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“No me van a obligar a hacer política con Roy y Dilian”: Claudia López

La senadora Claudia López dice que no apoya la candidatura de Angelino Garzón porque ella no se va a aliar con el que sea para gobernar.

10 de mayo de 2015 Por: Judith Gómez Colley | Editora de Poder

La senadora Claudia López dice que no apoya la candidatura de Angelino Garzón porque ella no se va a aliar con el que sea para gobernar.

La senadora de la Alianza Verde, Claudia López, quien se caracteriza por sus posiciones radicales frente a las malas prácticas de la política, estuvo el viernes en Cali, donde cumplió compromisos académicos y aprovechó para reunirse con militantes de su partido. Lea también: Nuevo 'round' entre la U y Claudia López por coalición política en el Valle

A su paso por la ciudad habló con El País y ratificó su férrea oposición a que su partido respalde la candidatura de Angelino Garzón a la Alcaldía. También se refirió a la paz y a la reforma de equilibrio de poderes, entre otros temas.

¿Cómo ha sido la experiencia en el Congreso?

Un poquito agridulce. Por un lado es un honor representar a los colombianos y haber recibido su respaldo generoso. Sin duda es una oportunidad, una ventana de aprendizaje enorme, de conocer el país, sus regiones, sus problemas, sus soluciones, aprender de los temas, es una gran escuela, pero por otro lado es una frustración, uno mira ese Senado y dice con razón es que este país no tiene remedio, es que esta clase política es un desastre. O son vagos o son flojos, son vendidos, entonces es muy frustrante en muchos aspectos.

Uno vive entre eso, entre la felicidad de aprender, estar en las regiones, en Cali, de conocer la gente y la frustración de que esta es una clase política que no se compadece de este país en muchas cosas.

Frente a ese panorama, ¿usted volvería al Congreso?

No sé. Yo me metí en esto por una sola razón: apoyar el tema de la paz. Yo estaba haciendo mi doctorado en ciencias políticas allá en Chicago y la opción era quedarme afuera y escribir un libro sobre cómo ha sido el proceso de paz o meterme para que eso fuera lo mejor posible y proponer. No me lamento para nada, creo que ha valido la pena, espero estar contribuyendo de la mejor manera.

Voy a seguir colaborando con la construcción de Colombia desde donde esté. Yo no necesité del Congreso durante 20 años para hacer mi trabajo y colaborar con el país como ciudadana, de manera que ese es un espacio útil, pero para nada un espacio indispensable.

¿Siente que los congresistas no cumplen su tarea, pierden el tiempo?

No, los congresistas son todo, menos flojos. En el Congreso hay de todo. Gente extraordinaria, querida, supremamente inteligente, con una gran trayectoria, hay delincuentes, corrompidos. Lo que no hay es vagos ni tontos. Ellos trabajan todo el día, pueden que no lo hagan en el Congreso, pero atienden gente, van a las regiones. Hacen gestión, no se les ve desocupados. Pero lo que pasa es que no siempre los ve uno trabajando por el bien de Colombia sino por el bien de su bolsillo, que es distinto, pero ocupadísimos viven.

Lo que tenemos es que perseverar, parte del esfuerzo de la paz de Colombia no es solamente desmovilizar a unos delincuentes que tienen armas, sino también domesticar unos salvajes que abusan del poder y la paz es lograr hacer ambas cosas: desmovilizar a los salvajes que tienen armas, pero también domesticar a los salvajes que tienen el poder.

La ven como la peleona del Congreso. ¿Se siente así?

(Risas) Pueda que sí, pero mi tarea es hacer control político. Yo no soy del Gobierno. Para qué va uno al Congreso: para controlar y proponer, para denunciar y confrontar cuando corresponde. Esa es la tarea y creo que la estamos haciendo con rigor.

¿Siente que ha generado odios allá?

No. Al contrario siento que hay mucho respeto y reconocimiento, nosotros, los del partido Alianza Verde, somos 5 de 102, no lograríamos sacar nada en el Congreso de no ser porque contamos con el trabajo colectivo de muchas otras bancadas. Vamos a poder sacar adelante el tema de la representación política de las mujeres en condiciones de paridad con los hombres, gracias al trabajo de toda la bancada femenina.

