El investigador de la Unidad de Delitos Informáticos de la Sijín no tiene hijos, pero está seguro de que cuando lleguen, y les regale el primer celular, tomará la precaución de acompañarlos en todo lo que hagan con el aparato: asegurarse con quién hablan, qué aplicaciones descargan, qué permisos les conceden a esas aplicaciones, qué correos envían o les envían, qué hay en los archivos adjuntos, cuáles son las páginas que visitan.
— Llevo cinco años en esto y he visto cosas terribles. Niños de 10, 12 años, haciendo videos tocándose sus partes íntimas, amenazados por pedófilos que les exigen hacer esos videos bajo el chantaje de no publicar lo que ya tienen. El del ciberacoso y la pornografía infantil son delitos cotidianos tanto en el Valle como en Colombia, con un problema: no todas las víctimas denuncian, por vergüenza o por temor.
En 2018 capturó a un ‘ciberpederasta’. Era un muchacho que actuaba en el oriente de Cali. Contactaba por Facebook a niños que vivieran en la misma zona y les hacía una promesa: llevarlos a su casa para que jugaran el videojuego del momento. En el mensaje les enviaba fotos de sus consolas de última generación. Así, de a poco, no solo ilusionaba a sus víctimas, sino que se ganaba su confianza. Una vez los niños llegaban a su casa, y jugaban un rato, los drogaba. De esta manera se le hacía más sencillo abusar sexualmente de ellos.
— En una memoria USB tenía decenas de fotos de los menores y los mensajes de texto que les enviaba. A veces, en vez de videojuegos, les prometía plata, o una bicicleta, la misma en la que los recogía.
En 2016 sucedió algo parecido con un recreacionista. Su ‘modos operandi’ consistía en ofrecer sus servicios en redes sociales, ganarse la confianza de sus clientes, llevar a sus niños a acampar y abusar de ellos. En WhatsApp se hacía llamar ‘Manolo’ o ‘Mustafá’. Cayó después de que fuera contratado en un conjunto residencial de Palmira para que se encargara de las vacaciones recreativas de niños de entre 9 y 12 años.
En medio de los juegos, los chistes, una melosería sospechosa en la piscina, comenzó a acercarse a una menor a la que le escribía cosas como que “ya podía tener novio” o que “no importaba que estuviera pequeña para empezar a hacer cosas”. Después le enviaba videos pornográficos. La administradora del conjunto residencial se enteró y alertó a las autoridades.
Sergio Daniel Muñoz, en cambio, era un técnico de celulares que contactaba por redes sociales a niñas de entre 7 y 12 años. Después de conversar sobre sus cantantes favoritos, los deportes que más les gustaban o los regalos que esperaban en Navidad para hacerse su ‘amigo’, les pedía fotos desnudas.
Los agentes que siguieron el caso le tendieron una trampa. Se hicieron pasar por la niña, y lo citaron en un centro comercial. Ese día cargaba un celular con almacenamiento suficiente para 800 videos y 2212 fotos de contenido sexual de menores.
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Aunque hay otros ciberdelincuentes que no actúan solos. Como el tipo que vivía en el centro de Cali y en la web se hacía llamar ‘Pelotón’. Vendía material de pornografía infantil a una página web rusa. Era parte de una banda dedicada a ese delito. Lo encontraron después de rastrear las direcciones IP desde donde enviaba las fotos y los videos.
El investigador de la Unidad de Delitos Informáticos de la Sijín insiste: el ciberacoso y la pornografía infantil son delitos muy comunes. Por eso no le sorprende lo que pasó en Medellín hace unos días: una red de pedófilos contactó una niña de tan solo 9 años a través de la aplicación Tik – Tok. Apelaron a un viejo truco: un perfil falso. Esta vez de la cantante Karol Sevilla. La niña estaba feliz de que su cantante favorita le estuviera hablando y diciéndole al principio cosas tan lindas.
Después de unos días de conversaciones y promesas de hacerla tan famosa como la cantante, la invitaron a un concurso. Para ganar debía responder unas preguntas, superar algunos retos, mandar videos y fotos íntimas… incluso simulando poses sexuales. Por fortuna la hermana de la niña se enteró a tiempo y denunció el caso.
Parte del truco es ese: a las niñas las elogian para ganarse su atención y generar empatía. A los niños los endulzan con regalos virtuales. Te mando la última arma del juego Call of Duty, y a cambio me mandas una foto de tal manera…
Según Te Protejo, la línea virtual para la protección de la infancia y la adolescencia, en Colombia, durante 2020, se han registrado 673 denuncias, la mayoría por pornografía infantil y ciberacoso; 40 de las denuncias corresponden al Valle.
El 52,5% de los casos estuvieron relacionados con ‘grooming’, que es como se denominan a los engaños que utilizan los pederastas y pedófilos en la web, como el uso de perfiles falsos.
