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Cali

Lo que explica el frecuente rearme de las bandas criminales que desarticulan las autoridades en Cali

Faltan programas de resocialización en las cárceles. Reforzar la inteligencia policial, así como los controles del Inpec, otros pendientes.

24 de noviembre de 2024 Por: Redacción El País
Cali: 118 personas capturadas, dedicados   entre de ellas de dos bandas (los raros y los del clan)  al mico tráfico afectando entornos escolares y el parque del avión.
Cali: 118 personas capturadas, dedicados   entre de ellas de dos bandas (los raros y los del clan)  al mico tráfico afectando entornos escolares y el parque del avión. | Foto: José Luis Guzmán. El País

Cali es una ciudad donde las bandas delincuenciales son desarticuladas con frecuencia por las autoridades. En lo que va de 2024 las capturas ascienden a casi 6000 por parte de la Policía Metropolitana.

Uno de los casos más recientes es el de la estructura delincuencial conocida como ‘La P’, capturada el pasado 17 de noviembre en el barrio Manuela Beltrán. Tras cinco meses de investigación y seguimientos, la Unidad Básica de Investigación Criminal hizo efectivas nueve órdenes de captura. Los integrantes de esta banda ahora deberán responder por los delitos de concierto para delinquir agravado, tráfico de estupefacientes e instrumentalización de menores para la comisión de delitos.

Los investigadores determinaron que este grupo utilizaba a menores de edad para el expendio de sustancias estupefacientes y acercarse a entornos educativos incitando a los estudiantes al consumo de drogas. En promedio, comercializaban mil dosis diarias de alucinógenos, lo que les representaba ingresos mensuales de $60 millones.

Celulares, mujeres en motocicleta a altas horas de la noche y establecimientos de comercio en el oriente de Cali, eran el principal objetivo de ‘Los Galácticos'.
Celulares, mujeres en motocicleta a altas horas de la noche y establecimientos de comercio en el oriente de Cali, eran el principal objetivo de ‘Los Galácticos'. | Foto: Diario EL País

Los investigadores determinaron que esta banda operaba en barrios como La Rivera, Aranjuez, Limonar y Bochalema, e implementaban un modus operandi ‘novedoso’: se hacían pasar por estudiantes o deportistas, solicitaban servicios de transporte mediante plataformas digitales, pero al llegar al supuesto lugar de destino intimidaban a los conductores para robarles el carro.

El principal cabecilla es conocido con el alias de ‘El Mostro’, con diez procesos judiciales vigentes desde 2007 por concierto para delinquir, porte ilegal de armas de fuego, hurto calificado y agravado, receptación agravada y extorsión. También cumplió tres condenas en los años 2002, 2005 y 2014 por los mismos delitos, lo que confirma que las capturas no son garantía para ponerle fin a los delitos.

Álvaro Pretel es el Secretario (encargado) de Seguridad en Cali, y experto en violencia urbana. Comenta que el del rearme de las estructuras armadas tiene varias explicaciones. Una de ellas es la semántica.

“Sucede con frecuencia que las bandas no tienen una autodenominación como tal, no se hacen llamar de ninguna manera. Es la Policía la que les pone nombres asociados a la característica del lugar donde operan, para mayor facilidad a la hora de identificar a sus integrantes, y eso genera confusión en los ciudadanos. Ocurre mucho con la banda Los Tura, o los de la Nueve, o los de la 13. El ciudadano escucha la noticia y piensa: ‘esta es la quinta vez que capturan a esta banda’, pero no es que se llamen así, sino que por facilidad la Policía les pone ese nombre o alias. Sin embargo, es cierto que también ocurre un rearme de los miembros de estas estructuras”.

Parte del problema es que, en el mundo criminal, existe una gradualidad: se empieza con delitos considerados menores, como porte de sustancias psicoactivas, y si al joven que está en ese punto no se le interviene pronto a través de programas de resocialización, sigue en ese círculo de violencia cometiendo después delitos más graves: porte ilegal de armas, hurto, incluso un homicidio.