Esa fue una propuesta nuestra, pero la hemos sacado adelante con las mujeres conservadoras, liberales, del Centro Democrático. He aprendido mucho, creo que uno tiene muchos prejuicios,pero en la medida en que trabaja decente y transparentemente con las personas puede construir cosas interesantes.

¿Cómo ha sido su día a día con el expresidente Uribe, a quien usted critica tanto?

Tranquilo, me ha atacado más Roy Barreras que Álvaro Uribe. Hay peores.

Roy Barreras anunció que la va a demandar por relacionar al Partido de la U con mafias y cuestionar la alianza para la Alcaldía de Cali con Angelino Garzón. ¿Ya lo hizo?

Esperemos a ver si se atreve, dudo mucho. Creo que eso es un acto de ‘plop’, como todo lo de Roy Barreras, dudo mucho que el Partido y los senadores de la U lo respalden en esa locura de atacar una mujer y pretender amedrentarla y silenciarla. Estoy segura que no va a encontrar ese respaldo.

Roy Barreras le ha pedido retractarse, ¿lo hará?

Claro que no, el Valle del Cauca sabe quién es Roy Barreras y quién es Dilian Francisca Toro. Lo saben porque los padecen. Son los vallecaucanos los que padecen que sus niños y mujeres se mueran en entidades como Caprecom y los hospitales del departamento, cuyos recursos no alcanzan para la salud porque se los roban para las campañas de este par de personajes. Este departamento sí que sabe quiénes son y no me voy a retractar de nada, esto se conoce públicamente, es una controversia política. Lo único que estoy diciendo es que la Alianza Verde y yo, en particular, tenemos derecho a escoger con quién hacer política. A mí no me van a obligar, por ningún medio, a hacer política con Roy Barreras y Dilian Francisca Toro.

Fue muy crítica con la alianza entre Roy Barreras, Dilian Francisca Toro y el Partido de la U con Angelino Garzón e incluso desautorizó al senador Jorge Iván Ospina cuando dijo que la Alianza Verde iba a apoyar al exvicepresidente a la Alcaldía de Cali. ¿Definitivamente no hay ese respaldo?

La Alianza Verde está para combatir la corrupción y los males no para aliarse con ellos ni en el Valle del Cauca ni en ninguna parte de Colombia. Yo no he arriesgado mi vida para terminar aliándome con los que denuncié. Esa incoherencia no la voy a cometer como ciudadana ni como senadora. Cualquier alianza con Dilian Francisca Toro o con Roy Barreras está completamente descartada, no por mí, sino por la Alianza Verde, eso no se le ocurre a nadie en el partido.

Ahora la Alianza Verde es un partido, no una ‘senadoracracia’, donde cada senador va a hacer lo que se le dé la gana. Aquí hay unas reglas y el único llamado que yo le hago a Jorge Iván, y se lo he dicho en privado, y se lo hago ahora en su tierra en público, es que el partido tiene unas reglas, cumplámoslas. Las reglas es que hay unos candidatos inscritos, que vamos a escoger y vamos a apoyarlos con todo para que promuevan nuestro sello verde. El partido decidió, no solo para Cali sino para todo el país, que de mayo a agosto haremos campaña por todos nuestros candidatos y que en agosto evaluaremos la posibilidad de hacer coaliciones o alrededor de nuestro candidato o alrededor de otras alternativas con las que compartamos principios. Entonces, cumplamos los procedimientos y no matemos al partido ni a nuestra gente no acabemos a nuestra propia organización.

¿Jorge Iván Ospina actúa por su cuenta?

Respeto la amistad de Jorge Iván con Angelino. Una cosa es la amistad y otra la complicidad. Nosotros en aras de la amistad no podemos caer en la complicidad. No podemos ni en Cali ni en ningún lugar de Colombia. Esta Alianza Verde tiene que seguir creciendo y construyendo y hay que tener coherencia si quiere construir hacia el futuro. El llamado es muy simple: Angelino, un abrazo, pero si su decisión es el todo vale, que él se quede con el todo vale, y nosotros somos el anti todo vale y tenemos que seguir perseverando en ese camino.

