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La psicóloga Adriana Silva asegura que es clave reducir la discriminación para facilitar la empleabilidad y garantizar los derechos humanos de las familias migrantes para proteger a los niños y niñas.
La psicóloga Adriana Silva asegura que es clave reducir la discriminación para facilitar la empleabilidad y garantizar los derechos humanos de las familias migrantes para proteger a los niños y niñas. | Foto: 123rf / El País

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Así puede afectar la migración a los menores

Desarrollo de la construcción de la identidad y sensación de abandono, algunas de las afecciones psicológicas producto de la movilidad humana.

18 de junio de 2024 Por: Redacción El País

Hoy, la migración sigue siendo una realidad crucial, especialmente para miles de niños que, junto a sus familias, buscan un futuro mejor lejos de sus hogares. Sin embargo, el viaje y la adaptación a nuevas tierras no están exentos de desafíos profundos.

De hecho, la salud mental de los niños migrantes se ve gravemente afectada por una combinación de factores como el estrés del desplazamiento, la separación familiar, la incertidumbre sobre el futuro y las dificultades para integrarse en un entorno desconocido.

Según Adriana Silva, psicóloga y magíster en psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, el impacto psicológico viene dado por el proceso mismo de desprenderse de sus familias y lugares de origen, en muchos casos, los menores terminan viajando solos, sin nadie que les proteja, siendo especialmente vulnerables frente a la explotación, el abuso o cualquier forma de violencia.

“Entre los principales impactos psicológicos se pueden evidenciar dificultades en el desarrollo de la construcción de la identidad y habilidades sociales, sensación de abandono, percepción de rechazo o discriminación, estrés ante las dificultades de la familia por encontrar apoyo, afectaciones en el desarrollo cognitivo y físico, estrés crónico y posibilidad de desarrollar trastorno de estrés postraumático”, resalta Silva.

Sumado a esto, Ricardo Anave, psicólogo clínico y forense y psicoterapeuta con énfasis en niños, adolescentes y familia explica que los niños migrantes también enfrentan retos durante el proceso de adaptación en el país de acogida. “Características cotidianas como el acento al hablar, los nombres de cosas o productos, sabores de alimentos, sonidos, ritmos de la ciudad, entre otras variables que, para los adultos podrían ser leves, para los niños son implacables y le demandan en una carrera contrarreloj, transformarse para sobrevivir”, sostiene Anave.

La psicóloga Adriana Silva asegura que es clave reducir la discriminación para facilitar la empleabilidad y garantizar los derechos humanos de las familias migrantes para proteger a los niños y niñas.
La psicóloga Adriana Silva asegura que es clave reducir la discriminación para facilitar la empleabilidad y garantizar los derechos humanos de las familias migrantes para proteger a los niños y niñas. | Foto: 123rf / El País

Incluso, las particularidades del lugar al que llegan como juegos tradicionales, códigos sociales, dialecto, jerarquías, son algunas de las condiciones que obligan al niño a aislarse, afectando sus habilidades sociales. “Los adultos deben observar este comportamiento para buscar ayuda y fortalecer las capacidades sociales del niño”, agrega el psicoterapeuta.

Otro factor a tener en cuenta es que después del tránsito, es posible que los padres de los menores no encuentren las condiciones adecuadas para quedarse y deban seguir movilizándose o que los niños queden a cargo de terceros mientras ellos trabajan.

“Esta experiencia se intensifica cuando en los colegios, que tal vez es el lugar donde pueden encontrar más seguridad, se tropiezan con el acoso y la burla de otros niños, niñas y adolescentes”, manifiesta la magíster en Psicología, quien también añade que los casos de bullying por migrantes son más comunes, principalmente, porque desde temprana edad no se fomenta la cultura de respeto y tolerancia.

Esto sucede con frecuencia en edades de 7 a 12 años, periodo  en el que el niño está en la búsqueda de asegurar y demostrar su posición en el contexto escolar. “Ante la presencia del estudiante migrante se configura el matoneo el cual segrega al afectado de pertenecer al grupo. Un flagelo más que convoca a los docentes a mantener las atenciones para prevenir desenlaces aún más dolorosos como el suicidio”, puntualiza Ricardo.

Por eso, las familias y las comunidades receptoras cumplen un papel muy importante, pues se convierten en la oportunidad de construir entornos saludables y amigables para esta población.

“Es valioso, esencial y vital el apoyo, la comprensión y la empatía desde los sistemas familiares para que así las comunidades también lo repliquen. Todos y cada uno tenemos corresponsabilidades en pro de la salud mental de los niños migrantes  que serán los ciudadanos mañana de la misma sociedad que compartimos”, comenta Ricardo Anave.

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