Debido a los retiros masivos de miembros de la Fuerza Pública, que cada vez han sido más constantes, muchos son los interrogantes que surgen sobre lo que realmente está ocurriendo dentro del Ejército Nacional y la Policía.

Si bien las salidas se dan por diversos motivos y de manera voluntaria, algunos militares que piden se reserve su nombre, han expresado que están “cansados de las nuevas directrices impartidas desde el Ministerio de Defensa y el Gobierno Nacional”.

Así por ejemplo, el 31 de marzo se anunció la salida de 34 oficiales de la Policía, entre mayores, capitanes, tenientes y subtenientes, que se sumaron a los 32 uniformados salientes a inicios del mes, todos por voluntad propia. También, a mediados de marzo hubo otra renuncia masiva del Ejército, cuando 23 tenientes coroneles solicitaron la baja.

Ahora bien, el general Henry Sanabria, director de la Policía Nacional, aseguró que “es tradicional que en noviembre y diciembre se haga la selección de los coroneles que aspiran al cargo de general, y en octubre, de los tenientes coroneles para ascender a coroneles. Quienes no son seleccionados, pasan a retiro”.

Estas bajas, que se dan tanto en la Policía, el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, se reflejan en los primeros meses del año.

Con esta explicación coincide el coronel de la reserva activa Carlos Javier Soler, al citar el caso de los cerca de 500 hombres que ingresan cada año a la Escuela Militar, y a medida que pasan diferentes filtros para ascender de rango, va quedando por fuera un alto número de uniformados que, al no ser elegidos, piden el retiro voluntario, de lo contrario, el Ministerio de Defensa lo hace por facultad excepcional.
De acuerdo con el experto, no son muchos los retiros que se han dado por motivos diferentes a los ya citados. No obstante, se debe analizar “por qué un teniente coronel que no ha jugado para ser coronel se va, o un mayor, o un coronel al que le faltaba un año para presentar su nombre a general, porque no es normal que se vayan sin tener el tiempo ni la asignación de salario requeridos. Allí es donde debe revisarse, y claro, verificar qué motivó su decisión, pues esto se coloca en la solicitud de retiro voluntario”.

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¿Están aburridos los uniformados?

Lo que sí es evidente es que hay situaciones que estarían desmotivando a los hombres y mujeres de la Fuerza Pública. Entre ellas estaría el cambio de la cúpula militar y policial que ordenó a su llegada el presidente Gustavo Petro, y que dejó por fuera a 30 generales y altos oficiales, en el que es considerado el mayor remezón de los últimos años.
Hay quienes aceptan que los relevos generacionales se tienen que dar, pero con este despido de generales se fue la inteligencia estratégica, la memoria histórica de la Fuerza Pública.

Advierten también que no fueron bien recibidas las opiniones del ministro de Defensa, Iván Velásquez, para quien los integrantes de las Fuerzas Militares simplemente son “cumplidores de su deber”, y no está de acuerdo con llamarlos “héroes” de la Patria, como siempre se les ha reconocido en el país.

No saber cómo actuar

Por otro lado, la incertidumbre operacional sería un factor determinante para pensar en renunciar, debido a que los soldados y policías tienen dudas al momento de enfrentar a ciertas bandas criminales.

Porque si repelen el ataque de determinado grupo, podrían estar incumpliendo al cese al fuego decretado por el presidente Petro, en cuyo caso, los pueden investigar por usar la fuerza. Pero si no atacan, pueden ser investigados por la Fiscalía por omisión, afirma Soler, exsecretario de Seguridad de Cali.

Así las cosas, se trata de una situación inédita en el país, porque aunque en el gobierno de Andrés Pastrana hubo un cese al fuego, este se delimitó al Caguán y en el mandato de Juan Manuel Santos, operaba en 26 zonas veredales. En cambio, hoy existe no un solo grupo armado al margen de la ley, sino varios y, además, están distribuidos por todo el territorio nacional.

De ahí que el no saber si recibirán apoyo en caso de alguna eventualidad en el cumplimiento de su deber, es lo que los soldados y policías temen, que los dejen solos, que no respondan por asuntos que son del escalón político y por ello, pueden pensar en apartarse y no arriesgarse a un proceso por omisión o por extralimitación.

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No hay un trato igualitario?

Especialistas en seguridad aseguran que también podría menoscabar la moral de los uniformados el hecho de que la Comisión de la Verdad y la Jurisdicción Especial de Paz, JEP, “pareciera que responsabilizan del conflicto armado solo a miembros del Ejército y de la Policía, y no reconocen que entre ellos también hay víctimas. Aunque el conflicto ha sido entre los grupos armados ilegales y el Estado, quien ha salido a arriesgar la vida son los hombres y mujeres de las Fuerzas Militares. Sin embargo, cuando van a juicio, los ponen en la picota pública y lo transmiten por medios de comunicación; pero cuando comparecen integrantes de estos grupos criminales, lo hacen de manera reservada”.

Afirman también que “mientras en la JEP a los excombatientes les asignan a los mejores abogados, a los de la Fuerza Pública les dan una defensa que lleva muchísimos procesos y, si quieren un buen defensor, tienen que pagarlo de su salario.

¿No se sienten bien tratados?


Para Héctor Herrera, intendente retirado de la Policía, “las renuncias en la Institución se deben a un problema interno, y es con los oficiales de la Policía, muchos de los cuales están aburriendo al personal antiguo. La copa se rebosó y ya todo el personal que cumple 20 años pide la solicitud de retiro”, manifiesta el experto en seguridad, y añade que “en algunas estaciones no hay energía eléctrica, ni gas, y los policías tienen que cocinar con leña, en tanto que hay pueblos en los que no les quieren vender la alimentación”.

Ante este panorama, “nos estamos quedando más vulnerables”, precisa el abogado Carlos Javier Soler, experto en Derechos Humanos, al recordar que hace cuatro años el país se quedó sin 40 mil hombres, cuando el Ejército los retiró para, con el dinero que les pagaba, darles medio salario a los soldados regulares y hoy apenas ha recuperado unos 20 mil militares. Por esa época también los policías de nivel ejecutivo empezaron a pensionarse no a los 25 años, sino a los 20, lo que propició el retiro de un alto número de agentes.

Más allá de la inestabilidad laboral del personal militar y policial, la pregunta que surge es: ¿Qué le espera a los colombianos con menos uniformados?

Lo que dice el Ministro


El Ministro de Defensa, Iván Velásquez, asegura que tiene “una buena relación con los comandantes generales, con el director de la Policía, con mandos regionales y comandantes de Fuerzas Militares. Hablamos todas las semanas, porque asistimos a consejos de seguridad en los que siempre participan los comandantes generales, no mandan a sus segundos ni a sus terceros”.

En entrevista con Colprensa, Velásquez señaló que “hay una relación, yo juzgo que armoniosa, constructiva, respetuosa, no encuentro ninguna contradicción con las Fuerzas ni con la Policía, de manera que afirmaciones como las que se han conocido sobre la avalancha de solicitudes de retiro, porque no quieren al Gobierno, que tienen las manos amarradas o que están desmotivados, es un aprovechamiento político de un hecho que se ha repetido por toda la historia. Por esas censuras que hicieron, pedí información sobre cuál es el histórico desde 2016, grado por grado, causa por causa, y encontré periodos de menor cantidad que en Gobiernos anteriores, lo cual no significa que haya habido insatisfacción en esos Gobiernos”, puntualizó el MinDefensa.