Cali es una ciudad de niños obesos o con sobrepeso. El 30% de los estudiantes de los colegios – tres de cada diez — lo padecen, según los datos del Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional (Sisvan), de la ciudad. — Son sobre todo niños que cursan la primaria, es decir que son muy menores, tienen entre seis y 12 años – advierte Ruby Castellanos, nutricionista y dietista de la Alcaldía. Los kilos también aumentan entre las madres gestantes. El 33% de ellas tiene sobrepeso; el 19.4%, obesidad. Y eso conlleva mayores riesgos de sufrir abortos espontáneos, enfermedades como la diabetes gestacional, partos con complicaciones o prematuros. En general los kilos de sobra se posan en la mayoría de los caleños: entre los 18 y los 64 años, el 53.5% de los habitantes tiene exceso de peso – una de cada dos personas - lo que termina en otra estadística: los infartos figuran entre las principales causas de muerte (junto a los homicidios y ahora el covid). Además, el 55% de los niños menores de 1 año sufre de anemia, al igual que el 35% de las mujeres entre 13 y 49 años. Parte del problema está en la pereza. Cali es una ciudad donde la mitad de las personas no practican ninguna actividad física y prefieren el ascensor antes que subir las gradas a un segundo piso o optan por ir en carro a la panadería de la esquina. Pero no solo es eso. “En Cali es alarmante el consumo de alimentos de baja calidad nutricional”, dice una investigación publicada en 2021 por la Alianza Bioversity y el Ciat. Entre el 70% y el 80% de los hogares reportó consumir de forma diaria o semanal golosinas, dulces, gaseosas, ‘mecato’. — En la ciudad está muy arraigado el hábito de consumir productos comestibles con gran aporte de calorías ‘vacías’, es decir con altas concentraciones de azúcar que no proporcionan otros nutrientes como fibra o vitaminas, y por eso las estadísticas de sobrepeso u obesidad, que por cierto son muy similares a las del resto de Colombia – continúa la nutricionista Ruby Castellanos. Lea aquí: Cáncer y tuberculosis, enfermedades que aumentaron en Cali durante la pandemia
2.8 millones de personas mueren cada año en el mundo por obesidad o sobrepeso, según la Organización Mundial de la Salud.
El 5 de agosto de 2021, y después de varios intentos fallidos – la industria de productos comestibles ultraprocesados puso resistencia– el presidente Iván Duque sancionó la Ley de Comida Chatarra, algo que en su momento se celebró en el país, aunque en la práctica no ha pasado nada. Con la ley se pretende garantizar que el consumidor acceda a “información clara, veraz y oportuna” sobre los componentes de los productos que se va a comer, para que tome una decisión de compra basada en el conocimiento y no en los engañosos eslóganes publicitarios. Así las cosas, los empaques de los productos ultraprocesados tendrán que llevar un etiquetado en el que se advierta si son altos en azúcar, o en sodio o en grasas saturadas, ingredientes perjudiciales para la salud si se consumen en exceso. El problema es que desde que se sancionó la Ley, los tiempos para cumplirla se han dilatado. El Ministerio de Salud, por ejemplo, tiene plazo hasta el próximo 30 de julio de 2022 para reglamentar las condiciones en las que la industria de productos ultraprocesados deberá etiquetar sus productos y, a falta de apenas cuatro meses, eso no ha ocurrido. Además, el Ministerio deberá determinar cuánto tiempo le dará a la industria para cumplir la norma, por lo que todo parece indicar que la Ley de Comida Chatarra en Colombia será letra muerta por lo menos durante los próximos dos años, si no ocurre nada distinto. Hace unos días, con motivo del Día Mundial de la Obesidad que se conmemora cada 4 de marzo, un grupo de académicos, dietistas y nutricionistas publicaron una carta en la que advertían que el gobierno colombiano tenía como estrategia “retrasar la implementación de las etiquetas de advertencia en la parte frontal de los empaques, lo que pone en riesgo el compromiso con el derecho humano a la alimentación y la nutrición adecuada de la población colombiana”.
18% de impuesto pagan las bebidas azucaradas en Chile, según la cantidad de azúcar que contengan. Entre menos azúcar, menos pagan.
En la carta recordaron lo que aún vive el mundo, la pandemia del nuevo coronavirus. Estudios científicos – difundidos por el Ministerio de Salud- demostraron que las personas con enfermedades asociadas al consumo frecuente de productos ultraprocesados como la obesidad, la diabetes, la hipertensión, tienen mayor riesgo de enfermarse gravemente de covid y terminar en una UCI o morir. El Ministerio de Salud se pronunció afirmando que está haciendo un estudio para determinar cuál sería el mejor etiquetado de advertencia para los comestibles ultraprocesados en Colombia, aunque esos estudios ya se hicieron en el resto del mundo para evitar lo que hacen las marcas: cumplir con la norma pero ocultando el mensaje de advertencia en el paquete. Esta semana noté que la leche en polvo que compro hace meses dice que es una bebida azucarada, solo que la frase está debajo de la bolsa, no en el frente, lo que hace que sea improbable verlo a primera vista.