A mi senador Ospina, a quien aprecio, un llamado a que cumplamos las reglas del partido, no son las mías. Aquí no es que se haga lo que diga Ospina o Claudia, es que se haga lo que hemos acordado todos en la Alianza Verde.

Mi problema no es con Angelino. Tengo el mayor respeto y afecto por Angelino, pero si él decide que para gobernar se va aliar con el que sea y el todo vale, se lo respeto, lo seguiré queriendo, pero no lo puedo acompañar en eso. Al que gane lo apoyaré y vendré a hacerle campaña, pero no podemos matar el partido haciendo alianzas con Dilian Francisca Toro, porque es inadmisible y acabaría la organización.

En Cali tenemos dos candidatos extraordinarios, Jaime Sierra que viene de Progresistas, que es líder social intachable, y Michel Maya, un joven extraordinario, un gran amigo a quien le tengo el mayor aprecio. Quisiera que todo el país y que toda la Alianza Verde estuviera llena de mujeres y de jóvenes como Michel. Eso es lo que tenemos que promover.

¿Por qué no incluye a Carlos Rojas entre los candidatos en Cali?

No lo menciono porque era el candidato de Jorge Iván Ospina y como este decidió apoyar públicamente a Angelino, uno no puede estar tres partes al tiempo jugando con oportunismo a tres bandas.

¿Pero sí harían alianzas con otros candidatos de no prosperar la candidatura de ustedes?

Podríamos, claro. El gran problema de nuestros candidatos es el anonimato. Son extraordinarios, pero los conoce poquita gente, pero para eso son las campañas para darse a conocer, exponer las ideas y las propuestas. Tengo la ilusión de que en estos tres meses de campaña en todas las ciudades vamos a dar a conocer los candidatos y van a crecer y vamos a tener la oportunidad de ir hasta el final o proponer una coalición que puede ser alrededor del nuestro o si encontramos fuerzas equivalentes con las que compartamos ideas y propósitos y podamos contribuir a sacar las ciudades adelante, lo haremos, pero cada cosa en su momento y con respeto a las reglas de juego.

Esta semana cuando se reunió la dirigencia departamental de la Alianza Verde, en un mensaje que envió a sus amigos el senador Ospina les dijo, entre otras cosas, que quizás se arriesgue la curul, pero que prefería equivocarse con Angelino, que volverse a equivocar con una élite tradicional, ¿qué piensa de eso?

Soy consciente y respeto profundamente la amistad que hay entre Jorge Iván y Angelino, no tengo problema con Angelino pero le critico su oportunismo. Él no es un delincuente ni es Dilian Francisca Toro, pero repito en nombre de la amistad la Alianza Verde no puede caer en la complicidad. Qué decida hacer Jorge Iván como persona es respetable, pero tenemos que cumplir las reglas de la Alianza Verde.

Algunos han hablado de promoverle un proceso de pérdida de investidura al senador Ospina por una posible doble militancia. ¿Qué piensa de eso?

Los debates y discusiones políticas hay que resolverlos conversando. Eso de judicializar las controversias políticas no tiene sentido. Esto es una controversia que se puede resolver amigablemente y sobre la mesa. No me parece que se deba promover ese proceso, hay que calmarse. Si al final Jorge Iván decide dejar la Alianza Verde para irse a construir un proceso con Angelino Garzón, a mí de dolerá, pero si eso es lo que él quiere hacer, que se vaya tranquilo y veremos cómo construimos y nos encontramos en el camino, pero no creo que volver las controversias en líos judiciales de demandas de pérdida de investidura sea la manera de resolver esto.

¿Qué percepción tiene de Cali?

Cali es la tercera ciudad de Colombia y me preocupan mucho tres cosas: el tema de la seguridad, la tasa de homicidios es inadmisible, la matazón de jóvenes, las lesiones personales. Eso hay que pararlo. Cali debe retomar el principio de que la vida es sagrada. Hay que mejorar la seguridad. Hay que tener más y mejores policías, más y mejores jueces. Hay que tener una protección de ciudadanos mucho más eficaz. En Cali no se pueden seguir matando los jóvenes de la manera en que lo están haciendo.

