Cali
¿El ‘tropel’ para qué?; lo que se oculta tras los problemas de seguridad en el campus Meléndez de Univalle
En Meléndez hay tensiones entre grupos de capuchos y otros que se denominan “unidad anti – capuchos”. Denuncian microtráfico de drogas y falta de control en las audiciones - (fiestas) de los viernes. Se requiere retomar la autoridad y la autonomía universitaria en el campus.

El comunicado circuló en la Universidad del Valle, sede Meléndez, en Cali. “Somos la Unidad Anti – Capuchos, un grupo conformado por estudiantes que estamos cansados de la situación que se presenta en muchas universidades del país. Nos enfrentamos a un grupo de personas conocidos como capuchos, que se creen los dueños de las universidades públicas de la nación”.
Días después circuló otro comunicado, esta vez de los ‘capuchos’, en los que advertían que iban a “conmemorar” el que llaman “26F”; el 26 de febrero de 1971, cuando, aseguran, la Policía y el Ejército asesinaron a 15 estudiantes de la Univalle durante una protesta.
Ese día, el 26 de febrero pasado, aproximadamente 15 encapuchados salieron a las 4:00 de la tarde a la Avenida Pasoancho y generaron disturbios, tiraron papas bomba. Los dispersó la lluvia.

Aquel es el ambiente actual del campus Meléndez de la Universidad del Valle; hay tensión entre los pequeños y minoritarios grupos de capuchos, pertenecientes a diferentes facultades, y los también pequeños y minoritarios grupos que se denominan anticapuchos. Las paredes de la Universidad hablan; en los grafitis se expone parte de esa confrontación.
Un profesor que pide la reserva de su identidad, dice:
“Entre los grupos de capuchos hay algunos más radicales que otros, vinculados a milicias y disidencias, pero en algunas ocasiones pueden ser actores externos, más guerreros, vinculados, algunos, a barras bravas y a otros grupos. Hasta hace no mucho en la universidad existía un restaurante que quebró por ellos. Los capuchos se lo tomaban, se llevaban la comida. Tengo estudiantes que son capuchos y, cuando hay tropel, me lo hacen saber: “no deje trabajos para hoy”, dicen. O empiezan los rumores y uno escucha cuando prueban las papas bomba. Cada que se cumple un aniversario hay lo que llaman ‘tropel’ en la Avenida Pasoancho, como el Día del Estudiante Revolucionario, el 8 de junio, o el aniversario del asesinato del estudiante Jhonny Silva, el 22 de septiembre”.
Aunque ya se han registrado enfrentamientos directos entre grupos de capuchos y anticapuchos dentro de la universidad, reclamaciones de un lado y otro, la discusión entre ambos sigue casi velada, circunscrita, de momento, a las redes sociales, a los panfletos y a las paredes de la universidad.

El profesor Adolfo Álvarez, director del Programa Institucional de Paz de la Universidad, explica que el de los capuchos y anti - capuchos, como otros problemas de seguridad que presenta Univalle, obedecen a una problemática que se concentra en Meléndez: la falta de gobernabilidad del campus.
— Hay un lema que es el de la autonomía universitaria. Es un valor, un principio, que gira en torno al gobierno autónomo del campus. Sin embargo, esto ha derivado en sectores que consideran que la autonomía universitaria significa que no exista ningún control y orden dentro de la universidad, sobre todo un régimen de autoridad reconocida y aceptada. Entonces hay momentos en los que sí, pareciera que la universidad funciona con normalidad, se respetan las reglas, pero hay otros donde las autoridades universitarias pierden completamente el control de un campus que, además, es muy grande.
El profesor José Joaquín Bayona, del programa de Estudios Políticos y Resolución de Conflictos de Univalle, agrega además que los actos de los capuchos son una forma de expresión política cada vez más ineficaz, algo en lo que insiste en sus clases.
— ¿A quién afecta el famoso ‘tropel’? A la señora que vende tintos afuera, el señor de los dulces. Y en el entorno cercano, a personas mayores, a los niños, por los gases, pero políticamente no tiene ningún impacto, como ellos pretenden. En algún consejo académico un decano hizo la cuenta de cuánto vale un tropel, tomando como referencia las papas bombas que se lanzaban durante tres, cuatro horas, y la cuenta dio alrededor de $ 10 millones. ¿De dónde sale esa plata? Además, ahora ni siquiera hay razones para ese tropel, cuando el Gobierno de Colombia es de izquierda.