Integrantes de una banda delincuencial se hacían pasar como deportistas para hurtar vehículos en Cali.
Integrantes de una banda delincuencial se hacían pasar como deportistas para hurtar vehículos en Cali. | Foto: Policía Nacional

“Vemos casos de personas con múltiples delitos porque no salen del espiral de la violencia. Si la persona la capturan y va a la cárcel un par de meses, porque cuando te capturan por un porte de armas podés salir rápido, y no se hace una verdadera resocialización, cuando salen de la cárcel van a volver a la vida donde estaban, retornan al delito. De esta manera se confirma que en esos casos la cárcel se vuelve una universidad del crimen, pues en su interior se generan conexiones con otros personajes relacionados con el delito”, comenta Pretel.

En promedio, en las grandes ciudades de Colombia, uno de cada tres personas que ingresan a la cárcel es reincidente. En la mayoría de los casos los programas de resocialización al interior de estos penales no son efectivos en parte por el hacinamiento, que hace imposible desarrollar un programa en las condiciones ideales, pero además, estas iniciativas deben ser hábito de todos los días, acompañadas de oportunidades de empleo y educación, para que los privadas de la libertad encuentren caminos distintos a la violencia. Según datos del Inpec, el hacinamiento carcelario en el país supera el 25% en los centros penitenciarios y 170% en las Estaciones de Policía.

“Tenemos la experiencia, que fue muy buena para Cali, de cuatro años de trabajar con las pandillas y logramos transformar a muchachos. Por eso puedo concluir que lo que se tiene que hacer para evitar el rearme de las bandas es trabajar con los jóvenes y con las oportunidades para esos muchachos, que elijan un proyecto productivo para ellos y para la sociedad, y no las armas. No sirven paños de agua tibia. Se necesita una intervención social con la gente vulnerable dándole, como lo demostró el proyecto Tip Jóvenes Sin Fronteras de Cisalva, durante la alcaldía de Maurice Armitage. Infortunadamente esta estrategia no la siguió la alcaldía de Jorge Iván Ospina y tampoco la de Alejandro Eder”, comenta María Isabel Gutiérrez, directora de Cisalva.

Cali: 118 personas capturadas, dedicados   entre de ellas de dos bandas (los raros y los del clan)  al mico tráfico afectando entornos escolares y el parque del avión.
Cali: 118 personas capturadas, dedicados   entre de ellas de dos bandas (los raros y los del clan)  al mico tráfico afectando entornos escolares y el parque del avión. | Foto: José Luis Guzmán. El País

En la Alcaldía Eder, se adelanta la estrategia ‘En la buena’, un programa en el que participan 1500 jóvenes, quienes, tres veces a la semana, participan en actividades de aprovechamiento del tiempo libre a través del arte y el deporte, así como formación en resolución de conflictos y empleabilidad. Sin embargo, la crítica que reciben estas iniciativas es que se inician de nuevo en cada gobierno, borrando la experiencia adquirida.

De otro lado, la falta de control por parte del Inpec a quienes se les otorga el beneficio de casa por cárcel también explica el rearme de las bandas en Cali. No son pocos los homicidios cometidos por quienes teoría tienen casa por cárcel, y en realidad están en la calle. Mientras en la ciudad quienes están con la figura de la casa por cárcel superan las 5000 personas, los guardianes encargados de recorrer sus casas para controlar que cumplan la medida se cuentan con los dedos de las manos.

“Hace un tiempo hicimos un análisis, en el que identificamos que en los focos donde ocurren los homicidios y hay venta de estupefacientes, por lo regular vive una persona con casa por cárcel. No quiere decir que la persona esté cometiendo el delito, pero sí que sigue en el mismo ambiente donde se dan esos fenómenos delictivos y por eso es más propenso a continuar en la vida delictiva”, agrega Álvaro Pretel.

La inteligencia policial también es clave para prevenir el rearme de bandas en Cali. En la Secretaría de Seguridad de la ciudad se busca aumentar los controles de las personas que cumplen sus condenas y salen de las cárceles. Al regresar al barrio – lo dicen las estadísticas – es frecuente que se escale la violencia al haber una “reacomodación” en el territorio, lo que eleva los casos de hurtos, extorsiones y homicidios.

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