Uno de los componentes más importantes de un automóvil son sus llantas, estas no solo permiten la movilidad, sino que también influyen directamente en la seguridad, estabilidad y consumo de combustible. Conducir con una llanta pinchada o desinflada puede generar situaciones peligrosas, además de desgastar prematuramente el neumático y otros elementos del auto.

Una de las primeras señales es la forma en que se siente el volante mientras conduce. Si una llanta pierde presión de aire de manera significativa, notará que el volante comienza a comportarse de forma extraña. Puede ser que perciba un movimiento más “pesado”, es decir, que necesite mayor esfuerzo para girarlo, o, en contraste, podría percibir que se mueve de manera menos precisa.

Es importante estar muy alerta a estas señales. | Foto: Getty Images

Otro síntoma común es que el volante comience a vibrar más de lo habitual, esto puede ser más notorio cuando conduce a alta velocidad, lo que sugiere que una o más llantas han perdido presión de manera desigual. La situación no solo puede ser incómoda, sino que también representan un riesgo de manejo si no se abordan a tiempo.

Es importante recordar que esta sensación puede no ser evidente al principio si la pérdida de aire es gradual, pero con el tiempo se vuelve más notable. En cualquier caso, ante cualquier cambio en el comportamiento del volante, lo mejor es detenerse y revisar las llantas antes de continuar el viaje.

Cambios en el rendimiento

Otra señal evidente es un cambio repentino en el rendimiento del automóvil. Esto puede manifestarse de varias maneras, como un descenso en la velocidad del vehículo a pesar de mantener el acelerador en la misma posición. Conducir con una llanta desinflada aumenta la fricción con la carretera, lo que genera una mayor resistencia y dificulta que el automóvil mantenga su velocidad normal.

Otro cambio que puede notar es un aumento en el consumo de combustible. Si sus llantas están pinchadas o desinfladas, el motor tendrá que trabajar más para mantener el ritmo, lo que resulta en un gasto adicional de combustible. Esto no solo afecta tu bolsillo, sino que también incrementa las emisiones contaminantes.

Además, una llanta pinchada puede afectar el sistema de frenado, ya que al no tener la presión adecuada, esta no tendrá el mismo agarre sobre el asfalto, lo que puede provocar una menor eficiencia al frenar y aumentar la distancia que necesita para detener el vehículo. Si siente que el auto responde de manera menos efectiva ante esto, es momento de revisar las llantas.

Es importante estar muy atento al aire de las llantas. | Foto: Getty Images

Ruidos inusuales y deformaciones visibles

Los ruidos inusuales también pueden ser un indicador de que las llantas están pinchadas. Cuando pierde aire, es posible que escuche un sonido de “golpeteo” o “aplauso” mientras conduce, especialmente si la pérdida de presión es severa. Este ruido proviene del contacto irregular de la llanta con el pavimento, debido a la deformación que sufre al no tener suficiente aire para mantenerse firme.

En algunos casos, también puede escuchar un silbido si la llanta tiene un escape lento de aire, aunque este sonido suele ser menos común mientras maneja. Sin embargo, si detecta algún ruido fuera de lo habitual que provenga de las llantas, lo más recomendable es detenerte para inspeccionarlas.

Por último, una inspección visual puede darle pistas claras de que está experimentando este problema. Si observa que una llanta está visiblemente más baja que las demás o presenta abultamientos o deformaciones en su superficie, es probable que tenga un daño que esté provocando la pérdida de aire. A veces, incluso podría encontrar objetos incrustados, como clavos o vidrios, que son la causa del pinchazo.

*Este artículo fue creado con ayuda de una inteligencia artificial que utiliza machine learning para producir texto similar al humano, y curado por un periodista especializado de El País.