Nadie en Univalle, por otro lado, certifica lo que se dice: que en la universidad hay integrantes de las guerrillas. Es, explican, como el cuento de las brujas: nadie las ha visto, pero de que las hay, las hay. Es el problema de la capucha: no se sabe quién, en realidad, está detrás.
En todo caso, intervine el profesor Adolfo Álvarez, director del Programa Institucional de Paz de la Universidad, en la institución la comunidad universitaria ya se pregunta hasta cuándo unos pocos les van a imponer a los demás repertorios de violencia en la dinámica de la vida estudiantil, y, encima, marquen a Univalle así, como ‘la de los capuchos’, “cuando acá se hacen cosas notables, pero lo que más se evidencia es el tropel”.
– Y la ciudad está cansada. Siempre nos hacemos esa pregunta, por qué el tropel, qué deja. El sentido del tropel, grupos minoritarios lo justifican, pero la mayoría de la comunidad los rechaza, con un problema: es muy silenciosa. Se impuso una lógica que es salir, escapar del campus, y ya. Termina siendo una lógica muy cómoda, pero que impacta muy fuerte en el alma de la universidad - dice el profesor Adolfo.
Pero el ‘tropel’ de Univalle no es el único problema de seguridad en el campus Meléndez.

El pasado 14 de febrero circuló un rumor durante una de las ‘audiciones’, las fiestas que diferentes grupos estudiantiles hacen los viernes. En los grupos de WhatsApp de estudiantes y profesores se envió lo siguiente:
“Emergencia de seguridad. El día 14 de febrero, a las 9:40 de la noche, se dio la orden de evacuación de la universidad del Valle, esto ante la información de que iban a secuestrar a una joven en medio de las fiestas que se realizan en la universidad los días viernes en diferentes sitios del campus, estas se vieron interrumpidas pues el temor era muy grande, la acción fue acompañada de la Fuerza Pública en las afueras de la universidad, fue necesario que todos los vehículos que salían abrieran los baúles para cerciorarse de que no llevaban a nadie en estos. La universidad vivió momentos de caos ante esta situación tan delicada. Los días viernes definitivamente son un problema para la institución con estas actividades muchas no institucionales, no han podido ser controladas por la administración Universitaria que se ve a gatas pues son muchos los problemas que se presentan, hasta cobros por la entrada y se registran a personas ajenas a la universidad. Se hace necesario que está problemática sea resuelta”.
Algunas de las famosas audiciones de los viernes también, entonces, se están saliendo de control. En un comunicado interno de la Universidad, firmado por el Comité de Representantes de Profesores de Univalle, se lee lo siguiente:
“Denunciamos nuevamente acontecimientos vividos en el Campus de Meléndez. Uno de los hechos sucedió el día 14 de febrero del 2025, cuando un joven menor de edad pretendió entrar por las rejas de seguridad de la Portería de la Calle 16 (cerca al servicio de salud). Al impedírselo, agredió con su casco directo a la cara de uno de los guardias, requiriéndose su traslado y acompañamiento a un centro médico de la ciudad. La segunda denuncia tiene que ver con la incursión de personas ajenas al Campus en el área del Coliseo, que realizan de manera permanente actos obscenos y de voyerismo en los baños de las mujeres; la tercera denuncia se refiere al descuido frente a los bienes públicos, específicamente en los bajos de la Facultad de Ciencias Naturales y Exactas, los cuales han sido invadidos por diferentes personas que han instalado ventas de comida ambulantes (venta de sándwiches, café, gaseosas, papas, fritanga, etc.). Dichas prácticas se agravan cuando estas personas utilizan pipetas de gas que ponen en alto riesgo, entre otros, los laboratorios de la Facultad”.

