Colombia
Mario Mendoza mostró su desilusión con el gobierno de Gustavo Petro, a quien calificó como un “narcisista paranoico”
Según el reconocido escritor, el ahora presidente de Colombia “empezó a mostrar su lado mas oscuro y siniestro”.
Un crudo retrato sobre la imagen del presidente Gustavo Petro realizó el escritor colombiano Mario Mendoza en el que asegura que el mandatario es un “narcisista paranoico” que se desdibuja y se contradice.
De acuerdo con Mendoza, y tras hacer un balance de lo que han sido más de dos años de gobierno de Gustavo Petro, marcado por escándalos y decisiones erradas, “Ahora solo queda una enorme desilusión, mucha desesperanza y la zozobra de un país cuya inestabilidad política y social se ha acrecentado bajo su mandato indisciplinado y delirante”.
El autor de reconocidas obras recordó lo que fue el paso de Petro por la guerrilla del M-19 y por su destacado paso por el Congreso de la República en el que realizó denuncias y dio muestras de liderazgo y capacidad política. “Creí en su discurso, en su programa y en una política del amor que buscaba la fraternidad como expresión máxima de la inteligencia emocional”.
En su escrito titulado ‘Retrato de Gustavo Petro en blanco y negro’ para Cambio, Mendoza detalla en asuntos como la conformación inicial del gabinete de gobierno en el que mostró “una socialdemocracia de corte europeo” por la participación que les dio a los diferentes sectores políticos.
Pero el presidente Gustavo Petro “empezó a mostrar su lado más oscuro y siniestro: el narcisista paranoico que no soporta, que le lleven la contraria, que lo cuestionen o lo vigilen”.
“Empezó a cerrar filas y, mostrando unos pésimos modales, sacó a Cecilia López, a José Antonio Ocampo y a Alejandro Gaviria. También echó sin contemplaciones a funcionarios eficientes que venían de sus huestes más leales, como Patricia Ariza”, señala Mendoza en el escrito.
Asegura que eso fue apenas “el primero de tantos brotes de paranoia que vendrían después. Narciso empezaba a delirar atrapado en la Casa de Nariño. A partir de ahí, la lógica fue la de un gurú religioso que ve enemigos escondidos dentro de su propia secta. Solo confiaba en su adepta más cercana: Laura Sarabia”.
De la directora de Prosperidad Social asegura que era quien “le cuidaba la espalda mientras él desaparecía de los hoteles en las giras, no llegaba puntual a ninguna cita e iba quedando cada vez más encerrado en sus alucinaciones de víctima perseguida, una herencia que quizás le queda de la tortura que sufrió en la cárcel”.
Mendoza no escatimó espacio para enumerar los escándalos y casos de corrupción en dos años del gobierno Petro como las visitas de su hermano a delincuentes en las cárceles, la boca suelta de Armando Benedetti y la relación de los presuntos dineros ilícitos que habría recibido su hijo Nicolás Petro, entre otros.
“Como era de esperarse, (Petro), en lugar de recapacitar, su radicalismo se acentuó y arremetió contra cualquier contrapoder que lo investigara o lo criticara, incluida la prensa libre. Su personalidad mesiánica le jugó otra mala pasada: lo hizo verse a sí mismo un enviado del cielo que debía llamar a sus ejércitos a la calle para librar una batalla en contra de un sistema injusto y criminal”.
“Y a este Mesías tan nuestro, al que su ego le dicta que puede ser el presidente del planeta entero y el embajador de las estrellas, también la Constitución del 91 le queda pequeña y con cualquier pretexto llama a sus comandos a la calle para alborotar los ánimos. Todo con tal de no gobernar con juicio, con rigor y disciplina, que debería ser su verdadera misión”.
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