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Abusos sexuales y violencia contra la infancia: un problema que superó los límites de gravedad
En Colombia, niños, niñas y adolescentes están indefensos ante la perversidad de los adultos y mueren empezando a vivir.
¿Qué se puede esperar de una sociedad en la que el papá viola a su hija de 15 años y la solución que le da la mamá es, ‘relájese y disfrute’? ¿A qué nivel de degradación se ha llegado, si una madre deja a su hija menor al cuidado de la hermana mayor –para no exponerla con desconocidos– y esta utiliza a la niña para hacer videos de contenido sexual explícito que vende a sitios de internet en el exterior?
Conmueven crímenes como el de Diana Tatiana Rodríguez Quintero, de 11 años en Buenaventura, supuestamente a manos de su tío, Jhon Edwar Quintero Urquiza. Estremece el de Emily Zuleiny Barrero en Santander de Quilichao, presuntamente por su primo Luis Javier Ruíz Díaz. Asusta el de la niña indígena Yuliana Chirimuscay Velasco, en Silvia, Cauca. Horroriza el abuso sexual contra dos hermanitas de 11 y 7 años en Andalucía, al parecer, por su padrastro. Pero la lista de atropellos contra los niños, las niñas y los adolescentes (NNA) en Colombia no tiene adjetivos que dimensionen la gravedad de la problemática.
Ya la inasistencia alimentaria se ha normalizado y no resulta grave frente a los homicidios, violaciones, abandono, negligencia, maltrato, explotación sexual, laboral y comercial que persiguen a los más pequeños. Ser vulnerables por su edad, los hace sujeto de todos los delitos, que ocurren de puertas para adentro.
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Al capitán John Jairo Barrera, jefe de Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana de Cali, le aterran las cifras: en 2019, con corte al 3 de junio, han atendido 2199 denuncias por delitos contra niños, niñas y adolescentes, frente a 2250 ocurridos en igual lapso de 2018. Es como si todos los estudiantes de un gran colegio público, como los hay en Cali, hubiesen sido víctimas de un hecho delictivo así.
De esos 2199 actos que atentan contra la niñez, 334 fueron lesiones personales, por cruzar las fronteras invisibles en el Distrito de Aguablanca, donde ninguna comuna es libre de ellas. En 2018, 327 menores fueron heridos con arma blanca o de fuego. Y este año ya se superó la cifra.
Este año, 42 adolescentes murieron empezando a vivir, antes de los 18 años, muchos por el absurdo de cruzar al otro lado de la vía, al lado de la muerte, o víctimas de la instrumentalización que de ellos hacen las bandas criminales.
“A pesar de que los homicidios se han reducido en Cali, es alarmante la cifra de menores de 18 años que mueren en forma violenta”, afirma el capitán Barrera, previendo que la cifra puede crecer este año.
Por actos sexuales con menores de 14 años, este año van 268 casos, niñas en su mayoría, según cifras de la Policía, a las que les robaron su inocencia. En 2018 fueron 345 casos en el mismo lapso, lo que significa una ligera reducción en 2019. Al menos 77 casos menos.
Y el 90 % de ellos, son cometidos por personas de su núcleo familiar: padrastros, papás, abuelos, hermanos, tíos, primos y hasta padrinos, dice Wilfredo Salamanca, comisario de familia de Andalucía, encargado del caso de las hermanitas en ese municipio.
El funcionario confiesa que, lamentablemente, a diario encuentra situaciones muy amargas de violencia física, psicológica, económica y que las mayores víctimas están entre los 5 y los 12 años.
En cambio, la violencia intrafamiliar contra los niños va en alza. En 2019 van 326 maltratados, frente a 178 denuncias por ese motivo en 2018, hasta junio 3. Es decir, 148 más que han sufrido golpes a su cuerpo, a su autoestima, a su ser.
Un agente de investigación criminal no lo podía creer, cuando hace un mes recibió una denuncia de videos que le llegaron por redes sociales, en los que una niña de 7 años hacía ademanes y gestos de sexo explícito. En conjunto con el CTI de la Fiscalía lograron identificar que la victimaria de la niña era su propia hermana mayor, quien se quedaba cuidándola mientras su madre trabajaba.
