Cali es una ciudad donde cada vez nacen menos niños. Según el Boletín de Demografía del programa Cali Cómo Vamos, en 2021 se registró una reducción del 7.1% en el número de nacimientos con respecto a 2020. Y en 2020 bajó 2.5% con respecto a 2019. En la última década, el número de nacimientos se ha reducido año a año tanto en la ciudad como en Colombia. Para hacerse una idea más concreta, en las estadísticas del Boletín de Demografía de la ciudad se lee que en el primer semestre de 2022 nacieron 4593 bebés. En el mismo periodo de 2019 fueron 5854; 1261 nacimientos menos en cuestión de un par de años. – Cuando se mira la pirámide poblacional de Cali, vemos que se ha invertido. Tenemos mayor concentración de personas en edades adultas, y una menor concentración en las edades más jóvenes. Es un hecho: ya es habitual que las parejas jóvenes decidan no tener hijos – dice Marvin Mendoza, director del Programa Cali Cómo Vamos. El Dane reporta que desde 2015 la cifra de nacimientos anuales en el país bajó 7.5%. Mientras que en 2015 nacieron 660.999 colombianos, en 2021 fueron 611.669: casi 50 mil bebés menos. La brecha entre nacimientos y defunciones también se ha ido cerrando, aunque por ahora siguen siendo más los nacimientos. En 2021 en Cali murieron 20.088 personas y nacieron 21.500 niños. – Por eso las proyecciones del Dane muestran incrementos en el tamaño poblacional de apenas 1%, porque todavía se proyecta que las defunciones van a ser ligeramente menores que los nacimientos. Sin embargo hace unos años la tasa de crecimiento poblacional era del 3% - advierte Marvin. La tendencia de no tener hijos es mundial. El gobierno Chino acaba de anunciar beneficios para las familias que procreen (la tasa de natalidad llegó a mínimos históricos). El país más poblado del mundo entrará en una fase de envejecimiento en 2035, cuando se calcula que más del 30% de la población tendrá más de 60 años. En 2021 la alerta la emitió Corea del Sur, donde un año antes se registraron más muertes que nacimientos. Mientras que en 2020 en el país asiático nacieron 275.800 bebés, fallecieron 307.764 personas. Lea aquí: Problemas de sueño y depresión: las graves secuelas que la pandemia dejó en los jóvenes colombianos *** ‘DINK: Double Income No Kids’. Es un término en inglés que se refiere a las parejas en las que ambos integrantes aportan recursos económicos y no tienen hijos. La traducción de DINK es “doble ingreso sin niños”. El concepto surgió en Estados Unidos en la década del 80 para referirse a los matrimonios que formaban una relación estable sin hijos. *** Mi nombre es Daniel Barona. Soy publicista, productor audiovisual, trabajo con una agencia de márketing digital, soy productor musical y DJ. Mi nombre artístico es Diberian. Tengo 26 años. ¿Por qué no tener hijos? Es complejo. A mí me gustan los niños, son ‘cool’. Tengo unos primitos de 4 y 2 años que adoro. Pero siempre he cuestionado que culturalmente nos han educado bajo un mismo modelo que dice que uno tiene que estudiar, trabajar, comprarse una casa, un carro, casarse, tener hijos y que ellos repitan lo mismo. En mi caso me gusta explorar otras maneras de vivir. Prepararme y si tengo mis convicciones, mis metas, mis objetivos, voy por ellos al 100 por ciento. Me encantaría simplemente estar con mi pareja disfrutando de lo que tiene el mundo por ofrecer. Lo digo por casos que he visto: las parejas van en un ritmo muy positivo, juntas, y cuando tienen un hijo, el proceso de crecimiento se detiene. Porque claro, la vida de ellos ya no es una vida de ellos al 100 por ciento, se vuelve una vida compartida con la nueva que trajeron, se pierde libertad, entonces todo se va quedando rezagado, las metas personales ya no son la prioridad. En mi entorno de amigos se repite esa convicción de no tener hijos. En enero tengo programada la vasectomía. El doctor Juan Carlos Erazo, coordinador del servicio de Urología de la Clínica Imbanaco, confirma que en jóvenes entre los 18 y los 30 años, la vasectomía como método de anticonceptivo se ha incrementado en Cali en los últimos cinco años.

