“Cali es un horno”, se escucha decir por estos días, y parece cierto. Hasta las palomas de la Plazoleta de San Francisco meten su cabeza en las piletas ubicadas frente a la Gobernación para refrescarse.

Los caleños por su parte apelan a lo que tengan a mano para resguardar la cara del sol mientras caminan al aire libre: una carpeta, un maletín, una sombrilla, una toalla, el bolso.

En el MÍO es común ver pasajeros adormilados por el intenso calor. En las casas los ventiladores permanecen a máximas velocidades.

En Europa, en cambio, deben recurrir a algo más drástico: el aire acondicionado, que en muchas casas de Cali ya es de uso común. Incluso los Youtubers españoles de videojuegos han pedido excusas a los visitantes de sus canales. Debido a la ola de calor que azota esta parte del mundo, no soportan por mucho tiempo las gafas de realidad virtual, por lo que han reducido las transmisiones en directo de sus partidas. El calor arrebata hasta las ganas de jugar, pero eso es lo de menos.

En Europa se están batiendo los récords históricos de las altas temperaturas. Un cable de la agencia EFE con fecha del pasado 26 de julio dice que por primera vez en la historia, el intenso calor obligó a cerrar durante unas horas el Atomium, el edificio más emblemático de Bruselas, en Bélgica.

“El cierre se produjo, según el director del Atomium, Henri Simons, por el calor demasiado elevado en los tubos que unen las distintas esferas, así como en la caja del ascensor. Según Simons, ese cierre temporal ha tenido en cuenta consideraciones sociales, de protección de los visitantes y del personal”, se lee en la noticia.

En julio, Bélgica superó su temperatura máxima histórica. Hubo días en los que el termómetro marcó 41,8 grados, lo que dejó víctimas fatales. Un cable reportó que una mujer de 66 años murió mientras tomaba el sol en la región costera de Middelkerke.

Es tanto el calor, que la compañía nacional de trenes belga, SNCB, tuvo que suspender el servicio de 27 ferrocarriles que carecían de aire acondicionado, como medida preventiva.

En Austria, la empresa ferroviaria ÖBB se vio obligada a pintar los rieles de los trenes de blanco. Según Juliane Pamme, representante de la empresa, estudios han demostrado que pintar los rieles de color blanco puede reducir entre 5 y 8 grados el calentamiento de la vía ferroviaria.
“El objetivo es reducir el daño en forma de deformaciones o distorsiones del riel. El color blanco ayuda a enfriar la vía, pues refleja gran parte de la radiación solar. Este tipo de medidas muestran que el cambio climático es una realidad y necesitamos urgentemente ser más activos”, dijo.


En París se alcanzaron los 42,6 grados centígrados durante julio, una temperatura nunca vista en la ‘Ciudad Luz’. Francia activó la alerta roja en 20 departamentos y se prohibió la circulación de los vehículos más contaminantes.

Fernando Santacruz Howard, un comunicador social caleño especializado en cine que reside en Burdeos, una ciudad portuaria del sudoeste francés, contó que en julio “tuvimos un día con 42 grados centígrados. El viento quemaba. En la noche la temperatura fue de 26 grados, un calor sofocante. Los bomberos trabajan bastante, sobre todo atendiendo ancianos deshidratados”.

En Italia, 14 ciudades del norte y centro registraron temperaturas próximas a los 40 grados, mientras que en Granada, al sur de España, un hombre de 85 años falleció debido, según las noticias, a un golpe de calor tras una exposición prolongada al sol durante un paseo.

En Nueva York, al otro lado del mundo, los neoyorquinos acaban de enfrentarse a las más altas temperaturas registradas en la última década, abarrotando playas y piscinas y acudiendo a los hidrantes públicos.

Las altas temperaturas también obligaron a cancelar varios eventos como el triatlón, que por primera vez en su edición 18 no se realizó, y dos festivales de música en Coney Island y Central Park. Igualmente se cancelaron las carreras de caballo.

¿Qué está pasando? ¿Tiene relación las altas temperaturas de Cali con el calor sofocante de Europa? ¿Acaso se adelantaron los pronósticos sobre el calentamiento global?

Video: el calor ha modificado hasta el comportamiento de esta serpiente cascabel:

***

Harold González es profesional especializado de la Red de Hidroclimatología de la CVC. Según los registros de la autoridad ambiental, explica, y las mediciones de temperatura realizadas con un termómetro ubicado en el sur de la ciudad, en Cali la temperatura máxima que se ha registrado en estos días de intenso calor es de 34 grados centígrados a la sombra.

Eso quiere decir que no se ha superado la temperatura máxima que ha registrado la ciudad desde que se hacen mediciones: 36.5 grados centígrados. Sucedió en agosto de 1997, hace ya 22 años, durante el intenso Fenómeno del Niño que golpeó a Colombia.

– En el país, por sus condiciones climáticas, y en especial en la zona Andina, julio y agosto son los meses más secos del año. El tener cielos despejados la mayor parte del día hace que la temperatura ambiente suba, y eso es lo que está pasando en Cali y el Valle. La temporada seca genera las condiciones para las altas temperaturas, pero es algo muy normal en una región como esta – dice Harold.

De hecho, en julio las condiciones climáticas en la región Andina fueron más secas de lo esperado: se registró un déficit del 8% de lluvias en comparación al promedio histórico.