“La joven, de 22 años, era modelo webcam y empezó induciendo a la niña a ‘jugar’ haciendo lo mismo que hacía ella y la menor la imitaba creyendo que era un juego y por eso nunca lo dijo”, dice el investigador criminal.
La mujer está en la cárcel de Jamundí, mientras se le dicta sentencia. En el allanamiento a su vivienda, las autoridades le encontraron 154 videos con contenido sexual explícito que distribuía en distintos países, pero los bloqueaba para que no fueran visibles en Colombia. Así, la madre terminó con una hija en prisión y la otra vulnerada sexualmente.
“La joven no trabajaba porque esa actividad es muy rentable y no se expone a los riesgos de la prostitución, todo lo hace en su casa, solo necesita un plan de datos móviles”, dice el investigador.
Otro agente investigó dos casos en los que los padrinos, aprovechando la cercanía con la familia, instrumentalizaban a sus ahijadas para la explotación sexual y comercial. “Con engaños y artimañas, dándole juguetes y dinero, las inducían a permitir el abuso sexual, y después vienen las amenazas de “no comentes esto a nadie, porque sino, le hago daño a tu mamá, a tus hermanos, etc.”, explica.
“El abuso sexual es un delito silencioso y sistemático, que mantiene coaccionado al niño, niña o adolescente y por eso pasa años repitiéndose, o muchas madres, no creen la versión del pequeño”, afirma el comisario Salamanca.
Más desgarrador le resultó al capitán Barrera, escuchar a una joven de 15 años en el Distrito de Aguablanca, que vivía con su papá y su madrastra, pero este abusaba sexualmente de ella. Y cuando buscó ayuda con su madre, esta le dijo: “yo no voy a hacer nada, relájese y disfrute”. La niña contó esto en el colegio, que llamó a Infancia y Adolescencia, se siguió la ruta de atención y el hombre ya está en la cárcel y la joven en el ICBF.
Ante una madre negligente, que no denuncie el abuso de sus hijos, el ICBF interpone la denuncia, la Fiscalía investiga y puede judicializarla. Como hicieron con la abuela, el padrastro y dos personas más que fueron capturadas porque explotaban sexualmente a una niña de 8 años: cobraban dinero porque ella tuviera relaciones con adultos.
Otro atentado contra la niñez en Cali, son los homicidios de menores de 18 años, originados por la instrumentalización de ellos para cometer delitos, sicariato, hurtos y tráfico y venta de estupefacientes, según Policía de Infancia y Adolescencia.
“La principal preocupación es el homicidio de muchos jóvenes involucrados en pandillas o en hechos delincuenciales, donde tienen un alto riesgo en ser víctimas de homicidio”, afirma el secretario de Seguridad de Cali, Andrés Villamizar.
Sin embargo, destaca que la cifra viene en descenso: en 2017 fueron asesinados 159 adolescentes antes de los 18 años; en 2018 bajaron a 102, con una reducción del 36 %. Y en 2019, hasta junio 1, perdieron la vida 42, pero en igual periodo de 2018, fueron 52 y en 2017, eran 68, lo que significa una reducción del 18 %, señala el Secretario de Seguridad y Justicia. Más triste es saber que no sobrevivieron a los 15 años, 11 en 2017, 9 en 2018, y 8 en 2019, con corte a junio 1.
Villamizar atribuye la instrumentalización de los adolescentes para el delito, al trato preferencial o más benévolo que el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes otorga a quienes aún no cumplen 18 años. “Es una herramienta que busca protegerlos, pero termina generando el efecto contrario, porque aprovechan las bandas criminales. Por eso vemos de manera sistemática, la utilización de adolescentes para cometer homicidios y hurtos”, dice Villamizar y cita el caso del autor del atraco en la Autopista Sur, cuyo video se viralizó en redes: solo tiene 16 años.