Lo segundo es el racismo y la exclusión, aquí no se pueden seguir comportando como un reino feudal en el que unos valen más y otros menos, en el que hay ciudadanos de primera y de segunda categoría. Eso no solo mata a jóvenes y familias enteras de caleños, sino que le resta oportunidades al Valle en talento humano, en inversión, en crecimiento. Lea también: Novela por aval para Angelino Garzón también enfrenta a la Alianza Verde

Lo tercero es hay que derrotar la corrupción. Cali no puede estar condenada a que las mafias de siempre la asalten. Este departamento se va a volver a exponer a elegir una persona a la Gobernación, que más prontuario que trayectoria para que se termine cayendo, por uno de sus mil enredos con la justicia y otra vez tengan una interinidad de siete gobernadores. ¿Es eso lo que el Valle se merece?

Parece no temerle a nada, ¿a qué o quién le tiene miedo?

Yo si le tengo miedo a muchas cosas: a la muerte, al desamor, a la desesperanza. Hay que perseverar en no perder la fe en nada, ni en la vida, ni en el amor ni en el país. Yo le tengo miedo a muchas cosas, lo que pasa es que uno tiene que tener rigor y valor y más en un país tan difícil por el machismo, por la corrupción, por la guerra. En un país como Colombia uno no puede ser temerario, pero tampoco puede renunciar ni al rigor ni al valor para vivir.

La parapolítica

Usted reveló al país la dimensión de la parapolítica hace más de una década. ¿Se siente satisfecha con los resultados de la justicia en ese tema?

Sí. Hace 10 años cuando empezamos a denunciar la parapolítica, esta gobernaba a Colombia. La parapolítica tenía presidente, tenía la mitad de las gobernaciones del país, el 40% del Congreso y gobernaba completamente impune. Hoy no tiene la Presidencia, tiene un 20% , no la mitad de las gobernaciones, tiene un 17 % y no el 40 % del Congreso. Esa ha sido una lucha muy dura. A cada

generación y en cada década nos ha tocado confrontar unos males enormes. En los años 80, cuando estaba chiquita, hubo una generación mayor a la mía que le tocó enfrentar a la mafia, a los Pablo Escobar, a que no sometiera la mafia por la violencia al Estado. Cuando era adolescente, en los 90 nos tocó confrontar el narcoterrorismo que pretendía silenciarnos, luego en los 2000, la parapolítica y en cada batalla la sociedad ganaba.

La sociedad derrotó a Pablo Escobar, al narcoterrorismo, se logró domesticar a la parapolítica y esta generación va a domesticar también a las Farc y al ELN. Ha sido con esfuerzo, pero ha valido la pena y ha rendido sus frutos.

¿O sea que el país aprendió la lección?

Creo que sí. La ciudadanía y la sociedad si han aprendido la lección, porque es más crítica, no come entero, exige, se indigna. Necesitamos que se movilice de una manera más eficaz con el voto, con el control político. La ciudadanía ha aprendido la lección y sabe que el dinero fácil mata, que las mafias roban; ha aprendido de manera más rápida que la clase política, que es más irresponsable, aprende menos, es más oportunista, pero en un balance, creo que la sociedad ha aprendido, ha avanzado, ha mejorado.

Se acercan las elecciones regionales, varios parapolíticos salieron de las cárceles y ostentan el poder con terceros o testaferros, existe el temor de que estos también las bacrim influyan en estos comicios…

Pueden y sin duda quieren. Otra cosa es que los dejemos. Eso se puede mitigar con el voto. Eso es lo que les puede conferir o negar poder. Hay que ejercer el voto con inteligencia, con decencia y con coherencia. Hago ese llamado desde ya, que es el mismo que hice cuando era investigadora de la MOE y periodista. Hoy lo hago como senadora, porque cuando digo que en estos años hemos ganado, lo hemos hecho por conciencia y movilización de la ciudadanía. Es la movilización de la ciudadanía la que forza a la justicia a actuar y hacer su parte. Ese método nos ha funcionado y tenemos que perseverar en él. Combinar un voto limpio e inteligente con una acción ciudadana coherente y con una justicia limpia e imparcial. Esas tres cosas son las que podemos usar y tenemos que seguir usándolas.