Según los pronósticos de la CVC, se espera incluso que en agosto las temperaturas aumenten hasta los 35 grados centígrados a la sombra, entre la 1:00 p.m y las 4:00 p.m. De los 31 días del mes, apenas lloverá en 5 u 8, pero serán apenas lloviznas.

Se prevé también que los niveles de los ríos registren los niveles más bajos en el año.

– Esto se mantendrá hasta la primera o la segunda semana de septiembre, cuando empiezan a haber cielos más nubosos y vuelven las lluvias – comenta Harold González, y enseguida revela un dato curioso:
En Cali hace más calor en el norte – debido a que hay más fábricas - y en el centro de la ciudad - debido a la alta concentración de carros - que en el sur. El sur es más fresco porque, pese a que hay igualmente un gran número de carros, es una zona mucho más arborizada y donde hay menos industrias.

– El termómetro con el que medimos la temperatura está en el edificio de la CVC en el sur. No medimos ni en el norte ni en el centro. Seguramente en el norte y en el centro se registran diferencias, aunque no tan altas, pero sí por décimas de grados por encima de la temperatura del sur. Otra estación de medición está en la Universidad del Valle, que pertenece al Ideam. Si se compara con las mediciones de la CVC, la temperatura allí es menor. Esto debido a que en Univalle hay gran cantidad de árboles – dice Harold, como dando pistas para lo que la ciudad deberá hacer para adaptarse al cambio climático: crear más zonas verdes.

Sin embargo, González insiste en que el calor de Cali no se explica propiamente por el calentamiento global, sino por la época del año en la que estamos, el segundo periodo seco.


***
La ola de calor de Europa, según los expertos, tampoco se puede atribuir específicamente al cambio climático.

Una ola de calor, en palabras sencillas, ocurre cuando vientos cálidos hacen que las temperaturas normales de una región se eleven demasiado: el verano se hace más caliente.

En el caso de Europa, los vientos llegaron del norte de África, lo que elevó las temperaturas.

Jeimar Tapasco, investigador del Centro Internacional de Agricultura Tropical, Ciat, y experto en cambio climático, explica entonces que pese a que es evidente que la Tierra se está calentando, un evento específico de intenso calor como lo sucedido en Europa no se debe asociar “de manera tan directa” con el calentamiento global.

El cambio climático en realidad es un fenómeno progresivo. En los últimos 30 años se estima que la temperatura del planeta ha subido 0.8 grados. Pero aquello no ocurre de una manera lineal. No es que cada año sintamos más calor. Hay años, dice Jeimar, “neutros”, sin mayores cambios en la temperatura. Hay incluso años más frescos que otros. Pero a la larga la temperatura aumenta poco a poco, y por eso hay años tan calientes.

En la última década, 2015 y 2016 fueron catalogados como los más calientes de la historia desde que se tienen registros.


El problema es que como es tan lento y progresivo el calentamiento, y tan variable, la gente no lo percibe. O llega un año con temperaturas frescas y nos olvidamos del tema, incluso en los medios de comunicación.

Hidratarse, utilizar bloqueadores, intentar no estar expuesto al sol entre la 1:00 p.m. y las 4:00 de la tarde, entre las recomendaciones de las autoridades para combatir las altas temperaturas.


Para reaccionar y ponerle atención deben pasar cosas tan extremas como las altas temperaturas en Europa, o ‘fake news’ que circulan por Internet: árboles y ríos en Dubái ardiendo, supuestamente por las altas temperaturas, lo que por supuesto no es cierto.

De alguna manera, se sonríe Jeimar Tapasco cuando lo menciona, somos como aquel cuento de la rana que echan a una olla de agua hirviendo: salta enseguida para escapar. Si en cambio a la rana la echan en una olla con agua a temperatura ambiente, y se empieza a calentar de a poco, la rana se quedará ahí, tan tranquila, hasta que muera.

– La preocupación es muy grande. Hay incertidumbre con lo que puede pasar con muchas especies, plantas, con la producción agropecuaria, el bienestar de la gente. El cambio climático tal vez no es el Apocalipsis, pero sí va a cambiar el sistema de vida como lo tenemos actualmente.
Por ejemplo, el café sembrado en zonas bajas está sufriendo, porque con las temperaturas tan altas, está en el limite en temas de productividad y rentabilidad. Lo que se espera en los próximos años es que el cultivo de café se siembre en latitudes más altas. La papa nos preocupa mucho. Cada vez está en lugares más altos, y lo que seguramente va a pasar es que se va a mover a zonas de páramo y ahí viene un conflicto por el tema del uso de la tierra, el agua, un conflicto que seguramente en la próxima década nos va a tocar vivirlo – dice Jeimar.

Desde Inglaterra, donde se ha vivido la peor ola de calor en los últimos 16 años, el científico experto en cambio climático del Ciat, Julián Ramírez, advierte que en el punto del calentamiento actual del planeta se deben tomar acciones de dos tipos: la primera es reducir las emisiones contaminantes. Si aquello no se hace, habrán cambios drásticos en la vida de las personas a causa del cambio climático. Y aunque se reduzcan esas emisiones, las ciudades deben hacer inversiones para adaptarse a las nuevas temperaturas.

En Inglaterra, de hecho, Julián ha visto edificios con ventanas de triple cristal, ideales para el frío, pero que a una temperatura de 36 grados se calientan al punto que trabajar allí es como caminar en el centro de Cali al mediodía: sentirse dentro de un horno.