— La resolución de la ley de comida chatarra en Colombia sugiere que el etiquetado sea circular y con un mensaje que diga Alto en Azúcar, o Sodio, o Grasas Saturadas. Los académicos no estamos de acuerdo con esto. El mensaje circular es el que se le ha aplicado a los productos como sello de calidad y esto puede confundir a los ciudadanos. Todo lo que es bueno tienen un sello circular. Por eso la manera en que deben ir presentadas estas advertencias es con un octágono. Hicimos un estudio mostrándoles a los colombianos un círculo, un triángulo, el código de barras y un octágono, y les preguntamos cuál de ellos indicaba una alerta de que el producto podría ser perjudicial para la salud y ganó el octágono sobrado. El Ministerio de Salud conoce esa investigación. Tampoco estamos de acuerdo en que se diga que, por ejemplo, el producto es ALTO EN SODIO. No todas las personas saben que el exceso de sodio es perjudicial y puede crear confusión. Si una mamita lee “alto en sodio” en medio de un circulo, puede pensar que el sodio es bueno y mejor alto – dice la nutricionista, dietista y docente de la Universidad Nacional y la Javeriana, Mercedes Mora Plazas.
3.600 millones de dólares costó la obesidad en Chile en 2020, representados en gastos en salud de la población.
Mientras en Colombia se discuten esos asuntos, ya son varios los países que implementaron la Ley de Comida Chatarra, pese a las presiones de la industria. En Uruguay, desde 2021 se exige que los productos comestibles altos en sodio, azúcar, grasas y grasas saturadas lo adviertan en sus empaques. En Chile, donde el 74% de la población sufre de obesidad o sobrepeso, desde 2016 se debe etiquetar los empaques de los productos ultraprocesados con cuatro sellos para indicar el exceso de ingredientes no saludables. También se prohibió la venta de helados, dulces y papas fritas en los colegios, y las bebidas azucaradas deben pagar impuestos. Según el Ministerio de Salud chileno, las compras de estas bebidas se han reducido en un 25%.
Cali es pionera en Colombia al exigirle a las tiendas escolares que ofrezcan alimentos de alto valor nutricional y estrategias para enseñarles a comer a los niños. El decreto se implementó en 2009. La norma sin embargo no dice que no se vendan productos ultraprocesados. La nutricionista de la Secretaría de Salud Municipal, Ruby Castellanos, dice que para lograr que la mayoría de lo que se ofrece en las cafeterías de los colegios sea saludable se requiere esa oferta, pero también la demanda, “o de lo contrario los tenderos quiebran”. De ahí la importancia de la pedagogía sobre qué es alimentarse bien. La pandemia del coronavirus hizo además que las tiendas de los colegios cerraran, algunos propietarios decidieron no volver a abrirlas, o las vendieron, por lo que el proceso para que se oferte comida saludable apenas se está retomando en el regreso a clases después de la virtualidad.
Algunas radiografías de la App Escaner Nutricional de Colombia
Los nutricionistas cuidan el lenguaje. Ya no mencionan ‘alimentos ultraprocesados’ como anteriormente lo hacían. Los llaman ‘productos comestibles ultraprocesados’. La dietista Mercedes Mora dice que es una definición más precisa. Porque un alimento es el que es producido por la naturaleza: arroz, papa, manzana. O hay otros, mínimamente procesados, que también son alimento, como el queso. Los productos comestibles ultraprocesados, en cambio, son una mezcla de diversos ingredientes que hacen que el ingrediente original sea transformado completamente. — Como la gaseosa, que tiene agua carbonatada, azúcar, colorantes, saborizantes, conservantes, sustancias que llamamos ‘acelulares’: no son sustancias vivas, como las plantas, sino que son químicas, fabricadas por el ser humano para darle a ese producto unos colores más atractivos, unos sabores que están por encima de los naturales; el dulce es mayor, la sal es mayor, entonces sobrepasan lo que las papilas gustativas encontrarían cuando comemos algo natural, y eso hace que cuando una persona coma algo tan dulce o tan salado o tan grasoso, quiera comer más – dice Mercedes. El problema es que la oferta de estos comestibles ultraprocesados es altísima. Para una investigación publicada en la revista Nutrients se hizo un ejercicio: le tomaron fotos a los productos empacados que se venden en los supermercados, revisaron la tabla del contenido nutricional y determinaron cuáles eran los que tenían exceso de sodio, grasa o azúcar, de acuerdo a los parámetros de la Organización Panamericana de la Salud y la OMS. Se encontró que el 80% de esos productos (se escogieron 8.000 para el análisis) tenían exceso de estos ingredientes críticos para la salud.
3 de cada diez niños en Colombia entre los 6 y los 12 años de edad sufren de obesidad, según estudios de Unicef.