En la Unidad de Delitos Informáticos de la Sijín Cali se han interpuesto 133 denuncias por delitos relacionados con la pornografía entre enero y septiembre. 78 de las denuncias corresponden a la publicación de fotos o videos íntimos de menores. La mayoría de las víctimas son niñas.
Tik Tok se popularizó durante la cuarentena que impuso el coronavirus en todo el mundo. En los primeros tres meses de 2020, mientras el virus obligaba a Asia y Europa a encerrarse, 300 millones de personas descargaron la aplicación. Ahora cuenta con 800 millones de usuarios.
Aparentemente es una app inofensiva: permite grabar, editar y compartir videos de entre 15 y 60 segundos con la posibilidad de añadir fondos musicales, efectos de sonido y visuales. En China, de donde es originaria, se conoce como Douyin, que traduce ‘sonido vibrante’.
Sin embargo, la acusan de ser una app que espía a sus usuarios, la mayoría niños y adolescentes (de ahí que pedófilos y pederastas la utilicen para sus búsquedas).
Nazly Borrero Vásquez, experta en ciberseguridad, explica que todo inicia cuando se descarga la app y no leemos los permisos que solicita: acceder a la cámara del teléfono, al micrófono, pero también a donde no debería acceder una aplicación de este tipo: la lista de contactos, el GPS del celular.
— Además, esta aplicación amarra el Imei del dispositivo, que es algo así como el ‘número de chasis’ del equipo, donde hay información personal. Con otro problema: como la mayoría de sus usuarios son menores de edad, ellos introducen los datos de sus padres para descargar la aplicación, de lo contrario no podrían. Igualmente Tik Tok accede a la cámara incluso cuando no se está usando. De ahí que varios gobiernos cuestionan su uso debido a las dudas sobre la protección de los datos personales de los ciudadanos y el destino que le estarían dando a esa información – dice Nazly.
No solo es Estados Unidos, donde Trump ha dicho que Tik Tok podría representar un peligro para la seguridad nacional, aunque detrás de su discurso hay un interés económico y político. En Colombia, la Superintendencia de Industria y Comercio anunció una investigación a Tik Tok para establecer si cumple con la regulación del país en relación a la recolección y el tratamiento de datos personales de niños, niñas y adolescentes.
Sin embargo, el acceso a la información de sus usuarios es apenas uno de los riesgos de esta app. Otro problema son los videos aparentemente inocentes como, por decir algo, niñas bailando en bikini, que terminan en páginas pornográficas. O los retos que se promueven entre los menores y que ponen en riesgo su salud, incluso la vida.
Uno de ellos es el ‘rompe cráneos’: se ubican tres jóvenes en línea horizontal, uno al lado del otro. El del medio salta, y, una vez en el aire, los de los lados le golpean las piernas para que no tenga cómo apoyarse mientras alguien más graba la caída. Entonces se azota directo en el suelo, de espaldas. Algunos, es cierto, se han roto el cráneo. Otros, la columna.
Hay un reto muy popular que consiste en pegarse la parte superior de los labios con la zona inferior de la nariz – con pegamento - y “parecerse” a la modelo Kylie Kristen Jenner, quien aumentó el volumen de sus labios con infiltraciones; o un reto tan absurdo y sin sentido como grabarse lamiendo un inodoro; o el Benadryl Challenge, que consiste en tomar una gran cantidad de pastillas Benadryl, un medicamento que contiene difenhidramina, utilizado para tratar alergias. Al ingerir una sobredosis, se comienza a tener alucinaciones. El reto está en grabar la reacción.
— En parte por estos riesgos es que no es conveniente que los menores de 14 años tengan redes sociales y apps de este tipo, a no ser que haya una supervisión. Conozco niños que manejan 2000 contactos en sus redes. Ni siquiera los adultos tenemos esa cantidad. Por eso, como no podemos estar todo el tiempo al lado de nuestros hijos, si se les va a dar un dispositivo con Internet una de las recomendaciones es utilizar los controles parentales licenciados, de pago. Estos controles envían un reporte de quiénes son las personas con las que están chateando los menores, qué contenidos les están enviando al correo, y algo muy importante: restringe los horarios de conexión según lo determine el padre, los contendidos a los que se puede acceder y detecta posibles perfiles falsos de redes sociales – explica Nazly Borrero Vásquez, la experta en ciberseguridad.
El investigador de la Unidad de Delitos Informáticos de la Sijín recuerda que los ciberdelincuentes hacen lo que se conoce como “ingeniería social”. Acceden a los perfiles de los menores, revisan sus publicaciones, la información personal, y a partir de esos datos abren el perfil falso: se hacen pasar por cantantes, deportistas, youtubers, o un niño más del colegio.
— Por eso es importante mantener los perfiles privados, que solo puedan acceder contactos conocidos. También se recomienda que no se acepten invitaciones de desconocidos. Y estar atentos a las invitaciones de personajes famosos o aquellos que en sus fotos de perfil tienen fotografías muy generales, es decir que no se puede establecer claramente su identidad. Es una señal de que podría tratarse de un perfil falso - dice el investigador.
