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Presidente Gustavo Petro.
Aunque representa a un país petrolero, Petro está empeñado en promover la lucha contra los combustibles fósiles. | Foto: Presidencia

Colombia

Petro incluyó a Colombia en un tratado contra los combustibles fósiles, pero sin peso legal y suscrito por apenas 11 países insulares

Durante su participación en la cumbre climática COP28, Gustavo Petro adscribió a su país en un tratado internacional apenas incipiente.

3 de diciembre de 2023 Por: Redacción El País

El presidente colombiano Gustavo Petro confirmó el sábado, 2 de diciembre, desde la COP28 de Dubái, la adhesión de Colombia a un tratado internacional contra los combustibles fósiles que, sin embargo, no tiene fuerza legal. Se trata del Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, surgido en 2019 tras una iniciativa organizada por archipiélagos-estado en el Pacífico, Asia y el Caribe.

De hecho, Colombia es el primer país no insular que se vincula a este tratado, inegrado por países como Vanuatu, Tuvalu, Tonga, Niue y, recién suscrito el viernes pasado, la República de Palau.

No obstante, las intenciones de sostenibilidad que se promueven en este tratado, es innegable que Colombia es la cuarta potencia petrolera de Latinoamérica, una diferencia considerable respecto a las otras naciones suscritas, cuyas economías no dependen del crudo.

A pesar de los esfuerzos en materia de energías renovables, adelantados por el Gobierno Petro, a la fecha más del 38 % de la matriz energética de Colombia proviene del petróleo y el 25 % del gas, según la entidad independiente Global Energy Monitor.

Aunque el Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles busca tener un impacto similar a los pactos contra la energía nuclear, creando un movimiento de cancelación sobre nuevos proyectos de explotación y producción de combustibles fósiles, el camino apenas empieza a sumar apoyos. Por el momento, el tratado reúna las naciones de Vanuatu, Tuvalu, Fiyi, las Islas Salomón, Tonga, Niue, Timor Oriental, Antigua, Barbuda, Palau y ahora también a Colombia.

A esto se suma el aval que recibió el texto del tratado, por cuenta del Parlamento Europeo, la Organización Mundial de la Salud y “100 ciudades y gobiernos subnacionales”, según un comunicado de prensa de la organización.

El Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles surge originalmente como una iniciativa de organizaciones no gubernamentales ecologistas y de científicos, que fue ganando fuerza en la última década, hasta que algunos países empezaron a adoptarlo y promoverlo en los grandes debates mundiales.

El presidente de Timor Oriental, José Ramos-Horta, invitó a las naciones del mundo: “Es hora de que (los países) se unan a nuestro creciente grupo (...). Cualquier otra cosa son lágrimas de cocodrilo”, sostuvo.

Por su parte, el presidente Petro, cuyo país produce un millón de barriles de crudo a diario, manifestó que “es una paradoja que aquí en esta mesa esté un país como el que yo represento, porque nosotros también vivimos del petróleo”.

A propósito de este tratado, Petro comentó que “allá en mi propia sociedad se diría: ¿cómo se le ocurre al presidente producir un suicidio económico? Y resulta que esto no es un suicidio económico; estar aquí es tratar de evitar un omnicidio, la muerte integral de todo lo existente”.

No obstante, el Gobierno colombiano ha confirmado que la explotación petrolera y las exportaciones no se detendrán, pero plantean una transición energética que aún no es muy clara.

Al respecto, otro de los líderes de este tratado, el primer ministro de Tuvalu, Kausea Natano, indicó que “la disyuntiva entre ser ambicioso o realista es falsa”.

Según la comunidad científica y los climatólogos, el calentamiento del planeta provocará un aumento del nivel del mar que amenaza la existencia de islas y archipiélagos, en primer lugar. Por esta razón, Australia ofreció hace un mes refugio climático a 11.000 de los habitantes de Tuvalu.

En coherencia con los objetivos de este tratado, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, consideró que “enfrentarse al cambio climático significa enfrentarse al papel de los combustibles fósiles”.

En la COP 28 de Dubái avanzan las propuestas, pero lo que buscan es llegar a las acciones. Por el momento, 116 países se han comprometido voluntariamente a triplicar la capacidad instalada de energías renovables de aquí a 2030. Estas naciones se esforzarán por “trabajar juntos” para aumentar las capacidades renovables globales (energía eólica, solar, hidroeléctrica, etc.) hasta los 11.000 gigavatios (GW), en comparación con los cerca de 3.400 GW actuales.

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