— Las consecuencias son terribles. No solo está demostrado que consumir estos productos ultraprocesados está relacionado con el aumento de peso, hay otro daño: al tener grandes cantidades de azúcar, en el cuerpo se eleva la producción de insulina, lo que hace que se acumule más grasa. Entonces no solo es el exceso de peso, sino también exceso de peso producido a partir de grasa. Y este exceso de peso a partir de grasa se relaciona con un aumento en el riesgo de padecer diabetes y enfermedades cardiovasculares. En mi concepto estos productos no se deberían consumir. O hacerlo de forma muy esporádica, para que el daño sea mínimo. Nuestra alimentación debe estar basada en plantas, vegetales, un poco en productos animales, no se deben excluir ni la carne, ni la leche, ni el huevo, deben ser de menor proporción pero no estar por fuera. Y los productos ultraprocesados no deben estar nunca en la lonchera de un niño, nunca – dice Mercedes.
En Colombia, la dieta poco saludable es el segundo factor de riesgo de muerte y discapa- cidad.La OPS ha indicado que gran parte de esa problemática se debe al alto consumo de productos ultrapro- cesados.
Lina María Giraldo Escobar es pediatra, máster en nutrición y asesora de lactancia. En su consultorio en Cali, calcula, el 70% de sus pacientes acuden por sobrepeso u obesidad. Algunos ya son niños diabéticos, o hipertensos, o con hígado graso, lo que significa que el resto de su vida estarán enfermos. Solo en Chile la obesidad le representa al país 3600 millones de dólares en gastos médicos de la población. — La mala alimentación en la infancia es un problema muy severo debido a que este consumo excesivo de productos ultraprocesados generan una pésima programación metabólica. Y cuando los niños se acostumbran a comer esos productos ricos en azúcar, el organismo se condiciona. Crece con esa necesidad de buscar esa cantidad de azúcar, un hábito pésimo para el resto de la vida— dice la doctora Lina, quien considera que la cultura juega un papel definitivo en cómo nos alimentamos. Comemos lo que nos enseñaron a comer desde niños. También comemos por practicidad. Cada vez hay menos tiempo de cocinar, luego se compra todo empacado y listo para consumir. O elegimos qué comer engañados por la publicidad, que nos dice que hay bebidas de campeones cuando no lo son, o jugos de caja hechos “con fruta de verdad”, cuando en realidad tienen altísimas concentraciones de azúcar, conservantes, saborizantes. De ahí la importancia de comenzar a implementar sin dilaciones la ley de comida chatarra y el etiquetado de los productos en Colombia, dice la pediatra. Mientras eso ocurre, la RedPaPaz, una entidad que se dedica a la defensa de los derechos de los niños en el país, ‘importó’ un ‘invento’ de la organización El Poder del Consumidor de México, la segunda nación en el mundo con mayores tasas de obesidad y sobrepeso después de Estados Unidos. Se trata de una aplicación que permite escanear las etiquetas de los empaques de los productos ultraprocesados, y determinar si sus ingredientes y cantidades son saludables para la salud o no. Se llama Escáner Nutricional y desde marzo de 2021 la han descargado 4.083 personas.
8 de cada 10 estudiantes consumen productos de paquete en exceso por lo menos una vez en la semana. 3 de cada 4 estudiantes consumen bebidas azucaradas una o más veces al día.
— La app nace por la necesidad que teníamos identificada en Colombia en el sentido de que no estábamos teniendo de frente la información sobre cuáles eran los ingredientes críticos que los productos ultraprocesados tienen en exceso. Es una aplicación que tiene como criterio para determinar cuándo algo tiene exceso de algún componente el modelo de nutrición de la Organización Panamericana de la Salud, adaptado a los perfiles nutricionales de las Américas– dice la psicóloga Angélica María Claro, asesora de Red PaPaz. Por ahora el escáner tiene una base de datos con información de alrededor de 6000 productos. Indica por ejemplo que la Pony Malta, en su presentación de 330 cm, es una bebida cuyo consumo habitual expone al consumidor al aumento de peso por su exceso de azúcares. Además contiene cuatro aditivos químicos, y algunos podrían afectar la salud. La recomendación del Escáner Nutrucional de Colombia es reemplazarla por agua, jugos naturales sin azúcar, aromáticas, infusiones. Sobre los Jugos Hit, la app dice que tienen exceso de azúcares y contiene edulcorantes (y 8 aditivos químicos) y sobre el pan Artesano Bimbo señala que tiene exceso de sodio, de azúcares, además de diez aditivos químicos, por lo que la recomendación es no comprar pan empacado sino el de la panadería del barrio que, aunque también tiene sodio, lo lleva en menor cantidad.
56% de la población colombiana entre los 18 y 64 años de edad está en condición de sobrepeso u obesidad.
Son los mismos usuarios los que escanean las etiquetas de los productos y mandan la foto a la aplicación para que sea verificada. Cada semana, en las redes sociales se publican los diagnósticos de los productos ultraprocesados que más compran los colombianos. Sin embargo, en RedPaPaz saben que el Escáner Nutricional está muy lejos de llegar a considerarse una solución. No toda la población colombiana tiene acceso ni a internet, ni a un teléfono inteligente. Y la información sobre los productos que al comerlos en exceso son perjudiciales para la salud debe conocerse desde La Guajira hasta el Amazonas. El Escáner Nutricional es una herramienta, un “mientras tanto”, hasta que la Ley de Comida Chatarra sea una realidad en el país.