía se derrumbó, dejando atrás una calle que lleva un año cerrada. Afortunadamente en ese colapso no se perdieron vidas humanas.
Las heridas en los muros por donde hoy se filtra la luz son notables, pareciera que los soportes laterales que se le pusieron a la infraestructura no son suficientes para contener el peso de un edificio que se sostiene solo por la gracia de Dios.
Ante la situación, el párroco de la iglesia, Ómar Arturo López Pérez, y el alcalde de Jamundí, Andrés Felipe Ramírez, decidieron ordenar el desmonte del techo. Sin embargo, según dicen, los recursos saldrán únicamente de los bolsillos parroquiales y de los feligreses, pues el Estado, al no tratarse de un monumento de conservación, no puede invertir recursos en la recuperación.
Además, por ser un monumento antiguo, su recuperación requeriría una inversión millonaria, por lo que el párroco de la iglesia indica que sale mejor tratar de recuperar lo que se pueda y construir sobre lo que quede, pues los recursos son limitados. Detrás de esta intervención hay toda una discusión sobre el patrimonio y la historia de un municipio como Jamundí.
El conflicto encontró su auge cuando el alcalde publicó un trino en el que anunciaba el acto simbólico, en el que se colocó la primera piedra de lo que será el nuevo templo de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario. “En este espacio tuvimos la oportunidad de compartir con el arzobispo, monseñor Luis Fernando Rodríguez, de la Arquidiócesis de Cali, y el gerente regional de la Constructora Bolívar, Julián Perdomo. En nuestro gobierno respaldamos todas las acciones que aporten al desarrollo y la transformación de nuestro municipio”, dijo.
Lo que llamó la atención es que la mamá del alcalde, María Elena Restrepo, ripostó el trino de su hijo: “Qué tristeza que no se hubiese podido recuperar la iglesia, casi que el último ícono de identidad de Jamundí. Las intervenciones sin un arquitecto idóneo en restauración, nunca fue contratado por la Curia. Cada párroco intervino a su manera. Pierde Jamundí y su historia”.
Como dijo el poeta Jorge Robledo: ”Siquiera se murieron los abuelos, y no vieron cómo se acababa la iglesia Nuestra Señora del Rosario, terminada en 1809, que nos mostraba la arquitectura vallecaucana sencilla y hermosa (ladrillo, madera y adobe). Se debió intervenir a tiempo”, agregó.
El alcalde, en entrevista con El País, aseguró que era necesaria la renovación del templo, pues en una Semana Santa pueden estar cerca de 500 personas congregadas en una estructura que está a punto de colapsar.
Así mismo, sostiene que la recuperación del templo se hará con miras a recuperar todo el patrimonio arqueológico que guarda la infraestructura: “Queremos evitar que por no intervenir el monumento se nos caiga y ahí sí no vamos a poder recuperar nada. Queremos salvaguardar la vida que es lo primero que debemos priorizar en este momento”.
Por esta razón, la iglesia de Jamundí no se considera patrimonio
Por otro lado, el padre Ómar Arturo López Pérez, párroco de la iglesia, asegura que un estudio independiente confirma que un porcentaje muy pequeño de la capilla es del siglo XIX, mientras que el resto de la edificación fue construido en el siglo XX, por lo que ya no es considerado patrimonio.
“Una empresa independiente de ingenieros, arquitectos e historiadores nos hizo entender que en el templo parroquial de Nuestra Señora del Rosario hay solamente patrimonio histórico del siglo XIX del 6 % al 10 % de la estructura, es decir, lo que se ve en la parte derecha de la edificación. Eso es lo único que queda como vestigio y recuerdo de esa primera capilla muy pequeña de 1812 a 1820. A partir de allí se han hecho cuatro grandes reestructuras del templo, el cual ha cambiado absolutamente todo (desde) 1890, 1912, 1960 y en 2015, cuando se hizo la última intervención”, dijo.
De hecho, el párroco advierte que las obras que en este momento inician son para el desmonte del techo. Sin embargo, por el mal estado en el que se encuentra la edificación la estructura puede caerse como un castillo de naipes. “Los cálculos indican que cuando desmontemos la cubierta del techo es muy posible que una buena parte de esos muros construidos en el año 60 se desmoronen completamente, porque no hay forma de apuntalarlos y las grietas y las heridas que tiene son tan graves que es muy posible que todo eso que estamos apuntalando al final se venga abajo”.
Indica que el compromiso es defender el muro patrimonial, pero también es importante “pensar hacia el futuro”. Y agrega que los retablos y adornos de la iglesia comenzaron a llegar en el año 2000, por lo que solo tienen un valor espiritual.
Sin embargo, Melissa Perdomo, gestora cultural del municipio de Jamundí, asegura que detrás de la restauración está lo que define al municipio. “Cada vez son más las pérdidas de patrimonio material que tiene el municipio, ya se hicieron renovaciones a la fachada de la Alcaldía y al parque principal, es como si estuviéramos olvidando nuestra historia”.
“Recuperar la iglesia tiene una inversión considerable, pero es un valor que que es necesario, porque es una iglesia que se construyó desde 1725 y que lleva presente la historia del municipio más de 200 años. Entonces la pregunta es: ¿qué tiene más valor, la cantidad de dinero que se puede invertir en su recuperación, aunque se pueda ahorrar en su demolición, o los años de historia y de representación de identidad que representa para nosotros?”, dice.
Por ahora los trabajos ya comenzaron, y en lo que se desmonta el techo habrá que esperar si los muros resisten los trabajos de restauración o Jamundí tiene que ser testigo de una nueva historia que comienza con una nueva iglesia.