En estas elecciones van a tratar de influir las bacrim, pero estas no son ni la sombra de lo que eran los paramilitares, tienen menos poder político, menos poder armado, pero sí tienen igual poder económico y por esa vía es que sobornan y corrompen. Hay que estar alertas y hablar claramente, decirle a la ciudadanía quien está aliado con ellas o quién tiene antecedentes, porque el que ha sido no deja de ser. Hay que tener criterios para no caer en la misma trampa.

La reforma de equilibrio de poderes

¿Usted sí cree en esta reforma de equilibrio de poderes?, ¿Considera que puede llegar a solucionar problemas en lo político y en lo judicial?

Creo que puede llegar a solucionar algunos problemas. Desde la Alianza Verde tenemos una visión de cuál es el desequilibrio del poder, que es muy distinta a la del Gobierno. El desequilibrio en este país está entre los ciudadanos y los poderosos y eso es lo que hay que tratar de cerrar. Darle más herramientas al ciudadano para que haga control político, para que pueda judicializar lo que está mal, para que pueda rendir cuentas a los congresistas.

Esta reforma no dice una sola letra sobre ese desequilibrio y no le da un mínimo de poder al ciudadano. La visión del Gobierno es que hay que equilibrar el poder entre poderosos, el poder entre las ramas del poder público. No digo que allí no haya problemas, pero no me parece el principal problema.

Sin embargo, creo que va a servir porque el análisis del Gobierno de que ha desequilibrado el poder entre poderosos sí tiene razón de ser. Cuando el Gobierno dice tenemos que eliminar la reelección presidencial porque causa concentración de poder, corrupción, abusos y que es inconveniente para una democracia, tienen razón en ese diagnóstico. Eliminar la reelección presidencial y la reelección en cualquier alto cargo, es una manera de desconcentrar poder en Colombia y eso ayuda.

Lo segundo es que en la rama judicial hay dos problemas que han desequilibrado: uno, los magistrados y el fiscal tienen impunidad y cualquier servidor público con impunidad abusa del poder o cae en corrupción. Si los congresistas hacen lo que hacen y tienen doble juez, imagínese que no harán los que no tienen juez. Aquí no estamos viendo casos como el de Villarraga o Pretelt por excepción, sino porque hay impunidad garantizada y eso se presta a abusos y a corrupción.

¿Qué hemos hecho en esta reforma? Quitar esa impunidad, crear un mecanismo de juzgamiento, que tengan un juez, una ley con garantías. Pero que no sean una rueda suelta, que los magistrados y el fiscal también tengan controles. Eso es un diagnóstico acertado y yo creo que la solución que se está construyendo con el tribunal de aforados es la correcta.

Lo segundo, que ha sido un gran problema de desprestigio e ineficacia para la justicia, es que no tiene un sistema de administración judicial eficiente. El Consejo Superior de la Judicatura no sirve, no solo por haber tenido persona indeseables, sino porque está mal diseñado, porque no se pensó como un esquema de gerencia sino como una sala de magistrados para comprar un lápiz. Es una entidad que hay que rediseñar para que la justicia le llegue al ciudadano, que los juzgados tengan papel, para que los magistrados, jueces y empleados de las regiones tengan también vocería en cómo se administra la rama. Es que la rama es un monopolio de los presidentes de las altas cortes, cuya opinión es muy importante y va a seguir siendo parte, pero los empleados, los magistrados de las regiones y los jueces también son parte importante de la rama.

Creo que democratizar la representatividad dentro de la rama, darle un instrumento gerencial eficaz también le va a ayudar a la justicia. En eso hay un diagnóstico correcto del Gobierno, solo toca esos dos aspectos puntuales, pero creo que tiene razón en que si las dos se reforman bien, pueden mejorar muchas cosas del funcionamiento de la justicia.

Entonces, si es tan buena, ¿por qué hay tanto descontento en la rama judicial y han pedido hasta constituyente los presidentes de las altas cortes y el Fiscal?

Porque tocarle los callos a los poderosos les duele y ellos tienen como apretar y gritar muy duro.