“Se han incrementado las penas para quienes instrumentalizan a los menores, pero hay que replantear de fondo el sistema penal de responsabilidad para adolescentes”, cuestiona, pero admite que no es fácil demostrar que utilizan menores para delinquir: hay que hacerlo con inteligencia e investigación judicial y “desarticular la banda completa, donde caigan los jefes, los verdaderos responsables que sí son mayores de edad”.
“La lección que nos dejan las alarmantes cifras de vulneración de derechos, es que la protección de los niños, niñas y adolescentes es 24/7; no podemos parar ni un momento en la construcción de entornos protectores para ellos; y esto exige el acompañamiento y las acciones de todas las entidades del Sistema Nacional de Bienestar Familiar”, dijo el director del ICBF, seccional Valle, Carlos Humberto Bravo.
El intendente Gelmair Velásquez dice que las denuncias aumentan porque los NNA ya son conscientes de los abusos y maltratos, por la campaña de prevención ‘Abre tus ojos’, que la Policía de Infancia y Adolescencia adelanta en los colegios públicos de Cali, 27 de ellos, priorizados por la recurrencia de estas problemáticas.
La campaña aborda 36 temáticas como prevención de delitos sexuales, de consumo de sustancias psicoactivas, manejo de redes sociales, maltrato infantil, responsabilidad parental y se replica en parques, centros comerciales y comunas.
Autoridades y entidades invitan a la ciudadanía a denunciar las violencias contra los NNA y hacen un llamado a los padres de familia, pues generalmente las violaciones a sus derechos se presentan en familias fracturadas, disfuncionales, con papá ausente y mamá dependiente de un compañero, padrastro para los niños.
Igualmente, alertan de no darles a los hijos acceso a redes sociales desde temprana edad, pues atienden muchos casos de abuso cibernético: mandan fotos o videos y creen que con borrarlos es suficiente, pero el contenido ya se ha hecho viral y es incontrolable y difícil detenerlo.
“El llamado es a la familia, a la responsabilidad que nace desde el hogar; hay un proyecto de ley para prohibir los teléfonos móviles en los colegios, cuando es algo que podríamos controlar desde la casa”, cuestiona el intendente Gilmar.
Bravo plantea que como el mayor número de casos ocurre al interior del hogar, “las familias deben ser fortalecidas hasta que se consoliden en entornos protectores y garantes de derechos de los niños y principales agentes de transformación social. Lo ideal es llegar a que ningún NNA sea vulnerado; y es una tarea de todos: familia, estado y sociedad”, dice.
La Secretaría de Seguridad y Justicia de Cali trabaja prevención del abuso sexual en 11 comisarías de familia, incluida una móvil que recorre las comunas y área rural.
Colombia, en la mira
En el estudio Comparación de Índice de Peligros para la Niñez entre 2000 y 2019, realizado por ‘Save The Children’, Colombia mejoró 68 puntos, en especial por su reducción de homicidios de niños y de niñas. Y se clasificó en el puesto 118, entre 176 países calificados.
En el año 2000, el país marcaba en esta medición 691 puntos y en 2019 marcó 761, sobre una escala positiva de 1000. Según la ONG., si en el año 2000., en Colombia “muchos niños y niñas se están perdiendo su niñez”, hoy la situación toca solo a algunos.
Cifras Icbf
Cifras del ICBF regional Valle, registran que este hizo restablecimiento de derechos a 4230 NNA de 2015 a 2019.
Las víctimas de violencia sexual-abuso sexual, atendidas por ICBF fueron 680 en 2015; 967 en 2016, 1125 en 2017, 114 en 2018 y 248 en lo que va de 2019, para un total 4134 por este ítem.
Por este y otros delitos contra la infancia, el ICBF hizo 698 restablecimiento de derechos en 2015, 995 en 2016, 1143 en 2017, 1139 en 2018 y este año van 255 casos.
Otro delito es la explotación sexual comer- cial, con 13 casos en 2015, 24 en 2016, 17 en 2017, 21 en 2018 y 5 en 2019, para un total de 80.
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