En 2021 la tasa de natalidad en Colombia de centros poblados y rural disperso, fue más alta que la tasa de natalidad de las cabeceras municipales y la tasa nacional.

*** En ‘Pensando en dos: Parejas Dinks, la opción de no tener hijos’, una investigación realizada por la Universidad Pontificia Bolivariana, se lee que parte de la explicación de la tendencia de no tener hijos pasa por las transformaciones del concepto de ‘familia’. En Colombia, desde la Colonia, dice la investigación, la familia se ha constituido según el modelo católico: la unión de un hombre con una mujer, y fruto esa comunión nacen los hijos. En ese modelo, la mujer está subordinada al hombre – un legado de los españoles- el hombre se encarga de la potestad de los hijos y se excluyen otras posibilidades de formar una familia, como las parejas homosexuales. Sin embargo, en las últimas décadas, aquello no solo se ha cuestionado, sino que se le ha dado paso a esas otras maneras de formar un hogar donde la maternidad o la paternidad no son prioridad. Entonces, aparecen los Dinks. “Las parejas Dinks por lo general están conformadas por personas autosuficientes, autónomas e independientes que tienen proyectos individuales más allá de los que corresponden a la pareja. Son personas que se han enfocado en realizarse profesional y personalmente, al igual que en producir ingresos económicos y lograr cierto reconocimiento social, por ello, en sus planes no está la concepción de un hijo en sus vidas”, se lee en la investigación. Lea también: ¿Es posible dejar de ser homosexual? La polémica que hay por las llamadas 'terapias de conversión' Las parejas Dinks se caracterizan por ser de clase media y alta, con altos niveles educativos e invierten en sí mismos. Compran más libros, más música, o lo que sea que sean sus pasiones y pasatiempos. Compran más artículos por internet que el resto de las personas. Les gusta la tecnología y defienden el tiempo para el disfrute de sí mismos y de su pareja, ir a cine cada semana, a teatro, a tomarse un café, a caminar, a diferencia de las posibilidades de quienes tienen hijos. Algunas investigaciones aseguran que quienes no tienen hijos por decisión propia, por convicción, tienen mayores índices de felicidad en su relación de pareja. No solo es cuestión de tiempo: al no tener hijos, se libran de los problemas económicos que en ocasiones implica tener descendencia. Los Dinks acostumbran a manejar adecuadamente sus finanzas: gastan menos de lo que reciben, ahorran para sus gustos, sus viajes. Por lo regular viven en unión libre. El matrimonio no está entre sus anhelos. No acostumbran a seguir preceptos religiosos, o lo que está establecido. Privilegian la posibilidad de experimentar. “Las parejas Dinks adoptan un estilo de relacionamiento donde se respeta profundamente la individualidad de su pareja, se establecen acuerdos donde la libertad personal se antepone a los privilegios que se le adjudican a su compañero o compañera; esta es la razón por la cual muchas personas, incluso ellos mismos, consideran que pueden llegar a ser egoístas. Richard y Rachael Heller plantean que cierta dosis de egoísmo es saludable en las relaciones, puesto que se respetan los principios y deseos propios y no se aprueban bajo ninguna circunstancia que los intereses de los demás sean más urgentes. El egoísmo sano, si se quiere, llega a ser un factor fundamental y rector en la manera como las parejas Dinks interactúan”, dice la investigación de la Universidad Bolivariana.

Entre enero y julio de 2021, en Cali se registraron 12.296 nacimientos, 1241 menos que en el mismo periodo de 2020.