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Los niños que son víctimas del ‘grooming’, es decir que son engañados por pedófilos o pederastas en las redes sociales para que envíen fotos o videos íntimos, se sienten culpables. Incluso, comenta Judy Benavides, gestora de incidencia de Red Papaz, una organización que defiende los derechos de los menores, los psicólogos que han estudiado el fenómeno encontraron que el sentimiento de culpa en estos casos es mucho más fuerte que cuando ha habido un abuso físico.
Esto se debe a que por el engaño al que fueron sometidas para tomarse esas fotos y hacerse esos videos íntimos, las víctimas consideran que contribuyeron a su propia explotación sexual, lo que tiene graves implicaciones emocionales y psicológicas.
Precisamente, advierte Judy, la clave para advertir que los niños están siendo chantajeados en la web por ciberdelincuentes son cambios repentinos de comportamiento: tristeza, depresión, aislarse.
En caso de comprobarse la situación, desde Red Papaz sugieren seguir cuatro pasos. El primero es no responder a las conversaciones con el victimario, a las agresiones, o las extorsiones que pueda llegar a hacer, como pedir dinero a cambio de no publicar los videos que hizo la víctima o exigir más videos para mantener su silencio.
El segundo paso es no eliminar las cuentas ni las conversaciones. Se trata del único material probatorio en las investigaciones judiciales. Algunos padres borran las conversaciones completas pero guardan pantallazos, lo que, ante la justicia, no funciona como prueba debido a que los pantallazos se pueden editar.
El tercer paso es denunciar el hecho. Puede ser en la plataforma de Te Protejo, o en la página web de la Policía y la Fiscalía ‘A denunciar’. También en las unidades de delitos informáticos. La clave es acudir a las autoridades, en vez de hacer la denuncia en redes sociales, en público, pues esto le permite al delincuente ocultarse de inmediato.
Y por último los padres deben capacitarse sobre las redes sociales que usan sus hijos, conocerlas, usarlas, para de esta manera advertirles de los riesgos. Que Internet sea un tema de conversación en casa, dice Judy. Por lo regular, las primeras personas a las que acuden los niños que son víctimas del ciberacoso son sus padres, así que deben estar preparados para saber qué hacer.
Ciber patrullajes
Una de las estrategias que adelanta la Sijín para combatir el ciberacoso y la pornografía infantil son los ciberpatrullajes.
Se trata de un grupo de investigadores de la Unidad de Delitos informáticos que se dedica a navegar en la web para identificar perfiles o páginas en redes sociales “donde se perciba diferentes acciones que conlleven a un actuar delictivo enfocado con la pornografía infantil”.
En los ciberpatrullajes se priorizan plataformas como Facebook, Twitter, Youtube e Instagram.
También se están haciendo capacitaciones y campañas de prevención en los colegios.
¿A qué edad debe empezar a usar celular un niño?
No hay una fórmula exacta para determinar cuándo es recomendable que un menor de edad comience a utilizar un celular o dispositivos electrónicos con acceso a Internet. Depende de varios factores.
Fashina Aladé, profesora de relaciones públicas en la Universidad Estatal de Michigan, y quien ha escrito sobre el tema, recomienda resolver algunas preguntas antes de tomar la decisión: “¿el niño o la niña ha demostrado que es responsable? ¿Tiene cuidado con sus pertenencias? Estas son buenas señales de que puede estar listo para un teléfono. También se debe tener en cuenta el factor seguridad: ¿el niño va hacia o desde el colegio o después del colegio sin la compañía de adulto? En estos momentos es cuando los teléfonos a menudo pasan de ser un deseo a una necesidad”.
La especialista también recomienda evaluar la madurez social del niño. Si, por ejemplo, trata a sus amigos con amabilidad y respeto. O si entiende que lo que se publique en Internet es permanente. “Es muy importante que el niño comprenda este asunto antes de tener un teléfono inteligente”.
Por otra parte, tanto la Academia Americana de Pediatría como la OMS aconsejan que un bebé de entre cero y dos años jamás debe tener una pantalla a su alcance. A los 3 años es posible acercarles algunos dispositivos, pero con moderación. Las pantallas deben estar fuera de las habitaciones. Mejor en pasillos o en la sala, donde cualquier adulto pueda echar un vistazo para cerciorarse de los contenidos que se están consumiendo.
Igualmente se debe tener activo el control parental, las cámaras web bloqueadas o cubiertas y en esta edad se sugiere que el niño use el dispositivo máximo durante una hora.
La edad más recomendada para el uso de las redes sociales son los 14 años, cuando por lo regular los menores ya cuentan con las habilidades para empezar a manejar con responsabilidad sus dispositivos, previa capacitación sobre las reglas que se deben seguir: no ser ofensivos con quienes están en línea; desconfiar de desconocidos que hablan de asuntos sexuales o soliciten un encuentro personal, evitar compartir demasiada información personal.