Un nuevo incendio en la cárcel de Tuluá encendió las alarmas sobre las medidas de seguridad que se tiene en el centro penitenciario, teniendo en cuenta que en el 2022 hubo una conflagración que dejó 56 internos muertos.
En esta ocasión, la emergencia ocurrió en la tarde del jueves 6 de febrero cuando, al parecer, uno de los reclusos le prendió fuego a una colchoneta que rápidamente se incendió y empezó a expandir las llamas, para dejar a cuatro internos heridos, los cuales fueron llevados a un centro médico para su atención.
Según versiones preliminares, la conflagración fue provocada por uno de los reclusos tras ser notificado de que su condena había sido extendida, lo que desató una riña en donde el hombre decidió empezar el conato de incendio.
“Según el reporte del centro penitenciario, la conflagración fue provocada por los mismos internos, y en medio de ella resultaron cuatro reclusos heridos. Ellos actualmente se encuentran en la clínica San Francisco, atendidos por los médicos”, aseguró el personero de Tuluá, Óscar Alejandro García.
Por el momento no se tiene un balance oficial por parte de las autoridades donde se conozca el estado de salud de las personas afectadas.
Este nuevo hecho alarma a los familiares de las personas recluidas en dicho centro penitenciario, ya que aún tienen presente la tragedia ocurrida en 2022, cuando también en medio de una riña, uno de los internos incendió una colchoneta, ocasionando que las llamas se propagarán rápidamente ocasionando la muerte de 56 internos.
Precisamente, por este hecho, el pasado mes de diciembre de 2024, la Procuraduría General de la Nación sancionó con suspensión del cargo a Arley Fernández, exdirector encargado de la cárcel de Tuluá, Valle del Cauca, y a tres guardias del Inpec por su responsabilidad en dicho incendio ocurrido en junio de 2022.
De esta manera, el Ministerio Público determinó que Fernández Torres, no garantizó las medidas necesarias para mantener el orden y la seguridad dentro del establecimiento carcelario, lo que propició la tragedia.
“Las pruebas de campo realizadas nos permitieron evidenciar que el efecto propelente (aerosol) que tienen los componentes de la granada lacrimógena utilizada el día de los hechos para expulsar el agente químico o gas CS, sirvió como multiplicador del fuego producido por las colchonetas que previamente habían sido encendidas presuntamente por el personal privado de la libertad”, sostuvo en su momento el organismo de control frente a lo ocurrido.