¿Cree que el autor de todo este último ruido con la constituyente es el fiscal?

Creo no, es evidente. El fiscal ha salido dos veces a tratar de hundir esta reforma de frente y por debajo de la mesa lo hace todos los días. No entiendo porqué el fiscal le teme tanto a la justicia. A mí me parece una paradoja que un hombre que aplica justicia todos los días, le tema tanto a la justicia. El que no la debe no la teme. Creo que Eduardo Montealegre es un hombre decente. Yo tengo muchas controversias con él por su ejercicio, pero no creo que sea un delincuente. No entiendo porque teme tanto.

Cuando veo el escenario político y veo a que a Uribe le revienta la reforma porque le elimina la reelección y él quiere volver al poder, y veo que a los magistrados y al fiscal, que tienen impunidad, les revienta porque quieren mantener esa impunidad, digo: si está apretando a los poderosos es porque esta reforma sirve. Si les gustara y estuvieran complacidos y nos felicitaran todos los días es porque no estamos haciendo nada. Si los poderosos se sienten apretados y controlados por esta reforma es porque estamos acertando.

¿Por qué el Fiscal y los presidentes de las altas cortes reaccionaron con tanta vehemencia en esta última etapa de la reforma?

No, el fiscal ha tratado de hundir esta reforma desde el segundo debate. Lo que pasa es que se están viendo perdidos y están actuando con un poco de desespero. A mí me devuelve la fe en la justicia que los magistrados hayan salido a descalificar al fiscal y los presidentes de las altas cortes, no los consultaron en esa idea loca de hacer una constituyente con las Farc. Una cosa es una locura de los señores Bustos y Montealegre y otra cosa que los magistrados hayan perdido la razón, si los desautorizaron ni hablemos de eso, que no tenía sentido y era una locura y que nadie les iba a secundar.

Han tratado de hundirla desde el día uno, por qué ahora actúan con tanto desespero, porque ven que la reforma va a salir y va a salir bien y les va a quitar la impunidad, porque va a democratizar el poder dentro de la justicia. Los presidentes de las altas cortes no pueden seguir manejando como reyezuelos el poder judicial en Colombia deben tener control y democracia interna. En la Rama son muchas más voces que los presidentes de las altas cortes y por muy indigno que a ellos les parezca compartir con los jueces y con los empleados la administración de la rama, van a tener que hacerlo.

La creación del tribunal de aforados, ahora comisión, ha generado críticas, especialmente por la conformación. ¿Es correcto como se plantea o hay que hacer cambios?

He liderado esa propuesta, yo la hice, se aprobó en dos debates en Senado y luego se hundió en Cámara y volvió a surgir. Yo no tengo aquí ningún interés personal ni venganza contra nadie. Lo único que quiero es acabar con una impunidad que le hace daño a la justicia. Hemos escuchado argumentos. ¿Por qué empezamos proponiendo una corte, un nuevo tribunal y vamos en una comisión?, porque con muy buenos argumentos de justicia, académicos, exmagistrados, el actual fiscal y el presidente de la Corte Suprema nos convencieron de que crear una nueva corte era inconveniente, que Colombia ya tenía cuatro cortes y que de hecho ya había mucho choque de trenes entre ellas, que había que respetar a la Corte Suprema como a la máxima instancia penal en el país, que no le creáramos un competencia, porque era inconveniente. Entonces pensamos en un esquema que quite la impunidad, pero no viole la Corte Suprema y eso es lo que hicimos.

La Comisión de Aforados es un buen esquema porque hay tres cambios fundamentales. Hoy a los aforados los investiga un grupo de políticos, que son congresistas, que pueden ser ignorantes o ebanistas o médicos, todo menos abogados; ahora con la Comisión de Aforados, un grupo de magistrados con 20 años de experiencia en el tema penal, es el que va investigar, sacamos a los políticos del medio y metemos a los abogados decentes escogidos por meritocracia, ese es el primer cambio fundamental.

