“Transición sí; pero, no se puede limitar a un tema energético”, Carlos Enrique Rodríguez, subdirector revista SEMANA

La VII edición del Foro de Sostenibilidad Semana abrió el espacio para una discusión urgente ¿cómo conciliar la productividad con el cuidado del medio ambiente necesario para nuestra continuidad como especie? Durante la primera parte se escucharon distintas ponencias sobre las implicaciones ambientales que tienen las industrias y cómo hacer ese tránsito efectivo a la producción verde. Sin duda, esta discusión también está ambientada en el crecimiento económico y en el beneficio de las poblaciones.

Carlos Enrique Rodríguez, subdirector de la Revista Semana fue el encargado de abrir la conversación, según dijo, ya está claro que la sostenibilidad es el camino para frenar el Cambio Climático y mejorar la calidad de vida de los habitantes del mundo, “ahora estamos en una carrera contra el tiempo para lograrlo y mitigar el impacto de la actividad humana en el medioambiente”.

Rodríguez indicó que si bien el mundo está enfocado en la transición, este concepto se ha enfocado al tema energético cuando la situación es más compleja, pues países como Colombia dependen económicamente de la explotación de productos no renovables como el carbón y el petróleo, “En ese escenario será necesario analizar los temas de producción, pero también, los recursos que puedan generar estos sectores para apalancar las transiciones en el país. Y, además, mientras las necesidades del planeta se mantengan vigentes en materia de energéticos, será clave anticipar el desarrollo de tecnologías que reduzcan las emisiones”.

El experto agregó que “no solo se trata de una transición energética. Se trata de una transición fiscal para determinar de dónde saldrán los recursos para atender las necesidades de los gobiernos; una transición productiva, para definir cuáles serán los sectores que reemplazarán industrias como el carbón o el petróleo, basados muchos de ellos en economías circulares como las que desarrolla hoy el Valle del Cauca en el sector agropecuario y especialmente en la caña. También una transición de consumo, para mejorar los hábitos y ser más conscientes del impacto de los residuos y la producción, y hasta una transición financiera, para encontrar nuevos esquemas para el acceso a recursos que apalanquen los proyectos y las estrategias que necesitan el país y el mundo para esta poderosa transformación, en un ejercicio que permita repensar el financiamiento climático con modelos sostenibles para regiones como América Latina”.

Rodríguez insistió en que es necesario hacer más sostenibles la industria, la agricultura, el comercio, el consumo y las nuevas tecnologías, “que hoy por hoy son uno de los sectores más demandantes de energía, es un reto enorme hacia el futuro. La sostenibilidad se convirtió en un pilar fundamental para empresas y gobiernos, gracias a que trae oportunidades para el crecimiento económico. Las compañías, que la adoptan como eje central de sus producciones, y los Estados, que la entienden como parte fundamental de sus planes y acciones de gobierno, son más atractivos para consumidores e inversionistas, quienes hoy exigen un mayor compromiso con el planeta”.

Durante el discurso de apertura del Foro, el subdirector enfatizó en que “la tarea de las empresas es fundamental en este proceso para el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible, generando entornos favorables para el crecimiento, en la apuesta por energías limpias y asequibles, la creación de empleos verdes e inclusivos y un crecimiento económico sostenible que conduzca a la reducción de las desigualdades y a la eliminación de la pobreza”.

Por último, destacó que el desarrollo sostenible está en la agenda global, “y los consumidores y productores lo tienen claro. De acuerdo con un informe de la firma consultora Kantar, las marcas están asumiendo en la sostenibilidad un papel crucial en la creación de valor tanto para sus negocios como para sus consumidores. En este contexto, la sostenibilidad emerge como un componente esencial en la cadena de valor de las marcas, contribuyendo no solo a la demanda y al poder de fijación de precios, sino también a la construcción de relaciones sólidas con los clientes y al fortalecimiento de la reputación corporativa”.