El sociólogo Carlos Charry, docente de la Universidad del Rosario, recuerda que cada vez más somos una sociedad de personas solas, donde se privilegia el individualismo, lo que salta en los censos: crecen los hogares unipersonales, u hogares de máximos dos personas, donde la maternidad y la paternidad se sustituye en ocasiones por las mascotas. España, para citar un caso, es un país con más perros y gatos que niños. – Son fenómenos que están concatenados. La sociedad le exige a los individuos orientarse a la producción y al éxito profesional, económico, educativo, lo que toma mucho tiempo para lograrlo, por consiguiente las expectativas cambian. Antes el ideal era casa, carro y beca. Es decir estudiar, trabajar, casarse, tener hijos, y que el modelo se replique. Debido a esas altas exigencias en el campo profesional de hoy en día, y las transformaciones del concepto de familia, los jóvenes optan por dejar en un segundo plano o desechan la posibilidad de ser padres, no lo desean– dice Charry. Eso explica por qué la tendencia de no tener hijos viene de finales del Siglo XX, principios del XXI, en las sociedades más avanzadas, con sistemas productivos sólidos: Europa, Estados Unidos, Australia. En la última década la tendencia comenzó a consolidarse en América Latina, un fenómeno regional. En sus estudios, el sociólogo Carlos Charry también ha encontrado razones ambientales de los jóvenes para no tener hijos; consideran que el planeta está en un punto de no retorno debido al cambio climático como para que un niño tenga en el futuro una calidad de vida digna. Aunque la baja natalidad no se debe solo a las parejas dinks, que, ya se mencionó, se caracterizan por ser exitosas profesionalmente, tener buenos salarios, ser clase media y alta. Un enorme trozo de la población en Colombia y el mundo no ha logrado acceder a la educación de calidad, no tiene la posibilidad de ir a la universidad, o si lo ha logrado no se ha enganchado al mercado laboral, luego depende de trabajos precarios, por prestación de servicios, con bajos salarios, y esa inestabilidad, esa incertidumbre (no son pocos los jóvenes que después de terminar la universidad viven con sus papás) también los lleva a tomar la decisión de no ser padres. Además, la baja natalidad no es un fenómeno homogéneo. El decrecimiento está ocurriendo principalmente en las clases medias y altas de las grandes ciudades. En las zonas vulnerables, o rurales, o en municipios menos desarrollados como Buenaventura, Tumaco, Guapi, Santander de Qulichao, los bebés tienden a aumentar. – La decisión de no tener hijos tiene mucho que ver con la variable de la profesionalización de la mujer. Cuando la mujer es profesional y está vinculada con el mercado laboral formal, de alguna manera decide no tenerlos, o tener menos hijos. Pero cuando la mujer no está profesionalizada y conectada al mercado laboral formal, concibe la maternidad como un proyecto de vida. Esto ocurre porque a las mujeres profesionales nos cuesta mucho desarrollar actividades de crianza paralelas a la vinculación profesional activa. Todavía el aparato productivo no ofrece esquemas diferenciales, horarios flexibles, trabajo en la casa –dice Lina Buchely, directora del Observatorio para la Equidad de las Mujeres de la Universidad Icesi, que en sus investigaciones sociodemográficas ha evaluado lo que está sucediendo con la natalidad en el sur occidente de Colombia. Según sus hallazgos, en los sectores populares y rurales la natalidad crece porque el concepto de maternidad es distinto. En Tumaco y Buenaventura, las mujeres manifiestan que no deben dejar de tener hijos, pues en ellos está su aseguramiento social. Son mujeres dedicadas a la economía informal, no cotizan pensión, no tienen una casa para poner en arriendo, luego su esperanza son sus hijos, vistos como una fuerza laboral que les dará el sustento en la vejez. De ahí que, en tiempos de crisis, como la pandemia del coronavirus o el estallido social, en los sectores populares aumentan los embarazos. – Además hay razones culturales. En la cosmología afrocolombiana, la maternidad es vista como una actividad central para la construcción de comunidad. Tener hijos es construir comunidad. En cambio, para la mujer blanca – mestiza, el valor social está en la autonomía sobre su cuerpo, decidir sobre lo que quiere con su vida, si tiene hijos o no, soberanía sobre su existencia – dice Lina Buchely. Los miedos también influyen para decidir no tener hijos. En la investigación de la Universidad Bolivariana se evidenció que algunas parejas Dinks no quieren descendencia “para no repetir patrones familiares como los vivenciados por ellos: madre viuda al cuidado de sus hijos que supera dificultades de orden económico y de aspectos relacionados con la crianza, acompañamiento a hijos problemáticos que desgastan a los progenitores, el recuerdo de expresiones utilizadas por los padres en torno a la carga y agotamiento que significa tener un hijo”. Y por no querer tener hijos, a los Dinks los juzgan, se ejerce sobre ellos una presión social, por la idea de que la felicidad está asociada con ser papás. Se considera que quien no tiene un hijo, muere sin estrenar la mitad del corazón, algo en lo que los Dinks, por supuesto, no creen. Mientras tanto, las consecuencias a futuro de un mundo sin niños apenas se evalúan. En una sociedad con pocos jóvenes, recuerda el sociólogo Carlos Charry, no habrá masa laboral suficiente para garantizar los recursos de quienes están próximos a pensionarse.