El segundo cambio es que antes los políticos investigaban y luego en la Cámara hacían de jueces, en adelante si esta comisión encuentra un delito acusará ya no ante la Cámara sino ante la Corte Suprema directamente, sin que los congresistas metan la mano. Y el tercer cambio es que los aforados tendrán las garantías de juzgamientos con doble instancia para que no haya abusos. Este esquema que se está creando es mucho mejor que el que hay. Infalible no es, pero el diseño institucional es mucho mejor y va a garantizar que haya juez, ley y por lo tanto que no haya impunidad.

¿No teme que la meritocracia no se aplique y termine escogiéndose a recomendados políticos?

Si temo, los diseños institucionales no son buenos ni malos. Son buenos si logran tener equilibrio entre los diferentes poderes y si tiene siempre vigilancia ciudadana. En la Comisión de Aforados va a haber un procedimiento cruzado para la elección para tratar de sopesar que tengan legitimidad y a su vez meritocracia. Los cinco miembros se elegirán por un concurso público abierto que hace la rama judicial, regido por las normas transparentes, es decir habrá audiencia pública. Los ciudadanos verán las hojas de vida, podrá ir a una audiencia a entrevistar un candidato, la trayectoria estará a la luz pública por meses. Esa lista de elegibles va a ir al Congreso y este en pleno va a escoger a los cinco miembros.

Hay equilibrio con un componente meriticrático y transparencia con la ciudadanía. La tercera garantía es que tiene periodo fijo de 8 años. Ese diseño es el que contribuye a una sociedad mejor, pero nada de esto es infalible. Toca estar encima, vigilar, controlar.

El proceso de paz

Usted es defensora del proceso de paz. ¿Siente que este ha caído en una dinámica muy lenta y estamos al ritmo de las Farc?

No. Lo que siento es que todos los colombianos tenemos un dolor enorme porque le hemos apostado a este proceso de paz con ilusión con decisión y confianza y el asesinato de nuestros soldados en el Cauca nos dolió hasta lo profundo del alma. Tenemos mucho dolor y desilusión y con razón.

Y por otro lado, el proceso en su dinámica está estancado porque se llegó al punto crítico, que es cómo le va ir al pellejo de los que están negociando, mientras que hablaron de los demás negociaron rápido, pero ahora que hablan de cómo les va a ir a ellos es cuando se estanca cualquier proceso de negociación. Eso ha pasado en todos los procesos de paz del mundo. Estamos trancados porque cada quien quiere impunidad para ellos y justicia para los demás. La verdad es que como sociedad, si queremos la paz, vamos a tener que presionar a los unos y a los otros a que lleguemos a un acuerdo de un mismo estándar de justicia para todos.

¡Y cómo debe ser ese estándar o modelo de justicia transicional para todos?

Poquita cárcel, pero mucha verdad y reparación, eso es justicia transicional. Menos cárcel a cambio de más verdad y reparación del conjunto de la sociedad. Vamos a tener que llegar a una cosa en la que haya unos años de cárcel, no estoy de acuerdo en que ni para militares que cometieron falsos positivos ni para miembros de la guerrilla que cometieron crímenes de lesa humanidad haya impunidad absoluta o cero cárcel, no. Creo que debe haber un mínimo de justicia para todos, 5 a 8 años fue lo que hizo la Ley de Justicia y Paz con los paramilitares, creo que debe ser algo más o menos de ese estilo para los crímenes más graves y para los principales responsables. Tenemos que lograr llegar a ese esquema porque lo que tiene atascado el proceso es el tema de justicia, cada quien tira para su lado, no se le puede dar gusto a ninguno.

¿Cómo vencer el escepticismo de hoy frente a la paz?

Con resultados y liderazgo. Y aquí el Presidente tiene una deuda con Colombia, se metió en un tema difícil porque acabar la guerra y hacer la paz en el país es muy difícil. Le agradezco que se haya metido en esa tarea, pero le hago el llamado de atención de que le ha faltado liderazgo y carácter para concretar esa tarea. Necesitamos que la persona que se embarcó en esto, tenga el liderazgo y

carácter de sacarlo adelante, y lo segundo es que produzca resultados. Los colombianos no estamos pidiendo nada extraordinario, pedimos que la seguridad mejore, que haya justicia y que culmine esa negociación pronto y nos permitan ratificarla en las urnas. Para eso es que se necesita el liderazgo del Presidente.

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