El correo agrega: “Hemos planteado tanto en el Consejo Superior como en el Académico, una serie de medidas que podrían ser consideradas en el corto y mediano plazo por la directiva universitaria para enfrentar estas situaciones, sin embargo, hasta ahora no vemos acciones concretas. Por lo anterior, nos preguntamos: ¿Quién vela por el cuidado y la seguridad de nuestra Universidad del Valle? ¿Cuándo las directivas universitarias tomarán decisiones que permitan un mayor control en las instalaciones de nuestra alma mater?”.
Un funcionario de Univalle que pide la reserva de su nombre explica que, parte del problema de las audiciones, es el tráfico de drogas que mueven, un negocio dominado por personas que están afuera de la universidad, pero que entran como ‘Pedro por su casa’.
— Las audiciones se realizan en diferentes puntos de la Universidad y son diferentes cada una. Está la de la FAI: Facultad de Arte Integrada. Hacen teatro, música, pero hay un peligro. Bailan sobre los muros superiores y encima de unas latas que si ceden, no hay nada abajo. En ese sentido le falta control. Pero la audición más complicada es la del famoso ‘aeropuerto’ de Univalle, el sitio donde algunos estudiantes consumen droga y donde hay jibaros que dominan el microtráfico y mueven demasiado dinero. A quienes estudian en las maestrías en la noche les da miedo pasar por ahí. Se han presentado atracos y a una muchacha intentaron violarla. El problema es que es una zona muy oscura, los estudiantes por seguridad salen en grupo para evitar problemas.
Adolfo Álvarez, Director del Programa Institucional de Paz de la Universidad, comenta que los retos de seguridad de las audiciones se relacionan con lo que sucede con los capuchos. El origen de todo está en la falta de gobernabilidad del campus Meléndez.

– Tenemos un problema de organización, de orden, de autoridad dentro del campus. Pero también hay un problema de convivencia que tiene que ver también con la autoridad y reglas que deben ser cumplidas, el respeto al otro, reglas básicas de comportamiento en el espacio público. Los campus tienen algo de sagrado, que todos debemos respetarlo. Es una transformación cultural lo que se debe hacer.
Mientras tanto, el profesor José Joaquín Bayona, quien vive cerca de Univalle y escucha la música de las audiciones hasta la madrugada, asegura que ya es hora de tomar medidas.
— Lo que hay que hacer es que la rectoría, el Consejo Superior, tomen cartas en el asunto, no en términos represivos de prohibir la fiesta, pero sí direccionarla y controlarla. Hoy la autoridad universitaria prefiere hacer caso omiso. Es como con el tropel. La medida es evacuar. Todo el mundo se va, los trabajadores, los estudiantes, pero no se hace nada más.
Para el profesor Bayona, la solución a estos problemas es el diálogo. Que en Univalle, campus Meléndez, se pongan de acuerdo en unas reglas básicas por cumplir, al tiempo que retoma el control de la autonomía universitaria. Y, como plantea el profesor Adolfo Álvarez, que se geste un cambio cultural en el campus Meléndez, donde la violencia de ningún tipo esté justificada.
“El tema de la seguridad es un elemento central, prioritario, para los diferentes campus. Es un tema que ha acogido el Consejo Académico, donde se tomó la decisión de crear una Comisión de la Seguridad. De allí van a salir estrategias, para tomar decisiones concertadas con la comunidad, pues la seguridad nos la están reclamando”.

Preocupa el acoso a la mujer en el campus
Otra de las formas de violencia e inseguridad que se vienen registrando en el campus Meléndez de la Universidad del Valle, se relaciona con el acoso a la mujer. El colectivo feminista Ultravioleta ha realizado varias denuncias al respecto.
La más reciente es la de un exhibicionista y acosador que habría hecho dos apariciones en la Universidad.
“La primera vez apareció en el coliseo. Unas estudiantes lo grabaron masturbándose frente a dos mujeres de la institución. La segunda vez que apareció fue en los baños ubicados cerca de la cancha de atletismo, esta vez estaba desnudo dentro del baño de mujeres, en las duchas. Esta persona se viste como un profesor, pero no sabemos en realidad si lo es”, comentó una de las integrantes de Ultravioleta, que pidió no ser citada con su nombre.
Una de las acciones que le está pidiendo el colectivo feminista a las directivas de la Universidad es incorporar más guardas mujeres, pues solo hay tres en todo el sistema de seguridad interno. También se está solicitando una mejor iluminación del campus Meléndez.
“El problema de fondo es que en la Universidad del Valle no hay una ruta clara de acción frente al acoso y la violencia contra la mujer, no se actúa con celeridad. Las estudiantes que son acosadas no saben qué hacer, dónde llamar, a qué entidad acudir. Frente al caso del exhibicionista no ha habido seguimiento. La universidad es poco rápida en estos casos, lo que genera impunidad. Insistimos en que se investigue este caso pronto”, explican desde Ultravioleta.
Sobre los rumores de presuntas violaciones a mujeres dentro del campus, el colectivo de momento, aunque conoce los rumores, no ha recibido una denuncia concreta, por lo que hace un llamado a las posibles víctimas para que hagan visibles estos casos.
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