“El 10% de los bebés en Cali nacen con bajo peso”

En Cali, advierte Marvin Mendoza, director del programa Cali Cómo Vamos, el 10% de los bebés están naciendo con bajo peso. “Es algo que nos preocupa: no solo se está reduciendo el número de nacimientos, y por ende la pirámide poblacional sigue con esa tenencia a quedar invertida, sino que son demasiados los niños que están naciendo con esta condición de bajo peso, lo que a futuro les puede generar diversas consecuencias como deficiencias en el desarrollo cognitivo y el aumento del riesgo de sufrir enfermedades crónicas”. Que un bebé nazca con bajo peso obedece a múltiples causas: problemas de salud de la madre, factores genéticos, uso de drogas durante el embarazo, no asistir a los controles prenatales, entre otras. También puede ocurrir en embarazos en niñas o adolescentes, lo que en Cali sigue ocurriendo. En 2021 se registraron en la ciudad 66 embarazos – y nacimientos – en niñas que tenían entre 10 y 14 años. En el primer trimestre de 2022 ya iban 27. “Una sociedad civilizada no puede seguir permitiendo que niñas entre 10 y 14 años sigan quedando embarazadas, en Cali en menos de dos años ya son casi 100 casos”, comenta Marvin Mendoza. De otro lado, aunque se creía que el confinamiento por la pandemia aumentaría la natalidad en la ciudad, por el contrario disminuyó. Los que crecieron fueron los divorcios a causa de los problemas de convivencia y económicos que generó la pandemia. Por cierto: los ingresos de las mujeres siguen siendo menores que los de los hombres. Antes de la pandemia, la brecha salarial se situaba en alrededor del 17%. Tras la pandemia la brecha de salarios se ubica entre un 20 y un 23%. Cali, según los estudios del Observatorio para la Equidad de las Mujeres de la Universidad Icesi, es una de las ciudades con mayores brechas salariales entre hombres y mujeres.

Crece la vasectomía

El doctor Juan Carlos Erazo, coordinador del servicio de Urología de la Clínica Imbanaco, asegura que en los últimos 5 años en Cali aumentó la demanda de la vasectomía entre jóvenes de 18 y 30 años. Las motivaciones se resumen sobre todo en que manifiestan tener otros planes de vida, distintos a los tradicionales de formar una familia, ver crecer a los hijos, tener nietos. Un dato a tener en cuenta es que la vasectomía no siempre se puede revertir. Se debe considerar el tiempo transcurrido desde la cirugía. Si pasan entre 5 y 10 años disminuye la probabilidad de éxito de la reversión del procedimiento. Por ello siempre se ofrece la posibilidad del banco de semen.